Ana María Gorosito: “El gran error es suponer que el feminismo se trata de una lucha de géneros”

 

En diálogo con Radio Municipal la antropóloga social y docente, Ana María Gorosito, habló sobre los problemas y cambios del feminismo dentro de las distintas generaciones.

Ana María Gorosito en Radio Municipal.

 

Siendo el movimiento feminista uno de los que más ha crecido en estos últimos años. Entre risas y anécdotas, la antropóloga social Ana María Gorosito realizó un análisis sobre cómo es el feminismo en la actualidad. Recordando derechos adquiridos tales como: el voto femenino, la patria potestad compartida y temas referidos sobre el “adulterio” dentro del matrimonio.

Mencionó que “el gran error es suponer que eso se trata de una lucha de géneros. El problema no es ése, en realidad, es una lucha para derrotar al autoritarismo y al monopolio del poder en cualquier plano. Lo cuales, no son exclusivamente encarnados por el hombre.”

Asimismo remarcó que “el destino biográfico de cada uno de nosotros no está definido por la genitalidad”. El problema radicaría en la distribución del poder.

 

-¿Cómo ha evolucionado el feminismo en las distintas épocas generacionales?

-Te diría que declina cada vez más la tontería que hemos escuchado tan a menudo “Yo no soy feminista, soy femenina”, lo cual era realmente una frase innecesaria porque el feminismo no implicaba la renuncia a la identidad de género en el caso de las mujeres. Ahí tenés un gran cambio, es decir, el haber aceptado la identidad sexual como un elemento cultural. Reconocido en muchos sectores sociales, de manera que esto ha modificado las perspectivas; ya no es solamente afirmar  algunos principios básicos del feminismo tradicional. Sino además considerar que, adentro de ese marco la definición de feminista es una más dentro de una serie de definiciones que van por el derecho de la identidad de género.

Lo que son esas banderas tradicionales son parecidas a aquellas “igual trabajo, igual salario”, la cual sigue siendo una bandera que se mantiene. Si bien se ha avanzado, todavía hay muchos planos  y actividades en donde éstos no se respetan. Otra bandera también es la de “derechos civiles iguales” (…) en mi generación aparece en una etapa más adulta con los derechos de ciudadanía en el plano del voto. Pero en el transcurso de mi vida adulta aparece el derecho de la “patria potestad compartida” adquirida recientemente, 25 años aproximadamente. Antes la misma era solamente masculina y, en todo caso, con un escribano público se delegaba ciertas potestades a la mujer. También otra cuestión podría ser la del “adulterio”, el cual debería ser probado como causa de divorcio en un caso.  Se supone que debe probarse el adulterio masculino pero no necesariamente el femenino.

Luego en el plano no jurídico, creo que hay ciertos mandatos sociales que se siguen manteniendo sobre la mujer indicándole un camino ideal de realización. Por ejemplo: casarse, tener hijos, etc. Eso en las muchachas más jóvenes plantea un dilema porque se exige éxito en las actividades públicas (artes, docencia, medicina, entre otras).  En ese caso el mandato tradicional, que es un mandato de la especie de reproducción pero muy trabajado a través de la norma moral social puede volverse en contra de esta otra existencia de  realización en esos otros planos.

Hoy el feminismo es más aceptado porque muchas de las mujeres aparecen en la esfera pública, ya no es solamente en el ámbito doméstico el lugar de realización. Pero en la esfera pública siguen habiendo problemas.

Sigue habiendo aquellos conceptos donde “no voy a hablar sobre el sexo masculino: se opone a los avances de la mujer en las actividades que antes se suponía que eran solo masculinas”. En general hay un sector social, independiente del género, que sigue siendo autoritario, en el sentido monopólico, que preserva las actividades exclusivamente a los hombres.

En ese plano, mi propia bibliografía tiene que ver con eso. No me ha sido fácil a lo largo de la vida instalarme en algunos lugares de reconocimiento intelectual. Aunque en el plano intelectual que elegí, la antropología, era más frecuente que hubiera más mujeres que hombres. Sin embargo era, poco frecuente que mujeres estuviéramos al frente  de las instituciones de investigación.

Esto ha ido cambiando, si bien no en la rapidez que quería.

-¿Usted sufrió alguna discriminación por ser mujer,  siendo docente en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM?

-No. Aunque más  allá que las universidades públicas normalmente tienen temas de organización que son democráticos y de participación, cuando comienza la última etapa de coparticipación de los cuatro claustros, los cuales todos deben estar representados (…) hay ciertas definiciones acerca de acciones a tomar que no son, necesariamente, compartidos. Son tomados en pequeños círculos y luego transferidos a los demás.

En mi trayectoria esos pequeños planos siempre ha existido y eran masculinos.

Sin embargo, el  gran error es suponer que eso se trata de una lucha de géneros. El problema no es ése, en realidad, es una lucha para derrotar al autoritarismo y al monopolio del poder en cualquier plano. Lo cuales, no son exclusivamente encarnados por el hombre. No pasa por ahí la cuestión.

Creo que en el plano de la cultura general se empieza a aceptar que el destino biográfico de cada uno de nosotros no está definido por la genitalidad. Entonces no podemos poner en cuestión que el eje de nuestra de nuestra discusión sobre lo que sería claramente la genitalidad, “hombres versus mujeres” en un mundo que es más diverso. El problema está puesto en la cuestión del poder, cómo se distribuye.

Las ciencias sociales han contribuido mucho dentro de las teorías pero no siempre esto ha sido aprehendido para un cambio sobre la concepción general de la sociedad.

(…)

 

 

 

 

 

 

 

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