La historia de una profesora transgénero que logró vencer prejuicios y hoy enseña en cuatro escuelas

Milena es filósofa y docente desde hace 23 años en la provincia de Córdoba, comenzó su carrera con una imagen masculina, pero hace dos años cambió su identidad. Sus alumnos la respetan. Cree que la gente se incomoda frente a personas transexuales porque se ve a obligada a pensar sobre sí misma.

“La gente te ama o no te ama. Cuando tenés esta diferencia de tu cuerpo con tu identidad –llámese física, psíquica o emocional, al otro le genera una reflexión y una incomodidad, porque se tiene que poner a pensar sobre sí mismo”.

De esta manera se presenta Milena Moreno (50), una mujer transexual con un hijo adolescente y docente en cuatro escuelas, cuando se le pide una definición sobre sí misma, su trabajo, sus alumnos y sobre el desafío de ser una profesora trans en Córdoba.

“Soy filósofa, profesora de Filosofía y maestra de grado. Me recibí cuando no era Milena, en el Garzón Agulla. Tengo una carrera docente, humanista”, dice.

Parte de la base de que, antes que racionales, los humanos somos seres sensibles. “Lo que te sensibiliza es lo que te cambia”, asegura.

Este año, Milena cumple 23 años como docente y disfruta dando clases. “Sigo siendo docente por elección”, apunta.

Ingresó al sistema educativo con una imagen fuertemente masculina y vivió su transición de identidad sin demasiadas dificultades externas “El profesor de Filosofía Claudio Moreno aparecía con sombrero y pipa, traje y tiradores, pero con una percepción en el otro, sobre todo en la mujer, de un hombre que no existía”, sostiene Milena.

Pasaba horas conversando con otra mujer, escuchando, poniéndose en el lugar del otro. “Claudio tenía esa sensibilidad, que no cerraba. Me decían: ‘Sos diferente a los hombres’. Y es que, en verdad, no era hombre, en el sentido de ser varón”, cuenta.

La terapia psicológica lo ayudó a pensarse como mujer, esa identidad que había aparecido en la niñez y que vivió con plenitud en Europa. Aunque, en verdad, cree que más que una mujer transexual, es una persona andrógina.

Después de dos años, comenzó el tratamiento hormonal, y en 2016, le realizaron la cirugía para la extirpación de los testículos en una clínica privada de la ciudad de Córdoba. Luego, cambió su DNI.

Milena es profesora en cuatro escuelas, tres estatales y una privada en Córdoba. La Juan José Paso, de barrio Zumarán, el Instituto Integral Modelo (ex-Liceo de Señoritas), el Ipem 270 y el Cenma 215 en Villa Azalais oeste. “Tengo cuatro realidades sociales y educativas diferentes. Es lo que me nutre permanentemente”, sostiene. Ama su trabajo y, asegura, no ha tenido conflictos con sus alumnos.

Terminó el ciclo lectivo en 2016 con imagen masculina y en febrero del año siguiente, ingresó como mujer. El Ministerio de Educación acompañó a las escuelas en este proceso. Reunió a los directores de las instituciones, a los equipos de Educación Sexual Integral, al sexólogo de Milena y debatieron cómo trabajar su presencia en los colegios. “Fue muy fuerte y muy bello”, subraya.

En realidad, temía que su experiencia pudiera parecerse a la vivida, años atrás, por Verónica Giordano, la primera directora transexual de una secundaria de la ciudad de San Francisco, que se sometió a una cirugía de adecuación de sexo en 2011, y que sufrió numerosos traspiés en el sistema educativo.

“Cuando volví a dar clases fue una bienvenida muy ecléctica. Hubo profesores que me extrañaban como Claudio, hubo profesoras que estaban más animosas conmigo. Una profe me dijo: ‘Ni se te ocurra venir más linda que yo’. Todas esas cosas te muestran que el otro se ha tranquilizado en esta convulsión sobre tu vida. Cuando estás seguro de lo que sos, el otro no tiene posibilidad alguna de estar nervioso o incómodo”, plantea.

Fuente: La Voz

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