Massalin y Nobleza subieron un 48% los precios en 2004 para poder llegar a los $ 3.750 millones que le habían garantizado al fisco. Pero sus ventas cayeron un 5%. Pese a las subas, están entre $ 250 millones y $ 300 millones por debajo de lo pactado con la Nación Dentro de dos semanas se cierra el primer año del convenio de recaudación sellado entre el Gobierno y las tabacaleras, por el cual la industria se había comprometido a aportar 3.750 millones de pesos al fisco, a cambio de que no les aumentaran los impuestos.
Sin embargo, la caída en las ventas, tanto de las empresas que firmaron el convenio como del mercado en general, haría que la recaudación del primer año esté entre $ 250 millones y $ 350 millones por debajo de lo pautado, según los datos que manejan las tabacaleras.
Aunque los precios promedio de los cigarrillos aumentaron un 48% desde el convenio de recaudación, en febrero del año pasado, los ingresos por tabaco en las arcas estatales subieron un 40%. El objetivo inicial era que la recaudación se incrementará en un 50 por ciento, según publica El Cronista de Buenos Aires.
El volumen comercializado por la industria tabacalera que paga impuestos, que incluye a Massalin Particulares, Nobleza Piccardo y otras empresas más pequeñas, bajó un 5% el año pasado en relación a 2003, según los datos del Fondo Nacional del Tabaco. Para las consultoras especializadas en consumo masivo, en cambio, la caída fue más profunda: las ventas de todas las compañías las que pagan impuestos y las que no cayeron un 7% en el mismo período.
A mediados de diciembre, las tabacaleras aplicaron el último aumento, que fue del 17%. Ese incremento también golpeó en los números del primer bimestre. Aunque enero suele ser un mes de «alta estacionalidad», es decir de buenas ventas para las marcas de cigarrillos, el alza de precios provocó bajas en el consumo. Entre enero y febrero, las ventas del mercado total cayeron un 4,2% en comparación con el mismo período del año pasado.
El rol del Estado
Cuando se firmó el convenio de recaudación, que sube a $ 4.000 millones el aporte de las tabacaleras para el lapso 2005-2006, se estableció que el Estado lucharía contra la piratería. Además, el Gobierno se comprometía a la creación de una tributación mínima, que obligaba a todas las empresas a pagar impuestos, y más tarde, a la creación de un sistema de registros, por el cual todos los fabricantes de productos con tabaco debían estar identificados. Ninguna de esas dos promesas prosperó.
Las tabacaleras miran hacia allí a la hora de explicar por qué no se alcanzan las metas de recaudación. Ambas medidas son reclamadas para frenar la ilegalidad, y aumentar la recaudación de las empresas que firmaron el convenio. La AFIP no contestó a la consulta de El Cronista.
Ilegales y piratería
Se estima que el 95% del mercado legal de cigarrillos se lo reparten entre las dos grandes: Massalin y Nobleza. La primera, del grupo Philip Morris, es la líder y comercializa las marcas Marlboro, Philip Morris y L&M, entre otras. Nobleza es propiedad de British American Tobacco, y entre sus etiquetas se distinguen Camel, Jockey y Lucky Strike.
La piratería que había bajado a un dígito tras la devaluación, volvió a hacer su aparición en escena con el nuevo escenario de precios. Con la devaluación y el dólar por los $ 3,50, el paquete de cigarrillos no llegaba ni a los u$s 0,50. Ahora, entre los incrementos de precios y el dólar a $ 2,93, un paquete de cigarrillos promedia los $ 3,50, o sea u$s 1,20.
A esos valores, las importaciones ilegales de Paraguay, que suelen conseguirse a menos de u$s 1, son nuevamente fomentadas en el circuito legal. Ahora, los entendidos estiman que la piratería retomó el 14% del total del mercado.
