
Sin la ayuda de aviones hidrantes va a ser difícil terminar con el incendio que afecta ya a más de 1.000 hectáreas de bosques y campos en la zona de reserva forestal de la cordillera del San Rafael, confirmó ayer el bombero voluntario Bart Bosmans, subjefe de operaciones en la zona del siniestro. El gobernador de Itapúa, Luis Viedma, está gestionando la venida de dos aviones de la provincia de Misiones, pero hasta ayer no había nada confirmado. En estas condiciones, solamente el milagro de una lluvia puede salvar lo que queda del bosque.