«Breves brotes psicóticos»: qué pasa dentro de la mente de Nahir Galarza

La psicóloga de la defensa declaró esta mañana en el juicio contra la joven acusada de matar a su ex novio y habló de «rasgos indicadores de patología grave» y una historia de violencia de género sufrida a manos de Pastorizzo. Los peritos judiciales dijeron todo lo contrario.

El 20 de marzo pasado, casi tres meses después de presuntamente matar de dos tiros en el tórax a su ex novio con la pistola reglamentaria de su padre policía, Nahir Galarza tuvo un encuentro con la psicóloga Alicia Paday, designada como perito de parte por su defensa. Paday había sido encargada de investigar la mente de Nahir, indagar en su estado en aquel momento, indicadores de personalidad, posibles trazos de daño con al menos un año de antigüedad.

Paday le administró a Nahir una pequeña batería de exámenes como el test de Millon, llamado así por su creador, el psicólogo estadounidense Theodore Millon, una serie de preguntas estandarizadas diseñada para detectar patologías psiquiátricas y desórdenes. También le administró otros exámenes más sencillos a simple vista, conocidos por cualquier persona que haya atravesado un psicotécnico, como dibujar una figura humana, un hombre bajo la lluvia.

Nahir, con varios kilos menos tras casi tres meses de encierro en la Comisaría de la Mujer de Gualeguaychú en una celda con mesa de cemento y un pequeño ventiluz, con el sueño conciliado de a ratos gracias a un régimen de clonazepam, dibujó su hombre bajo la lluvia. Lo hizo en el centro de la hoja, con trazo muy suave de un lápiz negro, una figura pequeña junto a un charco que indicaría un posible trauma sufrido por su propia madre durante el embarazo.

Así, la psicóloga Paday elaboró un informe y lo entregó a la defensa de la joven, integrada por los abogados Horacio Dargainz y José Ostolaza, que luego fue incorporado a la causa que investigó la muerte del ex novio de Nahir, Fernando Pastorizzo.

Esta mañana, en el juicio contra Nahir en el tribunal de Gualeguaychú, Paday compareció como testigo para ratificar los resultados de su propio informe. Lo que dijo sorprendió a todos los presentes; el fiscal del caso, Sergio Rondoni Caffa, la oía mientras mecía el cuello en su silla, como entre incrédulo y atónito, de adelante hacia atrás.

Nahir, para empezar, llevaba «una coraza fría, desganada», dijo la psicóloga ante el tribunal «diseñada para mostrar lo que el afuera necesita ver.» El trazo débil de su hombre bajo la lluvia demostró «un bajo nivel de energía», los criminales violentos, dijo Paday «usan trazos duros y ponen a la figura en el vértice superior.»

«Hay una tendencia automasoquista», aseguró la experta, «a posicionarse frente a otros en un lugar de vulneración, susceptible a recibir violencia, su frialdad demuestra su incapacidad aprendida de demostrar emociones, una estrategia que muestra su desconfianza hacia los demás.»

Paday luego fue mucho más allá: aseguró que Nahir «no reúne condiciones para un cuadro psiquiátrico definido» pero cuenta al menos con «tres indicadores de rasgos esquizotípicos» que la aproximarían a «un trastorno límite.» También, la psicóloga habló de la posibilidad de «breves brotes psicóticos.» Tuvo uno, declaró Paday ante el tribunal, «el día del hecho», el día del asesinato a tiros de Pastorizzo: «no quiso contármelo para que no piense que es una loca.»

Paday también habló de una posibilidad de abuso sexual: el abusador, según sus cálculos, no sería otro que Pastorizzo mismo, hechos de violencia «tanto sexual como psicológica y física, Fernando alentaba que otros descalifiquen y humillen a Nahir.» La joven, aseguró la especialista, se inició sexualmente con Pastorizzo, algo de lo que Galarza «se niega a hablar.»

«Ella es una víctima de violencia de género, tiene todos los indicadores», aseguró. Nahir habló de «zamarreadas en los brazos», un punto que solo fue incluido en la declaración de María Inés Correa, su vecina de enfrente, que terminó acusada de falso testimonio por el querellante del caso Rubén Virué tras hablar en el juicio.

Sus relaciones casuales con otros jóvenes en Gualeguaychú, un punto fuertemente enfatizado por la defensa para alejar a Nahir del agravante de vínculo que le garantizaría una condena a cadena perpetua –»no eran pareja, había un vínculo subjetivo de dependencia muy patológico» dijo la psicóloga- eran un intento de componer un duelo, un signo de depresión, según la especialista, «sexo indiscriminado.»

Lisandro Beherán, fiscal de la causa junto a Rondoni Caffa, objetó fuertemente el relato de la psicóloga, con cara de incrédulo. Apuntó a diferencias entre lo declarado ante el tribunal por Paday y lo escrito en el informe que habló de una Nahir «abierta, reveladora y expresiva.» Beherán también se sorprendió ante la idea de que una persona con todas estas características de frialdad y retraimiento pudiese tener un trabajo en la barra de un boliche, jugar al hockey y estudiar derecho con buenas notas, o cómo Pastorizzo terminó invitado por los Galarza a viajar con ellos a Río de Janeiro en el verano de 2016.

Lo cierto es que Paday estuvo sola en sus conclusiones ante el tribunal: Simón Ghiglione, el perito psiquiatra del Poder Judicial entrerriano que entrevistó a Nahir en tres ocasiones, dijo todo lo contrario.

Ghiglione, aunque no afirmó la existencia de violencia de género ya que no podía establecerla mediante la modalidad de entrevista que tuvo con Galarza, aseguró que la joven le habló únicamente de episodios de agresión verbal con Pastorizzo, no física, de los que Nahir no dio detalles como fecha y lugar, que no observó «tendencias hacia la autodestrucción» ni «anomalías en la interacción social.»La existencia de cualquier rasgo de personalidad «esquizotípico» fue «descartada», según el psiquiatra.

Nahir, por otra parte, había sido entrevistada dos días después de la muerte de Pastorizzo por una psiquiatra y un psicólogo del hospital local para determinar si debía ser internada o no. Ambos especialistas declararon ante el tribunal en la jornada: afirmaron que la joven no habló en ningún momento de situaciones de victimización durante su encuentro. «Su juicio crítico era normal», aseveró la psiquiatra, Yamila Horane. En el día de ayer, el diario Clarín aseveró que el psicólogo mediático Gabriel Cartañá, del programa Ojos que no Ven del El Trece, le realizó una pericia de parte a Nahir a comienzos de este año en su celda. La defensa de la joven habría decidido no usarla ya que no habría sido favorecedora para su planteo, aseguró el periódico.

La semana próxima, el último tramo del juicio, será el turno de los testigos de la defensa. Entre ellos se espera que declare Marcelo Galarza, padre de Nahir, antes de los alegatos finales de ambas partes. Gustavo Pastorizzo, el padre de la víctima, presenció cada una de las audiencias. «Estamos bien, estamos bien», dicen cerca de Nahir, histriónicamente, pero su ex suegro no piensa lo mismo.

Representado por el querellante Juan Carlos Peragallo, Pastorizzo está conforme en sus cálculos y considera que la prueba contra Nahir ha sido lapidaria: buscará pedir la pena de cadena perpetua para la ex novia de su hijo, con la suma del agravante de alevosía, algo que ya había sido rechazado durante el desarrollo de la causa.

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