Un caso de violencia escolar que quedó en el olvido

Se trata de un adolescente de 14 años que cursa noveno de la EPET N° 1 y en junio fue herido con una navaja por un compañero de curso. La madre inicio un denuncia penal y se abrió sumario 669/04 en el Juzgado Correccional N° 2. El último 14 de junio la Escuela Provincial de Educación Técnica (EPET) N° 1 de Posadas vivió un hecho de violencia que quedó sellado entre sus paredes ya que seis meses después según la denunciante Ana – quien prefirió mantener en reserva su verdadera identidad- los directivos no tomaron medidas disciplinarias. Lo único concreto es que ese día, Nicolás -el hijo de Ana- quien cursa el noveno año del turno mañana fue agredido en el antebrazo izquierdo con una navaja por su compañero Alfredo, lo que vino luego sólo fueron confusiones por parte de las autoridades del establecimiento escolar, de acuerdo al relato de la madre del agredido. En principio Ana hizo la denuncia en la Comisaria de la Mujer, de allí la derivaron a la Seccional Segunda de Policía. Una vez qe tomaron declarán allí, los policías elevaron la causa con número de sumario 669/04 al Juzgado Correccional N° 2 de Posadas. Con una nota firmada al pie por el director Juan Eduardo Montiveros y el jefe de preceptores Martín Cardillo Moreno, la institución hace saber a los padres de ambos estudiantes lo sucedido en horario escolar y dentro del propio establecimiento. La notificación dice lo siguiente: «Cuando salían al recreo el alumno Nicolás todavía estaba en el curso, cuando ya afuera, el alumno Alfredo lo empezó a agredir verbalmente. Allí Nicolás dibujó algo que Alfredo pensó que era para él y entonces entró al curso y le propino una patada. Nicolás lo golpeó en la cabeza y en ese momento Alfredo lo agredió con una navaja que tenía en la mano ocasionándole una herida en el antebrazo izquierdo» Así planeado, parece ser una cuestión de mala interpretación lo que desató la violencia en el aula, es decir, Alfredo pensaba que Nicolás se burlaba de él en un papel y decidió agredirlo físicamente.subtitulo/La reunión que no trascendió/subtituloUna vez que notificados por escrito, los directivos citan a una reunión a los padres de los chicos que protagonizaron el hecho. Ana contó que no supo cómo actuar ante la situación, dado que es docente desde hace 17 años y nunca le sucedió algo similar. «Siempre le enseñé a mi hijo a no responder con violencia, yo propuse tomar una medida disciplinaria sin solicitar expulsión del alumno agresor pero no hubo ninguna sanción hasta el momento y mi hijo que reclamó un día que no hice nada por defenderlo», dijo mientras sostenía los documentos que avalan la denuncia penal realizada. Según relató la madre de Nicolás, los padres de Alfredo se desvanecían en llanto porque no entendían lo que causó su hijo, alegaban que jamás había tenido problemas con nadie. Explicaron que el joven traía consigo una navaja porque ellos mismo se la dieron para “defenderse”, ya que vive en un barrio muy alejado de la escuela y debe salir muy temprano de su casa para alcanzar el colectivo y llegar a tiempo. “Los chicos no tienen problemas sino que manifiestan el problema que viven en sus casas”, señaló Ana tras escuchar las razones por las que el menor portaba un arma blanca dentro de la escuela. Lo que realmente le preocupa a la madre de Nicolás es que las autoridades de la escuela no tomaron medidas al respecto, inclusive se mostró sorprendida cuando su hijo le comentó que el director había hablado con ambos jóvenes y les advirtió que no trascendiera la cuestión porque todo se solucionó entre los “mayores”. “No hubo charlas informativas, concientización, o reunión con todos los padres para hablar sobre la problemática dela violencia escolar”, se quejó la mujer. La agresión sufrida meses atrás dejó sus secuelas en la vida de Ana y su hijo. “Cuando pasó lo de Carmen de Patagones ni Nicolás ni yo pudimos dormir”, dijo Ana mientras tomaba aire para confesar: “mi hijo pudo estar muerto o tener un daño mayor”.subtitulo/Un contexto agresivo/subtituloA mediados del mes pasado, la carta de un alumno del tercer año del Polimodal de la Escuela Santa Catalina, expresando su deseo de ver muertos a sus compañeros de clase, reavivó el fantasma de la masacre ocurrida en una escuela de Carmen de Patagones, donde hubo tres víctimas fatales. Desde que su compañera de curso hizo pública la carta, se desató una psicosis que mantuvo preocupada a la comunidad en general. Pero la directora del establecimiento Estela Nolazco, sostuvo que el estudiante le dijo que «se trataba de una simple broma», y que sería atendido por profesionales. Por otro lado, el 10 de noviembre un alumno ingresó a la Escuela N° 1 Felíx de Azara con un rifle de aire comprimido aparentemente descompuesto. El debate que se presenta ahora es la carencia de normativas legales en cuanto a los temas referidos a la seguridad de los establecimientos educativos y la asistencia psicológica de los alumnos. En ese entonces, desde el área de Legales del Consejo General de Educación (CGE) informaron que si bien existen normas generales de seguridad en cuanto a las instituciones educativas, las medidas de seguridad en cuanto a entrada y salida de personas a las escuelas depende de cada escuela. El Ministerio de Educación de la Nación anunció modificaciones en el sistema entre los que se hablaba de la obligatoriedad de talleres de padres, los que aún no son evidentes en las escuelas.

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