Preso por el caso Fraire. El hombre volvió el viernes al penal de Encausados.
Ayer, los investigadores del juzgado de Instrucción Dos, con el magistrado José Luis Rey a la cabeza, llevaron a cabo una suerte de reconstrucción de las circunstancias en las que se fugó Daniel Aranda (29), uno de los principales sospechosos por el crimen de Pablo Fraire (28), ocurrido en Posadas en noviembre del 2002. El hombre se escapó de un móvil del Servicio Penitenciario Provincial en momentos en que lo llevaban al penal de Encausados de Miguel Lanús y fue recapturado al día siguiente en Ituzaingó, Corrientes.
Fuentes del caso confiaron que la diligencia, que se realizó en base a conclusiones de peritos y tomas fotográficas, ratificó el relato que había hecho el evadido de cómo había salido del celular, esto es tras levantar una especie de malla metálica y romper un ventilete.
Además de confesar cómo había hecho para fugarse, Aranda habría mencionado a quienes lo ayudaron a huir. Lo que prima entre los investigadores es el hermetismo. Y esto obedecería a que estaría en la mira gente del SPP.
El juez y sus colaboradores no descartan nada. Por eso están estudiando a fondo un dato que arrimaron al juzgado investigadores de la Policía: que días antes de fugarse, Aranda habría recibido la visita de una conocida que en sucesivas visitas supuestamente le entregó 600 pesos, que el preso habría utilizado para sobornar a sus custodios a fin de que lo dejaran fugarse.
