Milagro en Tailandia: después de 9 días, encuentran sanos y salvos a los 12 chicos perdidos en una cueva

Lo confirmó el gobernador de Chiang Rai. Pero advirtió que no van a poder rescatarlos inmediatamente.

Los 12 chicos miembros de un equipo de fútbol y su entrenador atrapados en una cueva inundada en Tailandia desde hace más de nueve días fueron «hallados sanos y salvos», anunció este lunes a la prensa un gobernador local.

«Encontramos a los 13 sanos y salvos», anunció Narongsak Osottanakorn, gobernador de la provincia de Chiang Rai, entre los gritos de entusiasmo de los socorristas y los periodistas.

Pero la evacuación no se llevará a cabo inmediatamente, precisó el gobernador, quien dirige el dispositivo de rescate, del que participan rescatistas de varios países.

Los socorristas permanecerán dentro de la cueva con ellos hasta que estén en condiciones para recorrer los más de 3 kilómetros que los separan de la salida de la cueva Tham Luang Nang Non, inundados en parte.

«Les llevaremos comida, pero no estamos seguros de que puedan alimentarse, ya que no comieron desde hace mucho. También llevaremos a un médico que sepa bucear», añadió.

En las últimas horas, las autoridades habían anticipado avances significativos por un pasadizo clave para llegar al lugar donde creían que estaban los chicos, una isleta conocida como “la playa de Pattaya” o «Pattaya Beach» en la cavidad central de la cueva, y a la que los equipos de rescate no habían logrado acceder hasta ahora.

El grupo fue hallado justamente a 400 metros de la entrada de la cueva conocida como «Pattaya Beach». Los socorristas habían identificado el área como la única vía posible de salvación para los desaparecidos, de quienes no se tenían noticias desde hace 9 días.

El sábado 23 a la noche, después de su entrenamiento, los jugadores -de entre 11 y 16 años- y su entrenador ingresaron a la cueva Tham Luang, la cuarta más extensa de Tailandia, se cree que para protegerse de las lluvias del monzón que están azotando desde hace días a la región. Pero quedaron bloqueados por la lluvia y la inundación. No se tuvieron más noticias de ellos, aunque en la cueva se encontraron sus bicicletas, calzados y otros objetos, además de pisadas y marcas de manos, lo que esperanzó a los rescatistas de encontrarlos con vida.

No obstante, todo el operativo de rescate en la gruta del parque natural Tham Luang-Khun Nam Nang Non ha sido hasta ahora muy complejo. Están participando más de 1.300 efectivos, incluidos rescatistas de Australia, Reino Unido, Japón y China, así como unos 30 soldados estadounidenses.

Los buzos se vieron frenados una y otra vez por el agua enlodada que subía desde algunas secciones de la cueva y los obligaba a retirarse por motivos de seguridad. Cuando el nivel del agua descendió el domingo, los rescatistas avanzaron con un enfoque más metódico, colocando una línea de cuerda y suministros adicionales de oxígeno a lo largo del camino. Así, el domingo a la noche los buzos llegaron a una curva donde el pasaje, de un kilómetro de largo, se divide en dos, y desde allí pudieron alcanzar la cámara con arena en la parte alta de cueva, donde el grupo estaba a salvo.

Familiares y amigos de los chicos se mostraron confiados y esperanzados desde el primer día, cuando montaron una vigilia en la entrada de la cueva, a la que llevaron ofrendas para que los dioses permitieran hallar a los nenes con vida. «Estoy tan feliz… Quiero verlo, en buen estado físico y mental», dijo a la AFP Thinnakorn Boonpiem, padre de uno de los nenes, apenas se enteró de que los habían encontrado.

El drama de los chicos y sus familias fue seguido en directo por las cámaras de TV y por Internet.  “Déjenlo volver para jugar al fútbol con nosotros, lo extrañamos”, imploraba este lunes Tilek Jana, de 14 años, cuyo amigo Prajak está entre los desaparecidos. “Cantamos, rezamos y les enviamos nuestro apoyo para darles la fuerza para esperar que la ayuda llegue”, agregó Kanet Pongsuwan, el director de la escuela de Mae Sai Prasitsart, a la que asisten seis de los 12 niños.

Este lunes, miembros de la tribu Lisu se reunieron cerca de la cueva para sacrificar pollos y cerdos, una ofrenda a los espíritus del río y de la selva para implorarles que permita el regreso de los niños sanos y salvo. Y el conocido cantante tailandés Kong Huayrai, escribió una canción en homenaje a los niños y su entrenador. «No sabemos quiénes son, cómo son, pero ¿dónde están? ¿tienen frío y hambre?», dice la balada difundida en la televisión, que enfatiza que hay un país esperándolos.

 

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