Descuidó a sus hijas: condenada

En un fallo ejemplar, el Tribunal Penal de Oberá castigó con cuatro años de cárcel de cumplimiento efectivo a una joven de 23 años que permitió que sus dos nenas quedaran en un terrible cuadro de desamparo. [su_note note_color=»#cdcdcd»]También fueron sentenciados los abuelos de las chiquitas, a dos años en suspenso[/su_note]El Tribunal Penal de Oberá castigó con cuatro años de prisión de cumplimiento efectivo a una joven de 23 años que había dejado a dos de sus hijas a la buena de Dios, mientras ella se ausentaba de su casa. A las nenas las rescató la Policía. Estaban con un cuadro de desnutrición severo y con signos inequívocos de falta de cuidado, amor y contención.
La chica está en prisión hace un año. Ayer quiso convencer a los jueces de que no había abandonado a las pequeñas, pero no le creyeron.
También sus padres, los abuelos de las víctimas, fueron sentenciados. Ambos recibieron un castigo de dos años de cárcel en suspenso.
El fallo, considerado ejemplar en los ámbitos judiciales, se conoció ayer al mediodía, luego de un debate que dejó en los presentes un profundo sentimiento de tristeza, compasión e impotencia por lo que tuvieron que vivir las niñas.
La historia tuvo lugar en el barrio Villa Ghünter de Oberá. En julio del 2003, una vecina llamó al Comando Radioeléctrico luego de que descubriera que las hijas de otra pobladora del asentamiento se encontraban en estado calamitoso.
Cuando la Policía tomó intervención coincidió con la apreciación que había hecho la denunciante. Las chiquitas, una de cuatro años y la otra de uno y diez meses, estaban en total estado de desamparo. La más grande, totalmente desnuda, estaba tapada con una mugrienta bolsa de nylon. La beba, en tanto, yacía sobre un colchón sucio, pestilente.
Los uniformados llevaron a las nenas al hospital Samic, donde estuvieron internadas tres meses. Ese fue el tiempo que les demandó recuperarse del grado de desnutrición y de los problemas cutáneos que padecían. Ahora, ambas pequeñas se encuentran en un hogar sustituto, donde reciben amor y la contención que todo niño se merece.
Los investigadores judiciales y policiales establecieron que la madre de las víctimas solía abandonar la casa en la que vivían y regresar dos o tres días después. Determinaron que en una ocasión, en la que viajó hacia Buenos Aires supuestamente para buscar trabajo, las dejó libradas a su suerte por 14 días.
Durante las ausencias de la mamá, las hermanitas quedaban al «cuidado» de sus abuelos. Pero el matrimonio, de acuerdo con lo que se ventiló en el debate, no le prestaba ni la más mínima atención a los chicos. Fuentes tribunalicias apuntaron que los siete hijos de la pareja están en perfecto estado de salud, por lo que dedujeron que tanto el hombre como la mujer discriminaban a sus nietas a la hora de atenderlas.
En el juicio, declaró la mujer que llamó a la Policía para alertar sobre el estado en que estaban los chicos. Su relato fue clave para que los jueces tuvieran un panorama de lo que había pasado con las niñas. También comparecieron los imputados. Negaron las acusaciones.
Pero el peso de las pruebas sepultó a los procesados. La madre de las chiquitas fue condenada a cuatro años de cárcel por «abandono de persona agravado por el vínculo», en tanto que los abuelos de las criaturas (él tiene 50 años y ella 43), recibieron un castigo de dos años de prisión condicional.
El veredicto lo firmaron los camaristas Francisco Aguirre (presidió el debate), Lilia Avendaño y Roque Romeo Schwenberg. La fiscal Estela Salguero de Alarcón había pedido siete años para la madre y tres para los abuelos.
Las defensoras oficiales que asistieron a los imputados, a su turno, habían requerido la absolución.

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