Los choferes de larga distancia cobrarán, con efecto retroactivo a marzo, $1.400 de básico. Empresarios del sector estiman que el costo del aumento es superior al 40% y reconocen que se trasladará a los boletos. El paro con el que la Unión Tranviarios Automotor (UTA) pensaba arruinarle los planes de Semana Santa a buena parte del país ya quedó descartado, pero las amenazas sindicales no fueron en vano y a partir de ayer -con efecto retroactivo al primero de marzo- los choferes cobrarán un básico conformado mensual (básico más presentismo) de 1.400 pesos, además incluyó mejoras en distintos adicionales que levantaron el piso del sueldo mínimo para la actividad en 1.600 pesos y permitirá -por ejemplo- a un empleado de 12 años de antigüedad cobrar aproximadamente unos 2.500 pesos por mes.
Si bien los medios nacionales cuantificaron en un 23% la mejora salarial que recibirán los trabajadores del volante, los empresarios del sector consultados estimaron que el costo salarial para las compañías aumentaría más del 40%, ya que se incorporarán al sueldo básico los incrementos otorgados oportunamente por el gobierno nacional además de otros ítems que hasta ahora se pagaban como adicionales, situación que incrementará fuertemente las cargas sociales que deben abonar las empresas, ya que éstas se calculan sobre el básico.
La consecuencia más directa para los usuarios de servicios de ómnibus de larga distancia será un aumento en los precios de los pasajes. En ese sentido, los empresarios consultados reconocieron que verán modificada su estructura de costos y aseguraron que los aumentos en los precios serán la única manera de equilibrar sus balances y, aunque no quisieron brindar mayores precisiones hasta conocer todos los pormenores de nueva escala salarial, estimaron que los boletos pasarán a costar hasta un 10 por ciento más.
Sobre el particular, el gerente de la Empresa Río Uruguay, Darío Escravioft, aseguró que las empresas no estarían en condiciones de afrontar estos aumentos, y se quejó por la reducción de pasajeros que se podría generar a partir de los nuevos precios.
Otro empresario fue mucho más duro con la medida, «no entienden que una empresa no puede pagar sueldos de primer mundo en un país que todavía
está bien metido en el tercero. Esto tampoco le conviene a los trabajadores porque si baja la actividad las empresas van a tener que despedir gente», consideró.
La debilidad
