El saber es un premio en sí mismo

Si les pido que cierren los ojos por un momento y traten de revivir aquel instante en que por primera vez se dieron cuenta de que sabían algo … una respuesta, un examen del cual salieron sabiendo que se merecían esa buena nota porque realmente se encontraron con la certeza del conocimiento. Si no pueden revivir su propia experiencia entonces tómense un tiempo y miren a sus hijos, alumnos, sobrinos o hermanitos cuando por primera escriben solos una palabra, o cuando leen sin ayuda por primera vez, o cuando descubren algo nuevo. Si alguna vez tuvieron la suerte de compartir o vivir esa experiencia entonces coincidirán conmigo en que pocas cosas resultan tan gratificantes como el primer paso que damos solos en el camino del aprender. La genuina alegría del nene cuando logra escribir solo su nombre por primera vez, o los ojos juguetones y felices del bebe que después de muchos intentos da solo sus primeros pasos.

Si en ese momento cuando finalmente después de tanto esfuerzo logramos algo alguien nos quiere dar un premio seguramente lo aceptaremos pero todos sabemos que el premio mayor fue esa sensación de triunfo que por un momento nos llena y nos hace sentir que logramos la mayor proeza del mundo.

Esa sensación, ese sentimiento es un premio en sí mismo es la demostración de que se pueden lograr cosas que en el pasado parecían imposibles, si yo no registro esto si yo intento alcanzar metas por motivaciones impuestas o externas (premios, regalos, afecto) en cuanto éstas desaparezcan ya no tendré motivos para avanzar en lo que sea, mucho menos en algo que no se puede tocar como es el conocimiento, lo aprendido, «lo que sé».

Muchas veces cometemos el error de decirle a nuestros niños: «si haces esto te voy a querer más», y al hacerlo solo le estamos enseñando que el amor siempre tiene condiciones te quiero sí sos bueno, inteligente o sí te portás bien.

Cuando premiamos el pasar de año o el sacar buenas notas con regalos, dinero etc. Le estamos privando a nuestros chicos la posibilidad de aprender y de disfrutar del placer del conocimiento por si mismo y no por lo que puedan dar. Ademas, todos sabemos que el mundo no siempre «premia» el saber. Entonces enseñemos a nuestros niños y adolescentes a disfrutar de sus logros por si mismos y no por lo que puedan recibir de otros.


LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas