Hay preocupación en Oberá por la proliferación de bandas de jóvenes ladrones

Los muchachos tienen entre 14 y 25 años; la mayoría registra antecedentes. Roban en automóviles y saquean viviendas. En los últimos meses, la Policía ya detuvo a 20 chicos de distintas edades por delitos en contra de la propiedad

Precoces. Son adolescentes que comenzaron a delinquir de niños.

Precoces. Son adolescentes que comenzaron a delinquir de niños.

[su_note note_color=»#cdcdcd»]Actúan en barrios periféricos y también en la zona céntrica de la Capital del Monte[/su_note][su_note note_color=»#cdcdcd»]Los precoces malvivientes provienen de hogares humildes, donde no los contienen[/su_note]Tienen entre 14 y 25 años. La mayoría no va a la escuela. Tampoco trabaja y proviene de hogares humildes. Se trata de los integrantes de las bandas de jóvenes ladrones que en los últimos meses se han transformado en una de las principales preocupaciones de las autoridades de Oberá.
Desde la Policía reconocen que la delincuencia juvenil ha crecido en la Capital del Monte. Voces de la Justicia coinciden y proponen como remedio un trabajo conjunto multidisciplinario para alejar a los chicos en situación de riesgo de las actividades ilícitas y lograr la reinserción de quienes cayeron en las redes de la criminalidad.
«Se ha notado un muy importante incremento en lo que hace a la participación en hechos delictivos de jóvenes. Generalmente, forman grupos, de entre tres y cuatro integrantes, cuyas edades oscilan entre los 14 a los 25 años. Pero también fueron demorados por la Policía en estos últimos tiempos varios menores de 13, 10, 11 y hasta 9 años. En su mayoría son reincidentes, registran varias causas como antecedentes», afirmó el oficial auxiliar Claudio Marcelo Lüdtke, encargado de Prensa y Difusión de la Unidad Regional Dos.
Con él coincidió el juez Francisco Aguirre, presidente del Tribunal Penal Uno de la Capital del Monte, conocedor como pocos de la problemática.
«La proliferación de pandillas tiene que ver con el estado de desamparo en el que viven esos chicos. Evidencia la falta de contención familiar y realmente preocupa, porque es un fenómeno nuevo. El accionar constante de estas banditas comenzó a notarse hace poco más de un año», opinó el magistrado.
Añadió: «De acuerdo con los datos que recibo por parte de la Policía, se mueven fundamentalmente en los barrios periféricos, aunque también han asestado robos o hurtos en la zona céntrica».
De acuerdo con Aguirre, «son jovencitos que tienen padres desempleados o que cobran algún plan; chicos que no van a la escuela y que no tienen expectativa alguna de progresar. Se reúnen por la madrugada y salen a delinquir».
«Es una situación verdaderamente grave. Ni bien comience a pleno la actividad judicial, tras la feria, nos reuniremos con representantes de los demás poderes, de la Policía y de otros sectores para tratar la problemática. Acá lo que hay que hacer es un trabajo multidisciplinario», adelantó el juez.
También apuntó que ligada a la criminalidad hay otro fantasma social que causa alarma, el de la adicción a las drogas.
Entre noviembre del 2004 y enero de este año, los efectivos de la UR II detuvieron a más de 20 jóvenes, desarticulando, al menos, tres gavillas.
El oficial Lüdtke explicó acerca del botín preferido por los malvivientes. «Generalmente caen por delitos en contra de la propiedad, es decir, hurtos o robos. Entran en autos particulares para tomar estéreos o cualquier objeto de valor. También ingresan en las propiedades privadas (casas, comercios, etc.) a robar elementos de electrónica, que tienen para ellos buena salida comercial por sus precios», ilustró.

Dos clases de grupos
Los precoces amigos de lo ajeno se dividen en dos grupos. Están los que se mueven solos. Estos grupos delinquen para satisfacer sus vicios, como el cigarrillo, las drogas y las bebidas alcohólicas. Por otro lado, se encuentran aquellas pandillas que «trabajan» a las órdenes de un «reducidor», tal el nombre del delincuente que compra las cosas robadas para luego revenderlas.
Los reducidores se encuentran instalados en Oberá (la Policía ya detuvo a varios de ellos), en localidades cercanas y también en la capital de la provincia.
El vocero de prensa de la Regional advirtió que muchos de los jóvenes son peligrosos y que cuentan con armas. «Hubo casos de chicos arrestados con armas blancas (cuchillos caseros, puñales, sevillanas, etc). También se registraron otros en los que cayeron con revólveres, pistolas y armas largas, muchas de ellas robadas», agregó.

Enero con detenciones
Lüdtke precisó que las gavillas actúan en distintos puntos de Oberá, que no cuentan con alguna zona preferida.
«Desde la Unidad Regional II se viene trabajando arduamente y de manera constante se dan detenciones y secuestros, por parte de las comisarías, de la División Investigaciones y del Comando. Actualmente, bajo la órbita de esta última dependencia se creó una minibrigada de Investigaciones, cuyo trabajo ya dio sus primeros frutos.
En este mes de enero de 2005 se dieron mas de 20 detenciones, todas ellas de jóvenes reincidentes», comentó el policía.
Luego puntualizó que «también se tratan de determinar los factores que influyen en la conducta de los jóvenes, qué los lleva a delinquir, y lograr establecer una estrategia para lograr la disminución de los delitos que cometen.
Algunas de las causales son que los padres permiten que estén mucho tiempo fuera de sus casas y no pueden controlar lo que ocurre con ellos. Hasta cuando están detenidos les restan importancia como hijos. La mayoría de los chicos no estudia y los pocos que lo hacen tienen problemas de conducta».
La mayor parte de los muchachos es inimputable por su corta edad. Apenas pasan recluidos unos días, o unas horas, y luego vuelven a sus casas. De sus hogares a la delincuencia hay un paso muy corto. Y del robo o del hurto otra vez a la comisaría, un camino aún más estrecho.
«A los mayores (de 18 para arriba), se los pone a disposición de la Justicia de Instrucción y permanecen en las seccionales. A los menores se los aloja en la comisaría Segunda, donde existe un lugar acondicionado y exclusivo para ellos, ya que no se los involucra con los detenidos mayores procesados. Allí tienen cuidados especiales.
A veces, y por la cantidad de hechos que comenten o por la gravedad de los mismos, la Justicia Correccional y de Menores dispone su traslado a la Alcaidía de Menores de Villa Lanús, Posadas», detalló Lüdtke.
El cuadro es preocupante. Hay chicos que con apenas 20 años tienen una veintena de entradas en las comisarías. La cosa se agrava si se tiene en cuenta que hay pandillas que antes se dedicaban al robo de autoestéreos y que ahora ya empezaron a incursionar en los asaltos a mano armada.
El tiempo que pasa sin que se planteen soluciones a la problemática juega en contra de los chicos ladrones y a favor de la inseguridad.

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas