Ingreso: los alumnos y sus dificultades

Los estudiantes señalan que al principio los invade la incertidumbre. Destacan la importancia de las clases de apoyo en su modalidad presencial. En el proyecto realizado en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM revela la falta de recursos que tiene el estudiante en el ingreso, se deja entrever además que muchos jóvenes no terminan de definir lo que quieren estudiar y se inscriben en tres y hasta cuatro carreras de manera simultánea.
A eso se suma la cantidad de alumnos que provienen del interior de la Provincia y deben costearse los estudios. Así, las autoras de la investigación coinciden que la universidad se ha convertido en un «espacio de contención».
Cada alumno tiene una situación única y particular que hace imposible minimizar el problema de la deserción universitaria a las competencias, conocimientos, y saberes con los que cuenta o no el ingresante.
En ese sentido, los estudiantes reconocen las dificultades que les acarrea el paso por la universidad. Otra forma de vida, otra modalidad de estudio.


Perspectiva estudiantil

Marcela Martínez es estudiante de Trabajo Social y comenzó la carrera el año pasado. «Al comienzo me sentí sola porque no entendía mucho, pero una vez que entré me sentí más acompañada porque hay muchas clases de apoyo, los profesores ayudan mucho, de mi parte no encontré nada», sostuvo.
Señaló que en principio no comprendía cómo desarrollar las actividades del libro del ingresante, que alcanza a 6.000 en sus tres ediciones.
«Cuando compré el libro del ingresante no entendía, pero mientras ingresamos al curso de ingreso nos dieron una semana más parar la carpeta, yo no entendía, duró un mes. No era eliminatorio, el que no aprovecha esta oportunidad pierde», dijo.
A su turno, habló Alfredo Decci, estudiante de Comunicación Social, quien ingresó en 2001. «Al principio estuve muy acompañado por las agrupaciones y los que trabajan en la Facultad, después uno se va a sintiendo un poco solo. En cambio en el cursillo de ingreso sentí la ayuda de todos, al menos en la Facultad de Humanidades yo conocía gente, pero hay chicos del interior que les cuesta más acercarse a buscar información, lo que me quedó es que los ingresantes superan a las personas que están para atenderlos», relató.
Cris Orozco cursa la carrera de Licenciatura en Antropología Social e ingresó en el año 2003.
«Al principio estuve muy sola, faltaba, me costó mucho, somos pocos los de esta carrera, nos arreglamos, al cursillo vine un día, como no era obligatorio y para sacar las dudas supuestamente el cuadernillo te daba todo, en Exactas en cambio hay que hacer un informe después. Es en definitiva lo mismo pero lo de ellos fue mucho más acompañado y las tareas se daban en la clase», relató.
Para María Rosa Lescafette, otra estudiante de Antropología, el cursillo de ingreso fue positivo.

«Vinimos con una compañera de la secundaria y estaba totalmente desorientada y no sabía para donde ir. Uno se guía por el boca a boca, una vez después de todo eso me acomodé», sostuvo.
Agregó además que el cursillo de ingreso fue tranquilo, en el sentido de que «cumplía los pases, me lo tomé muy en serio y me fue bien un mes».

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