Se despejó el horizonte para el gasoducto del NEA

La ratificación del acuerdo binacional se produjo el viernes, y determina una prórroga del convenio que se había firmado antes para la compra-venta de gas natural hasta diciembre de 2005, aunque en las negociaciones se dejó en suspenso una definición sobre un aumento de precios planteado por Bolivia. «Hemos ampliado el convenio para la exportación de gas natural (boliviano) hasta diciembre del 2005», declaró el ministro de Hidrocarburos de Bolivia, Guillermo Torres, a la agencia Reuters. Torres fue quien el viernes recibió en La Paz al ministro argentino de Planificación Federal, Julio De Vido.

Acuerdo en pie

Torres confirmó que Bolivia incrementará este año, en virtud del acuerdo, sus actuales suministros de 4 millones a 6,5 millones de metros cúbicos diarios, como comprometieron en octubre los presidentes Carlos Mesa, de Bolivia, y Néstor Kirchner, de Argentina.

El ministro boliviano agregó que un pretendido aumento en el precio del gas, planteado por su gobierno, será negociado entre la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y las petroleras privadas que producen el hidrocarburo comercializado a la Argentina.

De Vido, por su parte, dijo sobre la posición argentina: «Nosotros no negociamos precios, lo que acordamos son volúmenes». Eso afirmó tras un encuentro con el presidente Mesa en el palacio gubernamental de La Paz.

«Bolivia negocia soberanamente (los precios) de la frontera para aquí y la Argentina soberanamente de la frontera para allá», agregó al señalar que el gobierno nacional también entablará negociaciones con las petroleras privadas que operan nuestro país.

Ninguno de los dos ministros se refirió a los niveles de precios que defienden los dos países.

El gobierno de Mesa había condicionado a un incremento de precios la continuidad de sus exportaciones de gas natural a la Argentina, pero el asunto quedó ahora en manos de la negociación empresarial. En ese tira y afloje, el proyecto del Gasoducto del Nordeste quedó cubierto con una densa sombra de incertidumbre. Sin el fluido boliviano, la obra carecía de sentido.

El ministro Torres declaró el martes que los dos países deberían definir el nuevo precio del gas hasta el 10 de enero y aclaró que de esa «decisión final» dependía la continuidad de las exportaciones bolivianas.

Fuentes del gobierno de Mesa citadas por Reuters confirmaron el viernes que el planteamiento boliviano era incrementar el precio -en frontera- desde el precio actual de 1,60 dólar a dos dólares por millón de BTU (sigla en inglés de la Unidad Térmica Británica).

«Nosotros creemos que lo que estamos pidiendo es un precio justo», dijo entonces el ministro boliviano, a diferencia del viernes en que se negó a referirse al tema, con la excusa de no entorpecer la negociación empresarial. Algo llamativo fue que ninguno de los dos ministros respondió, por sí o por no, si el actual precio será el vigente en tanto avanza esa negociación.

«De Vido sostuvo, en cambio, que los dos países mantendrán un inicial compromiso, anunciado en octubre, para futuros suministros de hasta 20 millones de metros cúbicos diarios de gas boliviano para el proyectado Gasoducto del Nordeste Argentino», señala el cable noticioso.

El gasoducto tendrá una extensión de 1.470 kilómetros, y en una primera etapa tendrá una capacidad de transporte de 10 millones de metros cúbicos por día, la que podrá ser duplicada una vez que todos los trabajos estén terminados. Actualmente, la Secretaría de Energía se encuentra trabajando en el pliego de bases y condiciones para el llamado a licitación por el ducto.

«Es viable», dice Paolo Rocca

El líder del grupo Techint, ideólogo del proyecto del Gasoducto del Nordeste, Paolo Rocca, se mostró optimista sobre el futuro de la iniciativa, pese a los temores existentes sobre la actitud que adoptará Bolivia frente a las demandas argentinas de fluido para alimentar el sistema. «Creo que se terminará imponiendo la lógica», sostuvo.

«Entre el gobierno de Bolivia, las regiones petrolíferas, las decisiones que debe adoptar el gobierno argentino y las inversiones que tendrán que hacer las empresas, se llegará a una ecuación que haga posible encarar una obra que es importante para Bolivia y la región», agregó.


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