Del Derecho al hecho…

La legislación internacional sobre protección de menores proviene desde comienzos del siglo XX. En relación a declaraciones de los Derechos del Niño, la primera fue aprobada en 1924, llamada Declaración de Ginebra y en 1959 se aprueba otra declaración en Naciones Unidas.Sin embargo esto no garantizó que todos los niños y niñas del mundo gocen de los derechos y de la protección necesarias. En el mundo, sólo algunos niños y niñas alcanzan el ejercicio pleno de sus derechos humanos. En Argentina, el 76% de los niños y niñas están por debajo de la línea de pobreza y más del 37 % por debajo de la línea de miseria ¿Cuáles son efectivamente los derechos de estos niños y niñas? Con toda evidencia su derecho a la salud, a la educación , al juego, a la alimentación, a la vivienda, al abrigo tienen un inmenso deterioro, tanto que en algunos casos podríamos decir que no existen derechos humanos para quienes mueren por enfermedades evitables, hambre, desnutrición; quienes mendigan por la calles, o trabajan explotados de la peor manera.La Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y de la Niña fue aprobada por la Asamblea General de la Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, ha sido ratificada por todos los países del mundo, excepto Estados Unidos. En Argentina, el Congreso la ratificó el 27 de septiembre de 1990 mediante la Ley Nº 23849, y la Asamblea Constituyente de 1994 la incorporó al artículo 75, inciso 22 de la Constitución de la Nación Argentina. Protege sin distinción a niños, niñas y adolescentes hasta los 18 años.La Convención define las necesidades y derechos de la infancia enfatizando las responsabilidades y deberes de los gobiernos y de los adultos. Considera a niños y niñas como sujetos titulares de un conjunto de derechos civiles y políticos, que los reconoce como ciudadanos. Posibilitar que alcancen esta ciudadanía es obligatorio para los Estados y es un deber para todo adulto exigir, organizar y apoyar la demanda por el ejercicio concreto de los derechos de todos los niños y niñas con independencia del lugar, el tiempo y la comunidad en la que les ha tocado nacer y vivir. Todos debemos ser parte de la responsabilidad social de revertir la injusticia, la miseria, el abuso y la exclusión que siendo aberrantes sobre cualquier ciudadano es atroz sobre quienes no están en condiciones porque no saben, no pueden o no tienen fuerzas para valerse por sí mismos.

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