La ciudad tendrá su Código de Convivencia

El proyecto es estudiado por el Concejo Deliberante Posadas creció en los últimos años de manera vertiginosa hasta transformarse en una gran ciudad, pero ese crecimiento fue muy desordenado. La falta de control y la desidia de sus habitantes a la hora de respetar los derechos de los demás se transformó en un problema difícil de erradicar. En ese contexto, se presentó en el Concejo Deliberante de la ciudad de Posadas, un proyecto de «Marco regulador de normas de convivencia ciudadana y de la Vía Pública» o también llamado «Código de Convivencia». Su autor, el concejal aliancista Osvaldo Navarro cree que con la idea podrá poner un poco de orden en la ciudad. «Es un proyecto muy ambicioso y perfectible que saldrá con el aporte de todos», manifestó. La norma prevé un complicado sistema de control para los ruidos molestos, las veredas obstruidas, el mal estacionamiento o los carteles y marquesinas excesivamente grandes, con sanciones no solo monetarias sino también educativas e instructivas. Consta de 95 artículos divididos en varios capítulos y ya tiene estado parlamentario en varias de las comisiones de estudio que componen la legislatura posadeña. De aprobarse esta idea «va a existir un instrumento legal que avale el accionar del Departamento Ejecutivo municipal», indicó Navarro, «ya que ahora queda todo librado al buen entender del inspector de turno y a la memoria, porque existen tantas ordenanzas regulatorias como problemas entre vecinos se suscitan». Está contemplado todo, desde el vecino que obstruye su vereda con una soga o una chapa para hacer una obra, o un vehículo que no permite el paso de los peatones hasta el que escribe su nombre en un árbol, pasando por el que hace ruidos molestos o que arma un espectáculo publico sin autorización. También se menciona cómo se debe habilitar un bar o un restaurante, o la reglamentación de la tenencia de animales en casas de familia. El el proyecto se definen específicamente, las medidas que deben tener las marquesinas, carteles o toldos y la prohibición para la colocación de caballetes publicitarios o mobiliarios en las veredas, y las sanciones que les caben a quienes incumplen las normas. A LA ESCUELA El capítulo dedicado a las sanciones es bastante particular, ya que prevé sanciones monetarias para los infractores, pero también la obligatoriedad de asistir a clases explicativas y educativas relacionadas a la trasgresión que se ha cometido. «La idea no es solamente cobrar una multa, sino educar a la gente para tratar de vivir mejor en la ciudad», resaltó el concejal aliancista. Se creará una escuela que dictará diferentes cursos dedicados a que la gente tome conciencia de la infracción que cometió. Si alguien, por ejemplo, provoca ruidos molestos, una vez por mes o cada quince días se dictará una clase para los infractores donde puedan ver cuales son los efectos que puede causar con su acción y como se debe actuar correctamente para no perjudicar a los demás. «Así aprenderemos porque no se debe poner la música a todo volumen o porque no se puede trabajar con determinado tipo de maquinaria en ciertos momentos del día y en determinados lugares de la ciudad», explicó Navarro. Según la idea que están estudiando los ediles capitalinos, si un infractor vuelve a infringir las normas, allí entonces se le aplica una sanción económica. Otra de las sanciones previstas por este código es la realización, por parte del infractor, de tareas comunitarias en escuelas o en la vía pública, según las necesidades del momento. Los fondos que se recauden por el cobro de multas serán volcados específicamente a la compra de equipamiento para control e insumos para los cursos de capacitación y clases aclaratorias. Según Navarro, será necesario contar con elementos técnicos para la detección de las infracciones y con personas idóneas y material para las clases instructivas. Todo esto va a ser posible ya que los fondos que ingresen por estas cuestiones, serán derivados a una cuenta exclusiva que no podrá ser utilizada para otros fines.

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