#Mundial2018: Después del debut fallido, un asado para alimentar la confianza

La Selección trata de dejar atrás la frustración del empate con Islandia y busca mirar hacia adelante. Por la tarde, recibirán la visita de sus familiares en el Día del Padre.

La frustración fue la primera sensación que se llevó la Selección en el Mundial. Desde ya que era lo menos imaginado porque la ilusión estaba bien arriba dentro del plantel albiceleste. El golpe dolió fuerte en los primeros instantes, apenas consumado un empate con gusto a derrota ante la corajuda Islandia. La noche del sábado fue de análisis y de replanteos.

Las miradas durante la cena y la sobremesa estuvieron puestas en el otro partido del Grupo D, que Croacia le ganó a Nigeria por 2 a 0. Y ahí mismo ya empezaron a cambiar el chip mental. A dejar atrás lo malo hecho en el estadio de Spartak y a analizar al próximo rival, este conjunto croata que a priori presenta características de juego que le permitirían encontrar mayores espacios a la Argentina. Esto en los papeles, claro.

Desde el cuerpo técnico hasta los propios futbolistas ya se pusieron a conjeturar sobre lo que se viene. Y la onda empezó a cambiar de a poquito. La mañana de este domingo, envuelta en unos 25 grados más veraniegos que primaverales, siguió en esa onda de buscar no dejarse atrapar por la frustración. Como dijo Javier Mascherano después del partido: «Hay que saber jugar con la frustración porque la frustración juega un rol importante y por eso digo que no está permitido caerse».

Marcos Rojo, Nicolás Otamendi y Wilfredo Caballero no leyeron la pizarra en la que el preparador físico había escrito la actividad del día, agarraron los botines y salieron disparados hacia la cancha principal del centro de alto rendimiento de Bronnitsy. Pero cuando llegaron se tuvieron que volver puesto que los que fueron titulares debían hacer trabajos regenerativos en el gimnasio.

Después del furcio, los que fueron suplentes sí se movieron en el reluciente césped recientemente regado. En ese grupo estuvieron Cristian Pavón, Gabriel Mercado, Giovani Lo Celso… Nombres que podrían aparecer en la formación en Nizhny. Sampaoli, a un costado, protegiéndose la pelada con una gorra blanca de la AFA, ya craneaba alternativas.

«Hay que pasar esto todos juntos», se dijeron los jugadores en el vestuario de Moscú. Y la premisa se reforzó este mediodía, tras la práctica con un asado grupal, el primero que se lleva a cabo desde la estadía en tierras rusas. En una terraza del predio, al aire libre para aprovechar la calidez del sol. Carne, pollo y verduras hubo sobre la larga mesa para alimentar la confianza herida.

«A Croacia hay que comerle las patas», se motivan desde adentro. Por la tarde recibirán una visita especial. En el Día del Padre, los familiares de los futbolistas pasarán unas horas «todos juntos», como ellos dicen, como ellos se mentalizan para meterle unos goles a la frustración del debut y mirar para adelante con firmeza. (Clarín)

 

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