Comenzó el juicio contra el piloto de la médica que murió al caer del parapente

Ariel Augusto Salazar Carona no contaba con la habilitación para volar; no le colocó el arnés y además escondió la GoPro de la joven para encubrir el crimen. Sucedió en Tucumán.

La fiscal María Del Carmen Reuter (III) requirió la elevación a juicio contra el parapentista Ariel Augusto Salazar Carona, por el delito de homicidio culposo.

Salazar pilotaba el parapente desde el que Natalia Vargas se precipitó al vacío en la tarde del viernes 29 de diciembre de 2017. Además, la funcionaria judicial solicitó el mismo trámite, por el delito de encubrimiento, contra: Jorge Alberto Arcuri, Federico Carona y María Mercedes Gijón.

El día de la tragedia, alrededor de las 15.15, la víctima se encontraba en la pista de despegue de Loma Bola, en el cerro San Javier. Previamente, había contratado con Eduardo Deheza la realización de un vuelo biplaza a cambio de $ 2.400, para ella y para su amiga alemana Meryn Seda Ercanoglu. Habían llegado a la provincia días antes, para pasar las fiestas de fin de año junto a los padres de Natalia. La joven oriunda de Concepción residía desde hacía tres años en Alemania, donde realizaba una especialización en medicina.

De acuerdo al requerimiento de elevación a juicio, Salazar “sin encontrarse habilitado para la práctica de vuelos biplaza e inobservado medidas esenciales, lógicas de seguridad y cuidado que le imponen los reglamentos vigentes de la Federación Argentina de Vuelo Libre -a la que pertenece-, la propia costumbre deportiva y el sentido común, extralimitándose del nivel de vuelo que poseía, omitió realizar los procedimientos prevuelo de control de aseguramiento de los arneses del equipo de la pasajera. No aseguro el arnés denominado perneras que debería haber sujetado el cuerpo de Vargas desde su entrepierna con la silla del parapente”.

Salazar inicio el vuelo junto a Vargas. Ascendió a una altura superior a los 100 metros “generando una situación de riesgo real en el aire para su pasajera y, al advertir a los pocos segundos de vuelo que Vargas no se encontraba correctamente asegurada; nuevamente inobservando los principios y maniobras de emergencia que le imponen los reglamentos y costumbres deportivas, por ejemplo irse en dirección al cerro -lo que podía haber evitado un desenlace fatal-, intentó descender a la zona de aterrizaje en una quinta de limones, mientras la pasajera colgaba del parapente únicamente sostenida por la parte superior de su cuerpo”.

A los tres o cuatro minutos de iniciado el vuelo, Natalia cayó al vacío en la zona de monte y falleció en el acto “como consecuencia directa del accionar negligente del piloto”.

“Salazar, una vez que aterrizo, sin ningún tipo de daño físico ni de su parapente, omitió dar inmediato y urgente aviso y pedido de rescate de su pasajera, inobservando nuevamente principios, procedimientos, reglas de deportividad y el deber humanitario de auxilio”, sostuvo Reuter.

El encubrimiento

Por el delito de encubrimiento, la fiscal Reuter imputó a Arcuri, Carona y Gijón. Serían, de acuerdo a la investigación, quienes ocultaron la cámara que estaba ajustada al equipo de vuelo de la pasajera y que registró su caída y los momentos previos.

“De manera maliciosa, Carona recibió la cámara Go-Pro de Salazar, que contenía las imágenes de los últimos minutos con vida de Vargas y ocultó estos elementos del preventor policial. Luego traslado la cámara hasta un deposito en Loma Bola, donde extrajo la memoria, la colocó en una notebook y observó el video junto a Arcuri y Gijón”, sostuvo Reuter en el requerimiento de elevación a juicio del caso.

Para la funcionaria judicial “entre los tres idearon un plan de acción para hacer desaparecer la cámara Go-Pro y la memoria, elementos que hasta la fecha no han sido encontrados, a sabiendas de la investigación penal que se iniciaría contra Salazar y con la finalidad de ocultar una prueba vital para la instrucción y de esta manera entorpecer el descubrimiento de la verdad, coadyuvando a Salazar al encubrimiento del hecho”.

“La acción desplegada por Carona resulta aún más compleja que la desplegada por Arcuri y Gijón, dado que recibe la cámara de manos de Salazar”, indica la fiscal, quien agrega que numerosos parapentistas que se trasladaron a la estancia San Agustín “vieron el vuelo del video con una única finalidad morbosa”.

El testimonio del piloto Víctor Palacio Lebón fue fundamental para reconstruir los pasos que llevaron adelante los tres imputados. Lebón estuvo en la pista de aterrizaje y en Loma bola, en el momento de la reproducción del video del fatal suceso.

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