La crisis más allá de eufemismos meteorológicos

Los tiempos del FMI no son los mismos del gradualismo. De aquel proyecto de achicar el déficit en dosis homeopáticas, financiarlo con endeudamiento y después licuarlo con crecimiento ya no queda ni la planilla de Excel que usaba el ministro Dujovne para explicarlo ante los incrédulos. Lo que hay en cambio es ajuste puro y duro recetado por los médicos de guardia del FMI en un marco de recesión que nadie sabe precisar hasta dónde hundirá a la economía argentina. El recorte dejó de ser un fantasma agitado por los agoreros y se convirtió en una realidad palpable en decisiones concretas que se dan a conocer semana a semana.

Solo en los últimos días el gobierno de Macri redujo asignaciones familiares, volvió a tomar dinero de la Anses -16 mil millones de pesos- para financiar al Tesoro, anunció aumentos en el transporte público, limitó las deducciones por hijo del impuesto a las ganancias, medidas que se suman a la reducción de beneficios aplicada al monotributo social para el sector rural, restricciones en el acceso a subsidios interzafra y recortes en las transferencias a las provincias.

Entretanto, la estadística ofrece muestras palpables de los efectos de la crisis. Según datos del ministerio de Trabajo de la Nación, en abril y mayo se perdieron casi 76 mil puestos de trabajo registrado en el sector privado. El sector más golpeado sigue siendo la industria manufacturera, que despidió a casi 78 mil trabajadores desde que asumió Macri.

Mientras los cráneos del mejor equipo de los últimos 50 años afinan el lápiz para cumplir con las metas de ajuste fiscal impuestas por el FMI, no pueden evitar que por la puerta trasera –que el propio Gobierno se ocupó de dejar abierta cuando eliminó restricciones a la circulación de capitales golondrina- se fuguen cada vez más dólares. En lo que va de la gestión de Macri, el país vio partir 83.232 millones de dólares por formación de activos externos, que incluye fuga y compra de dólares para ahorro, turismo, intereses y remisión de utilidades. Y la proyección de esos números llevaría el total para todo el mandato a 156.763 millones, según cálculos que hace Proyecto Económico.

El contexto de crisis se completa con los problemas de fondo, algunos de los cuales son heredados del kirchnerismo, otros fueron alimentados por el entorno internacional y otros de entera responsabilidad del Gobierno de turno. La inflación de Macri es mayor que la del kirchnerismo aun con tasas de interés inusitadamente altas que congelan la actividad económica y el poder de compra del salario se desinfla todos los días.

Entre los analistas reina la incertidumbre. Luego de recalcular en reiteradas oportunidades todos los pronósticos referidos a inflación, dólar y crecimiento, ahora optan por la prudencia. En su paso por Posadas, el economista e influyente columnista para el sector financiero, José Siaba Serrate –más conocido por su seudónimo Gordon Gekko- se limitó a anticipar que la recesión se extendería al menos durante los próximos tres trimestres. “Ese crecimiento que hasta el primer trimestre era del 3,6 por ciento hoy es una recesión, no la hemos medido bien, no sabemos qué profundidad va a tener pero sabemos claramente que la expansión terminó, que empieza un nuevo ciclo con una recesión que se va a prolongar mínimo tres trimestres. La expectativa de que Argentina vuelva a crecer quedará pendiente para el año próximo y dependerá de que se solucionen muchos de los problemas que van a salir a la luz estos meses”, señaló a Misiones Online.

Incluso fue cauto a la hora de hablar del dólar que cumplió tres semanas de estabilidad. Consideró que es muy pronto para dar por terminada la corrida contra el peso. “Decir que ha pasado es más una expresión de deseo, la situación es adversa, hay que dejar que el tiempo transcurra, hay que tomar decisiones y estas decisiones tienen tiempo hasta producir efectos, estamos en una calma pero no sabemos qué vendrá después”, dijo.

Más allá de lo que digan los analistas especializados y los datos que arroje la fría estadística, la crisis se ve reflejada hasta en el paisaje urbano. Estaciones de servicios racionando el combustible, protestas y cortes de rutas multiplicándose, locales comerciales vacíos o cerrados que van dejando lugar a microemprendimientos informales: verdulerías o parripollos improvisados al costado de avenidas o accesos a la ciudad marcan el pulso de una creciente economía del rebusque.

Pero los funcionarios nacionales y sus medios amigos evitan hablar de crisis, prefieren en cambio recurrir a metáforas meteorológicas. En su reciente participación en la cumbre de los Brics en Sudáfrica, el presidente Macri repitió hasta el hartazgo la palabra “tormenta”, mientras que su principal espada política, Marcos Peña, pronosticó “meses fríos y tormentosos”.

No es novedoso ni ingenuo que un gobierno apele a eufemismos relacionados a eventos naturales para explicar su economía. Estudiosos de la semiótica explican que se trata de un recurso discursivo que procura desligar las responsabilidades de los decisores. Se procura presentar a la economía como un ecosistema sometido a las fuerzas de la naturaleza y no como un producto cultural que resulta de decisiones adoptadas por actores que tienen nombre y apellido o en su defecto razón social.

Bajo este marco conceptual, si el sueldo no alcanza y se producen despidos es porque “llegó el invierno” y cuando todas las variables muestran números en rojo es porque “se desató la tormenta”. Siempre se habla de fenómenos inevitables y ajenos a la voluntad o impericia humana. Los errores humanos se representan como catástrofes naturales sin culpables y frente a las cuales no queda más que esperar.

Uno de los tantos que escribió al respecto es el investigador español Ángel Arrese, profesor de periodismo económico de la Universidad de Navarra, España, quien en su artículo “Las metáforas de la crisis del euro en la prensa española”, publicado por la revista Comunication & Society, de la mencionada casa de altos estudios señala que metáforas relacionadas a la salud y a la meteorología “apelan en menor grado a la responsabilidad de las personas, situando la interpretación de la crisis en un contexto alejado de la propia culpabilidad (de los ciudadanos, del país, etc.). La crisis se ve en este sentido como algo que procede del exterior, algo ‘que nos puede llegar’, de lo que nos podemos contagiar, sin poder controlarlo”.

Verde oliva

El Gobierno sabe sin embargo que los recursos del marketing político y de la construcción del discurso no serán suficientes para contener el genuino descontento de los grupos que se ven más perjudicados por el ajuste, ni para neutralizar la acción de elementos desestabilizadores movidos por oscuros intereses que se muestran prestos a aprovechar políticamente ese descontento.

En coincidencia con un escenario que se prevé de de creciente conflictividad social, especialmente a partir del año próximo cuando las metas de ajuste impuestas por el FMI sean bastante más severas que las de hoy, el presidente firmó esta semana un decreto que habilita a las Fuerzas Armadas a intervenir en seguridad interior.

Aunque el ministro de Defensa, Oscar Aguad, se ocupó de jurar que la decisión apunta a reforzar el combate contra el narcotráfico en zonas de frontera y que no se utilizará al Ejercito para reprimir la protesta social, la medida provocó críticas airadas desde diversos sectores y hasta una marcha multitudinaria al ministerio de Defensa bajo la consigna “Fuerzas Armadas represivas nunca más”.

Provincias apretadas

Otro de los frentes de conflicto que tiene abierto el Gobierno nacional es la negociación con las provincias por la instrumentación del ajuste de 2019 y su correlato en el Presupuesto. Esta semana “el PJ del Senado” –filial encabezada por Miguel Ángel Pichetto- emitió un nuevo informe que activó el alerta federal y que señala que la Nación realizó un ajuste a las provincias durante el primer semestre del año en comparación con igual período de 2017, con transferencias corrientes que tuvieron una disminución nominal del 5,5% -si se agrega el efecto de la inflación supera el 20%-, y una baja del 15% para gastos de capital.

El informe señala que “las áreas de Educación, Seguridad Social, Desarrollo Social y Salud, entre otras”, fueron los campos en los que “las transferencias corrientes se redujeron drásticamente». En números, el primer semestre de 2017 dejó giros por $31.296 millones que, en 2018, pasaron a $29.574 millones. Es decir, una merma de $1.722 millones”.

En lo que respecta a las transferencias a provincias en concepto de Gastos de Capital (obras, fundamentalmente) la reducción en valores nominales alcanza el 15%, siendo la reducción en valores reales (neta efecto inflacionario) superior al 30%.

En términos concretos, el recorte se traduce la suspensión de obras prometidas, menos partidas de remedios para hospitales y achiques en planes de salud pública y educación que se financian con fondos nacionales.

En ese contexto, las provincias se muestran cada vez más reticentes a cumplir con lo que dicta el pacto fiscal impulsado por la Nación. La mayoría de las jurisdicciones está incumpliendo con los compromisos allí asumidos, hablan de un estrepitoso fracaso y plantean la necesidad de barajar y dar de nuevo. Plantean que la reforma fue pensada con pronósticos que estuvieron muy lejos de cumplirse y eso obliga a replantear los términos de ese acuerdo.

Recuerdan que cuando se diseñó ese pacto se esperaba un dólar a 23 pesos a fin de año, una inflación de alrededor de 18 por ciento y un crecimiento económico de 3,5 por ciento. Hoy el dólar oscila los 28 pesos, se sabe que la inflación no bajará de 32 por ciento y el crecimiento económico no será.

Volver a las fuentes

Ante difícil contexto económico nacional y la vereda opuesta a la doctrina del ajuste, el gobierno de Misiones se propone concentrar los esfuerzos en reducir los efectos de la crisis en los sectores más vulnerables y en sostener los niveles de consumo. En ese sentido apuntan programas como el Ahora Pan, Ahora Gas y el Ahora Misiones en sus diferentes formas.

El proyecto de Presupuesto presentado por el gobernador Hugo Passalacqua es otro fiel reflejo de esa política, prevé destinar alrededor del 60% de los recursos al área social, que comprenden educación (30,57%), salud (13,86%) y desarrollo social (12,34%).

A pesar de que el contexto difícil obliga a concentrar la atención en la asistencia a los más desposeídos, el Gobierno provincial no renuncia a continuar con políticas activas para el desarrollo de sectores económicos como el turismo, que gracias al trabajo sostenido de promoción que lleva adelante la Provincia y a un sector privado que invirtió en infraestructura y capacitación logró cerrar las vacaciones de invierno con récord de visitantes en casi todos sus atractivos y con ingresos por alrededor de 500 millones de pesos.

La instrumentación de técnicas de vanguardia en la educación es otro de los lineamientos de gobierno que la Provincia no se muestra dispuesta a abandonar por más que arrecie la crisis. Con ese objetivo se desarrollará del 31 de julio al 2 de agosto en Posadas, Oberá, Eldorado y Apóstoles la Semana de las TIC. Habrá capacitaciones en electrónica, robótica, programación, desarrollo de aplicaciones, realidad aumentada, multimedia, pensamiento computacional, gamificación, prestidigitación digital  y ciberseguridad. También charlas inspiradoras, conferencias, conversatorios entre expertos, números artísticos del Centro del Conocimiento y exposiciones de proyectos de robótica.

Al respecto, el vicegobernador Oscar Herrera Ahuad enfatizó en la necesidad de “generar expectativa, y después la confianza de que se está haciendo lo correcto”. En su momento, “la Escuela de Robótica generó curiosidad y transitó, a partir de sus inicios, un enorme camino desde una provincia pequeña que quiere superarse y llegar a la igualdad de oportunidades, a la inclusión”.  “Lo nuevo es necesario, genera diferencias, cuestionamientos y desafíos, por esto, debemos acompañarnos, aprender e incorporar conocimientos”, finalizó.

 

 

(*)  Periodista de Misiones Online

 

 

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