A 32 años de su muerte, rendirán homenaje a «Coco» Ripoll en la sede partidaria del justicialismo

Coco» Ripoll fue brutalmente asesinado el 10 de diciembre de 1972, frente a la sede del Partido Justicialista, cuando era elegido candidato a Gobernador de la Provincia de Misiones. A 32 años de ese hecho, por primera vez, el justicialismo misionero permitirá se le rinda un homenaje en su casa partidaria de la avenida López y Planes y avenida Lavalle, mañana sábado a las 10. [su_note note_color=»#cdcdcd»]"En el ámbito del gobierno de la dictadura y sus cómplices dentro del peronismo, era común escuchar que “Coco Ripoll es un grave problema que se debe derrotar…”[/su_note]El hijo, Carlos Alberto Ripoll explicó en un escrito los motivos políticos que habrían producido aquel homicidio, que considera nunca fue investigado con la seriedad que se merecía.negrita/Los motivos del asesinato/negrita El sábado 9 de diciembre de 1972, se publicaba en el diario “El Territorio” –único medio escrito en esa época- a página completa, una solicitada que bajo el epígrafe de “Partido Justicialista” y una fotografía del General Juan Domingo Peron, decía textualmente:negrita/»46 de 75 CONGRESALES»/negrita Que representamos inmensa mayoría en el Honorable Congreso Provincial y que tendremos la histórica responsabilidad de devolver al Pueblo de Misiones un Auténtico Gobierno Popular DECLARAMOS 1.- QUE queremos Gobierno Provincial POPULAR, consustanciado con la Doctrina Nacional Justicialista. 2.- QUE sea un gobierno integrado por compañeros que durante 17 años con sus luchas demostraron plena LEALTAD a nuestro Líder el General Perón. 3.- QUE este gobierno no esté comprometido con los MONOPOLIOS NI CON LA OLIGARQUIA, sea Provincial, Nacional o extranjera. 4.- QUE represente un gobierno no sospechado de CONTINUISMO; un gobierno con mentalidad de CAMBIOS PARA LA LIBERACION NACIONAL. 5.- QUE constituya un gobierno de JUSTICIA, sin odios y sin rencores, identificado con el PUEBLO HUMILDE Y TRABAJADOR.Por ello resolvemos 1) Nuestro total e irreversible apoyo a la candidatura del compañero Francisco Victorino Ripio, como gobernador de la provincia de Misiones. 2) Ratificar con nuestro voto esta posición en el honorable congreso del día 10 de diciembre de 1972.Congresales departamento capital, Claro, Susana Esther; Zalazar, Elías César; Esquivel, Faustino; Irrazábal, Juan Manuel; Setter, María Teodora; Quirelli, Juan Marcelo; Robirosa, Jorge Angel; Yamaguchi, Jorge Rokuro; Karabín, Leonardo; Montenegro, Arnulfo; Ifrán, Julio Alberto; Campos, Valentina; Ramírez, Ramón Marcelino; Fano, Valentín; Argüello, César.DEPARTAMENTO SAN IGNACIO: Adorno Loyola, Ignacio; Miranda, Vicente; Martínez, Raúl; Christín, Félix José; Cuba, Próspero; Vera, Julio César; Silva, MaríaDEPARTAMENTO LIBERTADOR GENERAL SAN MARTIN: Ripoll, Luis Angel; Palacios, Carlos S.; Sánchez, Genaro.DEPARTAMENTO MONTECARLO: Ortiz, Carlota Jara de; Bergamini, Guillermo R.; Presa, Atilio César; Barrientos, Ramón Oscar. DEPARTAMENTO ELDORADO: Vinardel Molinero, Miguel. DEPARTAMENTO IGUAZU: Cano, José Alfredo; Kovalski, Silvia Dora; Franco Héctor Oscar.DEPARTAMENTO LEANDRO N. ALEM: Lombardo, Jorge; Osorio Vargas, Emelia; Segovia, Ariel; Marmelicz, Belomín. DEPARTAMENTO OBERA: Moreira, Santos; Barrios de Freire, Ceida, Horrisberger, Caudio B.DEPARTAMENTO APOSTOLES: Humada, Julio César; Cura, Antonio. DEPARTAMENTO CANDELARIA: Lombardini, Santiago; Romero, Dionisia; Leiva Severino; Giménez, Isaura.PUERTO RICO, MISIONES, 3 de Diciembre de 1972. Hasta aquí, la Solicitada. Los acontecimientos que terminaron en el asesinato de Francisco Victorino Ripoll ese 10 de diciembre en la puerta de la Sede del Partido Justicialista, tienen su explicación en el tenor de este documento que sale a la luz recién una semana después de que se resolviera enviar para su difusión a las autoridades del diario “El Territorio”.Es que por decisión de Don Luis Alberto Pérez, entonces al frente del matutino, no se permitía su publicación, en razón de los poderosos intereses que Coco Ripoll afectaba en esa época, y a los que el diario no era ajeno. Es que en el ámbito del gobierno de la dictadura y sus cómplices dentro del peronismo, era común escuchar que “Coco Ripoll es un grave problema que se debe derrotar…”, según me comentó luego un importante funcionario policial.1972 fue un año en el que el peronismo misionero estuvo muy convulsionado. Primero, a comienzos del año, el cambio de las autoridades interventoras del Partido Justicialista, dejó profundas heridas que a la postre no cicatrizaron jamás. El relevo de Ramón Rosauro Arrechea y su grupo de colaboradores, dejó resentimientos que aflorarían con mucha fuerza meses después.Aparecieron viejas diferencias que ya se habían planteado en dos grupos perfectamente definidos, y que habían competido en las elecciones de 1965: Unión Provincial, el sector mayoritario, y Unión Popular, liderado por el Dr. Leopoldo María López Forastier, que a partir de 1971 había conseguido estar al frente de la organización jurídica del Partido Justicialista, instalando como Apoderados a profesionales que respondían a su sector.Si bien la Junta Promotora que a instancias de Ripoll se conformó a mediados del 71 en la sede de Avenida Mitre 107 en su mayoría pertenecían a lo que había sido Unión Provincial, quiénes se movían en el ámbito de la justicia electoral eran quiénes respondían al otro sector, que por otra parte se autoconsideraba “más progresista”.Las diferencias se planteaban –también- porque este sector no creía en el regreso de Perón, y consideraba más importante organizar un fuerte partido provincial, en el convencimiento de que –una vez más- el justicialismo sería proscrito en las anunciadas elecciones que se darían en 1973. Por consiguiente, la organización del Partido Justicialista –Distrito Misiones- se hacía más que lenta, y era evidente que las autoridades a cargo de su organización, boicoteaban desde adentro la presentación total de los avales y confección de la Carta Orgánica Partidaria, poniendo en serio riesgo la inscripción definitiva del PJ local.Se rumoreaba que las fichas de afiliación que se estaban acumulando en el domicilio de los apoderados serían presentadas como avales del otro partido de nivel provincial. Francisco Victorino Ripoll, por ese entonces, se había venido desempeñando durante todo el año 1971, como co-aporderado del Partido Justicialista a nivel nacional, y en la sede de la Avenida La Plata de Capital Federal, junto a la Dra. Emma Tacta de Romero, preparaban la nueva Carta Orgánica Nacional partidaria, y con esa experiencia y motivaciones que estaban por encima de los intereses sectoriales que perduraban en Misiones, se puso al frente de la tarea reorganizativa provincial, cuando ya a fines de 1971 era evidente que en esta Provincia no se acataban las directivas nacionales, en tiempos que la participación de Don Julio Romero de Corrientes, era fundamental en el trabajo del retorno que se daría casi un año después.Por otra parte, Jorge Paladino –autor de la designación de Ramón Arrechea como Delegado en Misiones-, había sido reemplazado como Delegado Personal de Perón por el Dr. Gianola primero, y luego por el Dr. Héctor José Cámpora, quien solicitaba aceleración de los trámites judiciales, por lo que el Dr. Raúl Víctor Comolli fue designado como Delegado Interventor en Misiones.Simultáneamente, López Forastier fija como domicilio partidario su propia casa, desmantelando la incipiente organización que se estaba dando desde la Avenida Mitre 107. Esta fue una nueva causa que se planteó entre los dos sectores, que llevaron a la remoción del Dr. Ramón Rosauro Arrechea en enero de 1972, quien se había negado a reemplazar a los apoderados que él había designado y con quienes compartía el mismo criterio político ya explicado. Coco Ripoll entonces fue designado por Comolli como el nuevo Apoderado partidario, en la Provincia de Misiones.En el estudio del Dr. Ricardo Enrique Gíes, y en mi carácter de integrante de la Mesa Nacional de la Juventud Peronista, participé de una reunión, en la cual defendí con ahínco una posición “retornista” que era rechazada sistemáticamente por don José Carlos Freaza, quien con mayor convencimiento defendía la postura de que Perón no regresaría al país, y que Perón habría de realizar una maniobra similar a la del fallido retorno de 1964.Expliqué del convencimiento del regreso del General, pero los presentes con un marcado paternalismo, me indicaron que por mi inexperiencia juvenil, aun creía en esa utopía. Mi padre observaba silenciosamente, manifestándome luego su profunda preocupación por lo que se venía, sin poder contar con un Partido Justicialista local. Y de allí, surgieron las determinaciones que culminarían en duros enfrentamientos, y el asesinato de Coco Ripoll.Una tarde calurosa de febrero de 1972, estaba junto a mi padre en nuestro domicilio de Junín 465, tipeando en la máquina Olivetti Tekne 3 las reformas definitivas de la Carta Orgánica partidaria, cuando se hizo presente el Dr. Ricardo Enrique Gíes, amigo entrañable de Coco, quien venía a manifestarle que no quería participar del proceso político que se avecinaba.Por un lado, estaba sentido por el tema de la remoción de Arrechea y López Forastier, y por el otro, problemas de índole privado –su matrimonio en crisis y la enfermedad de uno de sus hijos, temas que detallaré en otra circunstancia- venían a confluir en esta determinación. Explicó largamente la necesidad de consolidar su relación familiar a punto de estallar, por motivos ajenos a la política.Por ello, fundamentalmente, quería permanecer alejado de los avatares políticos que con seguridad, le obligarían a recorrer la Provincia y tener que alejarse de su domicilio y de su estudio jurídico, que lo reclamaban personalmente. Cabe recordar también que Gíes era el administrador y cabeza visible del emprendimiento multinacional Heller S.A., y por esos días enfrentaba duramente a los trabajadores que reclamaban mejoras salariales y cumplimiento de distintos reclamos sociales.Fueron esas y no otras, las razones del retiro voluntario del ámbito político de Ricardo Enrique Gíes, y las causas del relevo natural que se produjo en la conducción del peronismo provincial.Fue recién entonces que Francisco Victorino Ripoll se decidió a volver a ponerse al frente del justicialismo local –ya que por el año 1959 se había constituido en el Presidente del Partido Peronista en la clandestinidad- , y comenzar a trabajar por su candidatura a gobernador.Con los ingenieros Silvio Pastor y Carlos Avila, inició su recorrida por toda la Provincia, contactando con cada dirigente del interior y recepcionando en forma directa las fichas de afiliaciones que a la postre fueron presentadas en sede judicial. Tuve la suerte de poder sumarme a esa gira, en la que las anécdotas podrían significar la escritura de todo un libro de recuerdos. Fue también lo que me permitió conocer más de cerca a muchos compañeros, facilitándome la organización de lo que fue después, la Juventud Peronista de Misiones.El lanzamiento de la candidatura de Ripoll fue a tambor batiente, contando con la aprobación a Ricardo Gíes, con quien se mantenía un constante contacto personal –ya que vivía frente a nuestra casa- y telefónico. Las chanzas eran permanentes, ya que Ricardo Gíes insistía que todo lo que se estaba haciendo con tanto ahínco no serviría para nada, ya que –según él- Perón no volvería nunca más a la Argentina.Todo marchaba sin inconvenientes, hasta que –finalmente-, se produciría un hecho político que haría temblar las estructuras del gobierno dictatorial de entonces: regresaba definitivamente al país el General Perón. Le “había dado el cuero…”El escenario político cambiaba drásticamente, ya que quienes no creían en el regreso del General y consideraban el trabajo reorganizativo del justicialismo provincial era “pura engañifa”, se daban cuenta que debían luchar para posicionarse en las candidaturas que hasta entonces habían menospreciado.El asunto iba en serio, y los aventureros de siempre más algunos recién llegados de buena fe, se sumaron en otra dura campaña, donde las mentiras y bajezas estuvieron al orden del día.Perón desde el exilio, a partir de la publicación del documento “La Única Verdad es la Realidad”, firmado junto al Dr. Arturo Frondizi, propició la realización de frentes electorales con partidos de raigambre nacional. En Posadas apareció un grupo que hablaba del “Peronismo Puro”, y decían que no debían realizarse alianzas, fundamentalmente con el Movimiento de Integración y Desarrollo. Ese fue uno de los pretextos más difundidos por quienes en realidad, tenían otras intenciones.Un tema que considero fundamental, era planteado por Ripoll en todas las reuniones: su primer acto de gobierno sería la intervención al Banco Provincia de Misiones e investigación del destino de sus fondos, ya que consideraba que el mismo estaba al servicio de la oligarquía provincial y servía económicamente al sector vinculado al gobierno militar y sus satélites. La inminencia de elecciones y la seguridad del triunfo del peronismo, obligaba al sector económico a defender sus intereses.Este tema fue trascendente en las presiones que le realizaron a Gíes para que retornara al ruedo político y compitiera por la gobernación provincial. Sus vinculaciones empresariales y en particular al sector del capital privado del Banco Provincia, fueron la causa primordial de su reposicionamiento partidario, alentado además, por las broncas personales que subsistían y eran alentadas fundamentalmente por José Carlos Freaza, un militante ciclotímico y caprichoso, pero tenaz, inteligente y perseverante, que se destacó siempre en las distintas orgánicas que se presentaron a partir de 1955, máxime si se tiene en cuenta que trabajaba como “procurador” – un paso intermedio entre escribano y abogado correspondiente a estudios terciarios incompletos- en el mismo estudio y domicilio de Gíes.Finalmente, en la última semana del mes de noviembre de 1972, aparece públicamente la intención de Gíes de ser candidato a gobernador, acompañado por el Escribano Miguel Angel Alterach, como vice. Esta era la representación más genuina de lo que ellos llamaban el “Peronismo Puro”, y el que competiría con la fórmula peronista Francisco Victorino Ripoll-Miguel Orlando Moreira en una primera instancia, y luego, con la fórmula frentista de Ripoll-César Napoleón Ayrault.Quienes pretendieron manejar los destinos del peronismo desde sus oficinas céntricas de Posadas se encontraron con la resistencia de quienes venían trabajando en toda la Provincia. De allí lo de “POPULAR”, expresado en la solicitada descrita más arriba, más lo de “LEALTAD A PERON”, y lo de “…”QUE NO ESTÉ COMPROMETIDO NI EN LOS MONOPOLIOS NI CON LA OLIGARQUIA,… QUE NO ESTÉ SOSPECHADO DE CONTINUISMO, CON MENTALIDAD DE CAMBIOS POR LA LIBERACION NACIONAL”, y que “…sea un gobierno de JUSTICIA identificado CON EL PUEBLO HUMILDE Y TRABAJADOR.” “Popular” porque estaban contra los presuntos “intelectuales posadeños”. “Lealtad a Perón” por cuanto se identificaba a los contrarios como los que una vez más no acatarían la orden de Perón, esta vez, de constituir un Frente Cívico de Liberación Nacional. Lo de “no comprometido con monopolios y la oligarquía”, era una directa referencia a Gíes, por sus vinculaciones a la empresa maderera y al Banco Provincia, con lo cual “sospechado de continuismo” significaba romper con todo lo que imponía la dictadura gobernante.De allí lo de “mentalidad de cambios por la liberación nacional”. Y el tema de “…identificación con el pueblo humilde y trabajador”, se refería a los sectores sociales que predominaban en el apoyo inmediato a cada uno de los candidatos, y el constante enfrentamiento que Gíes, Freaza –empleado de aquél- y Alterach –éste con actas notariales que se presentaban ante la Justicia- contra los trabajadores de la Heller y de la CGT.Este era el clima que se respiraba por esos días. Hay que agregar que muchos Congresales partidarios que no figuraban en la Solicitada del 9 de Diciembre, durante la tarde de ese día se habían presentado en el domicilio de Junín 465 para manifestar su adhesión a la candidatura de Ripoll. En esta actitud recuerdo a don Aniceto Olivera de Campo Grande, quien estaba acompañado por los congresales Otilio “Tingo” Alvez do Santos y Juan Salze.Ellos contaron respecto de una reunión que se había realizado en casa de Bienvenido Báez, sobre calle Santa Fe casi Félix de Azara, donde se destacaban las amenazas que contra quienes no apoyaban sus ideas, proferían el dueño de casa junto a Vicente Arnaldo “Bicho” Luján, José Carlos Freaza y Carlos Horacio Golpe, entre otros. Los llamados telefónicos a nuestro domicilio -al entonces 4204- eran abundantes, con duras amenazas de muerte, que lamentablemente minimizamos, creyendo que todo no pasaría de un pequeño enfrentamiento de posiciones políticas, y que luego del Congreso, prevalecería la unidad de todo el peronismo misionero.A las “chicanas” políticas contra Ripoll, se sumaban también Fernando Etcheverry, Carlos Cañadas, Mario Rodríguez, Cayetano Gauna y otros, que –racionalmente o no- incentivaron a Avelino Grahl, un peronista de Aristóbulo del Valle, que llevado por su afición al consumo de alcohol, terminó ejecutando en la práctica lo que otros alentaban ideológicamente.negrita/El crimen/negrita En la vereda de Mitre 107, a las diez y cincuenta minutos de aquel 10 de diciembre, Avelino Grahl –quien había descendido minutos antes del auto de José Carlos Freaza- ejecutaba a Francisco Victorino Ripoll y sin ofrecer resistencia alguna, se entregaba detenido a un patrullero policial, que estaba al mando del Principal Quevedo.De la Jefatura de Policía, pasó pronto a la Alcaidía de la calle Alberdi y a la de la Comisaría Segunda, y a los siete meses ya se encontraba en libertad, usufructuando la “Amnistía para presos Políticos”, que sirvió para liberar a tantos combatientes que se jugaron por el retorno de Perón. En este caso, sólo sirvió para liberar al cómplice y ejecutor del mayor desatino político que se recuerde en la Provincia de Misiones.El proyecto de un peronismo popular había sido derrotado y los artífices de tamaña injusticia, consiguieron inscribir un partido político ajeno al Frente Justicialista de Liberación, precisamente con las afiliaciones que se venían negando ex profeso.Hubo algunos compañeros que quisieron prolongar en la venganza la violencia desatada, pero los familiares de Coco Ripoll no lo permitimos. Personalmente fui testigo de las “renuncias de por vida a participar en política” de algunos presuntos amigos, como asimismo convencí a los que buscaban justicia por propia mano y querían linchar a algunos dirigentes opositores, a desistir de sus intenciones.El mismo día del asesinato de mi padre, participé en múltiples reuniones, en mi casa –lugar del velatorio- y en distintos domicilios, y fui testigo de acontecimientos que fortificaron en momentos tan difíciles, al peronismo convulsionado de la Provincia, destacándose la sumatoria al “Sector Ripoll”, de los Doctores Arrechea y López Forastier, como de muchos Congresales partidarios, que habían sido opositores en horas de la mañana. Relato estos hechos en otro documento.Confié en la Justicia –entonces en manos de la dictadura- y tuve que dar el ejemplo –acompañado por mis familiares- de aceptar resoluciones judiciales injustas, que en realidad fueron muy benevolentes con el asesino y sus cómplices, y la investigación realizada -que fue una payasada- sigue siendo hasta hoy una verdadera vergüenza para el Poder Judicial misionero. Esto me permite afirmar que siguen “las venas abiertas” en el peronismo de la Provincia. Pero esa, es otra historia. Carlos Alberto Ripoll [email protected] Diciembre de 2004.

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