Esta iniciativa, que cuenta con la participación activa de más de 55 familias de Colonia Alegría, San Pedro, tiene como objetivo principal conservar y recuperar la riqueza natural del monte, al tiempo que mejora la calidad de vida de sus habitantes.
El proyecto se inició con un grupo pionero de 24 familias rurales de Colonia Alegría, quienes llevaron a cabo una labor sin precedentes. En una superficie de 114 hectáreas, se plantaron 22.500 ejemplares de especies nativas de la selva misionera, en un esfuerzo por restaurar y preservar la biodiversidad local. Esta acción no solo beneficia al entorno natural, sino que también busca generar un impacto positivo en la vida de las familias involucradas.
Uno de los pilares fundamentales del proyecto es garantizar el acceso al agua en calidad y cantidad adecuadas para las comunidades locales. Para lograrlo, se realizaron mejoras y adecuaciones en las fuentes de agua, sistemas de bombeo y reservorios, asegurando así un suministro seguro y sostenible para las familias de la zona.
Para garantizar el éxito a largo plazo de la iniciativa, se brindó asesoramiento técnico en actividades agrícolas basadas en prácticas ambientales sustentables. De esta manera, mediante la colaboración entre la Fundación Vida Silvestre, el INTA y el INAFCI con las comunidades locales, se compartieron conocimientos en áreas como la producción de yerba mate, ganadería, horticultura y apicultura.
Como resultado, se logró la instalación de 16,5 hectáreas de sistemas agroforestales en nuevas plantaciones de yerba mate, así como la adecuación de 37 hectáreas de yerbales ya existentes bajo este sistema, que combina árboles nativos con plantaciones productivas. Además, se llevaron a cabo 13 capacitaciones en temas relevantes para el desarrollo sostenible de la región, abordando desde la sistematización de suelos hasta la restauración del paisaje y la recuperación de áreas degradadas.
Claudia Amicone, especialista en restauración y comunidad de Fundación Vida Silvestre Argentina, destacó la importancia de una mirada multidimensional para la conservación, señalando: «Hoy más que nunca, la conservación necesita de una mirada multidimensional desde diversas profesiones que nos ayuden a hacer realidad el enfoque de conservación inclusiva que promovemos». Amicone también resaltó el compromiso y profesionalismo del INTA y el INAFCI en la consecución de los logros alcanzados.
A medida que el proyecto entra en su segundo año, surgen nuevos desafíos y oportunidades. Se suman 31 nuevas familias de Colonia Alegría, con quienes se proyecta la restauración de 124 hectáreas adicionales, así como la implementación de capacitaciones continuas y asistencia técnica permanente. Entre los temas prioritarios se encuentran la sistematización de suelos, el manejo integral del ganado, la horticultura y la promoción de sistemas agroforestales.
Estas capacitaciones están diseñadas para abordar las necesidades específicas de las comunidades y promover prácticas sustentables y rentables. Además, se seguirá trabajando en mejorar el acceso al agua, realizando adecuaciones de vertientes y mejoras según las necesidades individuales de cada familia.
Para Amicone, este proyecto representa no solo un compromiso con la conservación del ambiente, sino también una oportunidad para el desarrollo económico y social de las comunidades rurales de la selva misionera. «Estamos trabajando en conjunto para conservar y restaurar este invaluable patrimonio natural y cultural para las generaciones actuales y futuras», afirmó. Además, subrayó el poder transformador que posee la comunidad cuando se une en un esfuerzo común por proteger y restaurar la selva, buscando mejorar la calidad de vida de las familias en su hogar: el monte.
La selva misionera, parte de la ecorregión Bosque Atlántico, es uno de los sitios más biodiversos del mundo y es crucial para la mitigación del cambio climático, la regulación hídrica y el sustento alimenticio y económico de los pueblos que habitan la región. Sin embargo, su territorio original ha sido transformado en gran medida por las actividades humanas, con una pérdida significativa de cobertura forestal debido a la deforestación y la alteración del hábitat. Esta pérdida no solo afecta a la biodiversidad, sino también a las personas que dependen de la naturaleza para vivir y desarrollarse.
El proyecto de conservación y restauración de la selva misionera representa un esfuerzo conjunto para proteger un ecosistema invaluable y mejorar la calidad de vida de las comunidades locales. Con la colaboración de diversas instituciones y el compromiso de las familias rurales, se están sentando las bases para un futuro sostenible, donde la conservación de la naturaleza y el bienestar humano vayan de la mano.