Un jugador negó que Lezcano, Ponce y Ríos fueran «buscas» en el casino

Guillermo Jantzon dijo que solía ir al casino todas las noches. Solía ver a Ponce y Lezcano y en alguna oportunidad a Ríos. Horas antes del crimen vio a los dos primeros en la sala de juego.

La tercer jornada del juicio oral y público que se le sigue a Carlos «Carretilla» Lezcano, José «El rengo» Ríos y Victoriano Ponce por la muerte del médico Carlos Daniel Iriarte, no aportó datos relevantes para el esclarecimiento del hecho que ocurrió hace seis años y nueve meses.Ayer sólo declararon cuatro testigos. El primero fue el médico Luis Sheman, quien estuvo junto a la víctima cuando ésta fue trasladada a un centro asistencial privado tras ser baleada.»El sólo quería que lo operaran lo antes posible», dijo el galeno. Y agregó que se detectó un gran hematoma en la zona abdominal al realizarle una tomografía computada. Pese al esfuerzo de los médicos, Iriarte murió desangrado.También declaró ayer el comisario Héctor Ramón Espíndola, quien era oficial y entre la noche del 2 y la madrugada del 3 de marzo de 1998 realizó una guardia en el sector de tesorería del casino. El uniformado dijo que vio a «dos o tres personas» observando al médico cuando éste ganaba dinero en una de las ruletas electrónicas.Espíndola indicó que ese día también vio a una persona renga cuando pasó por el pasillo hacia el sector de los sanitarios, lo cual confirma la presencia de Ríos en el local.Por otra parte, el policía indicó que tenía conocimiento de la investigación paralela que estaba realizando el comisario Rubén Pérez, cuñado de Carlos Lezcano, y descartó que ésta fuera irregular «porque todos tenemos la obligación de colaborar en el esclarecimiento de los hechos», dijo.Ayer también declaró el recolector de residuos Ramón Antúnez Batista, quien aseguró haber escuchado los disparos en la madrugada del 3 de marzo, pero dijo que no vio a nadie en los momentos previos al homicidio.La declaración más relevante de la jornada estuvo a cargo del comerciante Guillermo Jantzon, quien se consideró «habitué» del casino. Afirmó que Iriarte tuvo «una suerte increíble» esa noche y calculó que hasta la medianoche había ganado «unos 6.000 pesos».El testigo descartó que Lezcano, Ponce y Ríos fueran «buscas» dentro del casino, aunque reconoció que veía asiduamente a los dos primeras en la sala de juegos. Y aportó un dato importante: esa noche vio a Lezcano parado junto a la mesa donde estaba apostando Iriarte, una persona a la que consideró de «carácter fuerte, autoritario. No le pagaba nada a nadie y sólo compartía con sus allegados».

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