La debilidad

Cuesta entender la lógica detrás de la aprobación de un sustancioso incremento salarial para los choferes de ómnibus, justo en medio de una agresiva campaña oficial en contra de los aumentos de precios.

No es necesario hacer números para entender que un aumento para los trabajadores del volante se traduce en un alza inmediata en los precios de los boletos. Sin embargo, los mismos funcionarios nacionales que -con el argumento de evitar aumentos de precios- ponen el grito en cielo cada vez que los productores yerbateros misioneros piden una mejor remuneración, no se animaron a decir nada en contra de los planteos de la poderosa UTA.

Aún considerando que los consumidores que defiende Vaca Narvaja toman mate y no viajan en colectivo, cuesta entender el concepto de justicia social que maneja un país que paga a sus choferes hasta cuatro veces más que a sus maestros y no le permite aumentos a sus pauperizados productores.

Este escenario plantea dos conclusiones posibles: o bien el gobierno le tiene un cariño especial a los choferes o es muy frágil a la presión de algunos sindicatos.

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