Prisión perpetua para los asesinos de Carlos Iriarte

La sentencia fue dictada ayer a la tarde por los camaristas Roque Martín González, Juan Enrique Calvo y Alfredo Escribano. La fiscal Liliana Picazo había pedido la misma pena. Para la Justicia, Carlos Lezcano fue el autor de los disparos; mientras que el remisero Victoriano Ponce y José Félix Ríos fueron «partícipes necesarios» del hecho.

Después de seis años, nueve meses y 19 días, la Justicia condenó a prisión perpetua a tres hombres por el homicido del delegado del Pami en Misiones, el médico Carlos Daniel Iriarte, hecho que ocurrió el 3 de marzo de 1998.

El fallo del Tribunal Penal 2 recayó sobre Carlos Alberto «Carretilla» Lezcano, considerado el autor material del hecho; el remisero Victoriano Raúl «Sapo» Ponce y José Félix «El rengo» Ríos, quienes tuvieron una participación necesaria en el hecho.

Al conocerse la sentencia, los familiares de Lezcano y Ríos manifestaron su disconformidad con el veredicto; mientras que los padres, hermanos y sobrinos de la víctima lloraban en silencio en la sala de debates.

Los condenados fueron retirados rápidamente del edificio por una docena de agentes del Servicio Penitenciario Provincial fuertemente armados.

Los integrantes del Tribunal y la fiscal Liliana Picazo esperaron que los más exaltados se retiraran para poder abandonar el recinto.

En un extenso alegato, la fiscal dejó en claro que papel desempeñó en el hecho cada uno de los imputados: en la noche del 2 de marzo, Ríos le pidió al sereno Waldemar Gómez el revólver calibre 22 marca Galand, que entregó al remisero Ponce porque se negó a ir a «apretar» a Iriarte a la salida del casino.

Picazo explicó que esa negativa de Ríos obligó a Carlos Lezcano a encarar al médico y a dispararle para evitar que éste lo reconociera.

«Ríos tuvo el control del circuito del arma y la entregó a Ponce, que la guardó en su remís, vehículo con el que se posicionó al asesino y luego se lo sacó del lugar», afirmó la fiscal.

Destacó el aporte de la testigo Elina Linek, que se comunicó con la Policía a las 2.48 para avisar lo que había sucedido frente a su casa.
Para Picazo «Ponce es el gran mentiroso» porque dijo que llevó hasta las inmediaciones de la casa de Iriarte a Ríos.

«El remís de Ponce tiene la misma fuerza letal que el revólver de Ríos y la mano de un ex policía, que lo accionó», indicó.
Picazo afirmó que Iriarte no reconoció a Lezcano «porque tuvo una imagen en un fogonazo y sólo alcanzó a decir que a esa persona la conocía de algún lado».

La defensora de Ponce, Lilian Belloni, dijo que todos los testigos identificaron a su cliente como remisero «y no como busca o apretador» del casino.

Y recalcó que fue Ríos quien abordó el remís de Ponce y le indicó que camino tomar para llegar hasta la casa de la víctima, pidió que lo espere y luego volvió corriendo.

Belloni pidió la absolución del remisero por falta de pruebas y, eventualmente, si se lo condenaba fuera por el delito de partícipe secundario del delito de robo agravado por el uso de armas.

La abogada Roxana Palombo, defensora de Lezcano, defendió la investigación que realizaron los hermanos Lezcano junto al comisario Rubén Pérez «porque permitió detener a los involucrados y a quienes tenían información».

Cuestionó el testimonio de Linek al señalar que «aportó nuevos datos en cada declaración que realizó ante la Justicia y la Policía», tras lo cual pidió la libertad de su cliente.

El defensor de Ríos, Andrés Schwertner, basó su alegato en supuestas contradicciones entre los testigos y que toda la causa fue armada para sindicar a su cliente como el autor del hecho. «Incluso se facilitó su fuga de la Seccional Segunda, pero él se entregó».

Y dijo que en todo caso debía ser condenado por tentativa de robo.

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