Rodolfo el “Lobo “Fischer: “En Atlético Oberá llegué a jugar tres partidos por fin de semana”

 El obereño, ídolo en San Lorenzo y en Botafogo, nos abre las puertas de su casa en Monte Grande, provincia de Buenos Aires y en dos horas de charla repasamos su carrera y reflexionamos sobre el fútbol actual.

 

Misiones se destaca por su flora y por su fauna. No es casualidad que Horacio Quiroga haya buscado eternizar la belleza de la selva y de los animales, que habitan en la misma, con sus cuentos. Pero este escritor uruguayo no fue el único que se sintió atraído y cautivado por los frutos salvajes de esta tierra roja. Entre 1965 y 1972 todos hablaban de un lobo que había llegado a Buenos Aires desde Oberá y que eligió a San Lorenzo como su manada.  Un lobo alto, potente y veloz que cuando atacaba desplegaba un manual de recursos que desconcertaba a sus rivales y generaba aplausos de los cuatro costados del Viejo Gasómetro, que  luego se convirtieron en ovaciones y finalmente culminó con una idolatría. Un lobo que donde pasó mostró sus colmillos y dejó sus huellas.  Un lobo que con 73 años tiene la memoria intacta y el mismo brillo en sus ojos que adentro de una cancha intimidaban a todo aquel que lo enfrentaba.

 

Antes del fútbol, ¿tuviste un breve paso por la odontología?

Mis padres querían que hiciera una carrera universitaria y a través de unos tíos, que tenía, empecé a estudiar odontología en Rosario. Al mismo tiempo jugaba en una liga independiente de esa ciudad así que nunca dejé de jugar al fútbol.

 

Y en un momento le tuviste que decir a tus padres que la odontología no iba más…

Ambos sabían que me gustaba mucho el fútbol así que en un momento les dije que iba a dejar odontología y que iba a hacer todo lo necesario para triunfar en ese deporte. Me vine a Buenos Aires y gracias a un tío, que había hecho atletismo en San Lorenzo, me probé en el club. En la primera práctica ya le dijeron a mi tío que querían que me quedara, aunque como me probé en septiembre/ octubre el libro de pases estaba cerrado y tuve que esperar hasta el año siguiente para jugar.

 

¿Cómo era su vida antes de quedar en San Lorenzo? Porque hoy los chicos prácticamente nacen en los clubes, ya que  los equipos desde muy chicos los van a buscar, pero usted se prueba con 19  y queda definitivamente con 20 años

En Oberá jugaba en Atlético desde chico y era muy disciplinado. A los 16 años hubo fines de semana que llegué a jugar tres partidos entre reserva, quinta y primera

 

Usted debuta en San Lorenzo en 1965 y tres años después ya estaba dando su primera vuelta olímpica

Si, uno de los títulos más recordados por los hinchas de San Lorenzo, porque hasta ese momento el club solo salía campeón cada trece años y la última vez había sido con José Sanfilippo en el 59. Cortamos una maldición.

 

Y la final les toca con Estudiantes, que unos meses antes había sido campeón de la Copa Libertadores y después de jugar contra ustedes,  le ganó al Manchester en Inglaterra

Nos tocó una final muy dura y de entrada perdía

mos 1 a 0. Por suerte teníamos un gran equipo y  lo pudimos dar vuelta.

 

Ganan 2 a 1 y usted marca el gol final en el suplementario

 

Si, aún me siguen recordando ese gol. Es una historia linda que tengo para contar

 

Antes del 68 San Lorenzo salía campeón cada 13 años  y entre el 68 y el 72 usted dio dos vueltas olímpicas con ese club

En el 72 San Lorenzo fue bicampeón aunque yo solo participé del Metropolitano porque después de ese torneo me vendieron al Botáfogo de Brasil.

 

Y ese gran nivel colectivo se vio reflejado en la Selección Argentina

Para que veas el gran equipo que tenía San Lorenzo en esa época que en 1968, el técnico de la selección era Renato Cesarini y en un partido amistoso, en cancha de River, contra Uruguay, nos puso a ocho jugadores de San Lorenzo en el equipo titular y ganamos dos a uno. Tuve la suerte de hacer uno de los goles.

 

Hablando de la selección, usted es el único jugador que marcó cuatro goles con la Albiceleste en un mismo partido ¿Qué le genera eso?

 

Dos veces marqué cuatro goles en la selección. En el 72 fue contra la selección de CONCACAF en una mini copa  amistosa que se hizo en Brasil.  Pero, un par de años antes, ya había hecho cuatro goles, con la Argentina, en un partido amistoso que se hizo en Misiones contra la selección de Posadas.  Los muchachos de Oberá disfrutaron mucho *se ríe*.

 

Me imagino que en ese momento tenía la ilusión de jugar un mundial

 

Lógicamente,  yo estaba en un buen momento.  Pero bueno, al igual que otros jugadores,   la oportunidad la perdí cuando Argentina no se clasificó a la Copa del Mundo en México 1970.  Encima, yo estaba en esa selección que jugó la eliminatoria, pero hubo un cambio de técnico un par de meses antes y nos  sacaron a varios de ese equipo.  Era algo que para mí no correspondía porque habíamos hecho una etapa de adaptación en la Paz para jugar contra Bolivia. Ahí jugamos un amistoso contra un combinado de jugadores locales,  que muchos de ellos pertenecían a la selección de Bolivia, y le ganamos cuatro a cero. Después en eliminatorias Argentina perdió 3 a 1. Eso no quiere decir que si no estábamos nosotros no hubiéramos perdidos, pero si habíamos hecho una adaptación por la altura, aunque todo se obvio con el cambio de técnico. Pero bueno esa improvisación le trajo algo bueno a la Argentina porque después de no clasificar al mundial comprendieron lo importante que los proyectos y los procesos y a partir de ahí Argentina empezó a contratar técnicos y les daban estabilidad para trabajar, aunque en los últimos años volvimos a esa inestabilidad técnica

 

¿Usted tenía representante?

 

No no, me representaba solito

 

¿Se pone a pensar que sería de su carrera en un mundo tan globalizado, como el de hoy, lleno de representantes, de marketing, de videos?

 

Bueno, eso uno nunca lo sabe. Pero los jugadores hoy tienen muchas más oportunidades porque su actuación se conoce en todo el mundo. Se sabe a ciencia cierta dónde podes jugar, cuánto podes rendir.  Las ofertas y las opciones son muy grandes.

 

¿Se sorprende por los números que se majean en este fútbol moderno?

Si claro. A mí me sorprende mucho cuando a veces escucho las cifras que se pagan el fútbol argentino, sobre todo porque sabemos las necesidades que tiene el país.  Hoy el fútbol es un negocio y se piensa poco en el hincha que pone su dinero, su esfuerzo, su trabajo para ver a su club.

 

¿ Y cómo hace hoy un jugador joven que tal vez tuvo una vida difícil,  cobra un sueldo alto para lo que su edad, tiene a su representante hablándole de Europa todo el tiempo, canjes por todos lados, para mantener los pies sobre la tierra y que eso no lo perjudique?

 

Me imagino que la mayoría debe estar bien asesorada, aunque el que no lo está corre muchos riesgos. Igualmente los chicos saben que la carrera es corta y pasa muy rápido. Tenés una etapa de formación, después otra buena y viene la última de declive dónde ya empezás a perder potencia física y cuando te sucede eso pasas a ser uno del montón.

 

¿Cómo se fue preparando usted para el retiro?

 

Yo siempre fui muy consciente que el fútbol es una carrera corta y tenía que aprovechar los años que jugaba.  Le pedía a Dios jugar hasta los 30 años y tuve la suerte de hacerlo hasta los 37. Todos los días le doy gracias a Dios por eso.  En nuestra época era más difícil para consolidarse económicamente. Hoy un jugador que está en el alto nivel y usa bien la cabeza, con tres años le alcanza para estar tranquilo desde lo económico, con los montos de hoy.

 

 

Aparte hay nuevos mercados que ayudan mucho desde lo económico

Si eso también. Si yo hoy pudiese iría a jugar a Dubai, me aprendo un nuevo idioma y todavía me sirve para desarrollarme culturalmente (se ríe).

 

El Lobo reflexiona y agrega. “Todos los ciclos tuvieron sus encantos, uno tiene que ser agradecido por haber vivido una época y haber compartido muchas cosas. Yo enfrenté  Maradona, a Pelé (al que considera el más grande de todos)  y a Eusebio. Pero bueno, es así nomas, todo pasa en la vida”.

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