Asesinato del mecánico: esperan los resultados de las pericias telefónicas y apuntan a cárteles de droga de Santa Ana y Jardín América

48 horas después del asesinato a balazos del mecánico Aldo Andrés Cantero (31), en Gobernador Roca, hay una certeza: el crimen tiene vinculación con el mundo oscuro de las drogas. Pero también muchas preguntas que necesitan respuestas. Y las respuestas pueden estar en los dos teléfonos celulares incautados en la casa del fallecido. Uno de los aparatos es el que la víctima solía usar. Ambos móviles serán analizados por la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial, que tiene la tecnología adecuada hasta para rescatar comunicaciones o mensajes que hayan sido borrados.
Precisamente la SAIC y la Dirección Homicidios de la Policía provincial, además de distintas dependencias de la Unidad Regional IX, están abocados a tiempo completo al caso.
Hay muchas líneas de investigación y pocos testigos. No hay mucha gente que quiera hablar. El temor a represalias es grande.
De todos modos, algunos testimonios que pudieron recabar los detectives apuntan a clanes de narcotráfico que operan en Santa Ana y Jardín América como presuntos responsables del asesinato.
Esos «dateros» vincularon a Cantero con unos personajes peligrosos de Jardín América. Se sabe que tenía algún vínculo con ellos, pero no está en claro de qué tipo.
El auto Renault Logan del mecánico, utilizado por los asesinos para escapar, precisamente apareció abandonado en Jardín.
Los investigadores saben que tienen que hacer un trabajo de hormiga. En este escenario resultará vital lo que arrojen las pericias de los celulares. No se descarta que entre los contactos de Cantero estén los homicidas.
El domingo, el mecánico fue con su mujer (Liliana) a realizar compras a un negocio de Roca. Luego volvió y almorzó en su residencia del lote 89. Más tarde, llegó a su pareja e hijo a un barrio donde se hacía un festejo por el Día del Niño. Cantero regresó solo a casa. A la tardecita, llamó a su concubina y le dijo que no volviera a casa. Se lo oía desesperado. Ella le contó a la Policía que detrás de la voz de su marido se escuchaban risas. Y, tras cartón, disparos de arma de fuego.
Liliana alertó a la comisaría del pueblo. Pasadas las 20.30, encontraron al mecánico acribillado en su casa. Lo habían ejecutado de cuatro tiros con una pistola calibre nueve milímetros. Al día siguiente, encontraron 1826 kilos de marihuana en su propiedad.

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