El «Maestro» Tabárez conmueve al mundo: padece una extraña enfermedad y alimenta el sueño de Uruguay

El director técnico de la «Celeste» es una de las figuras que más destacadas del torneo de Rusia. Una historia de superación, liderazgo y sacrificio.

El proyecto del Maestro Tabárez lleva más de 12 años de vigencia. Luego de la frustrante ausencia en la edición de Alemania (2006), el entrenador se hizo cargo de un proceso que le brindó constantes alegrías a los charrúas. Ya lo explicó Gustavo Zerbino, uno de los sobrevivientes de la tragedia aérea que sufrió el equipo de rugby que popularizó la película Viven y hoy colabora en la motivación del plantel: «Primero hay que querer, después hay que creer y finalmente hay que hacer todo lo que esté a tu alcance para intentar lograr el objetivo».

Tabárez quiso, creyó e hizo todo lo posible para lograr los objetivos. Con 71 años, el Maestro es el entrenador más longevo de la Copa del Mundo y su historia es respetada por todo el planeta. Sobre todo por su superación constante de la extraña enfermedad que padece: el Síndrome de Guillain-Barre.

Hace 2 años el ex DT de Boca recibió el diagnóstico del complejo trastorno en el que las células nerviosas son atacadas por el sistema inmune y producen debilidad y entumecimiento hasta provocar la parálisis.

En su cuarto Mundial al frente de la Celeste, tercero consecutivo, (Italia ’90, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014), el entrenador es además el hombre con mayor cantidad de partidos dirigiendo a una selección en la historia del fútbol internacional con 183 encuentros.

El Maestro Tabárez tuvo una extensa y exitosa carrera en Peñarol, Boca, Milán, Cagliari y Real Oviedo. Dentro de sus logros, se destacan la Copa Libertadores de 1987 con el Carbonero y la liga argentina en 1992 con el Xeneize, que sumaba una sequía de 11 años sin conquistas.

Su primer período al frente de la selección uruguaya fue entre 1988 y 1990, pero no terminó de la mejor manera. La Celeste se despidió en los octavos de final en Italia. La segunda etapa la comenzó en 2006, previo inicio al certamen de Alemania, al que Uruguay no había clasificado y se aprestaba a servir de sparring para varias selecciones que sí disputarían aquel campeonato. Así, concretó las bases para llegar a las semifinales en Sudáfrica 2010 y alzar la Copa América del 2011, disputada en Argentina.

En Rusia ya no quedan figuras de la talla de Lionel Messi, Cristiano Ronaldo, Toni Kroos, Robert Lewandowski, Paolo Guerrero ó Mohamed Salah. El mundo admira al entrenador que con humildad, sacrificio y temperamento alimenta el sueño de la garra charrúa.

Fuente: Infobae

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