Con la presencia de Lucas Malaisi realizaron una capacitación sobre Educación Emocional en el Instituto Santa María de Posadas

En una modalidad de conferencia- taller el disertante abordó aspectos ligados a la autogestión de la salud emocional y el uso de herramientas prácticas para lograr la automotivación y autovaloración en el educador. Además de cómo utilizar la educación emocional en las relaciones interpersonales y en la organización educativa, con el abordaje de herramientas para un sano funcionamiento organizacional.

La capacitación tuvo lugar este miércoles 9 de mayo a las 16 en el Instituto Santa María y se desarrolló en el marco del Programa de Capacitación Profesional Institucional y la presentación del Proyecto de Seminarios para la Orientación en Educación Emocional del Profesorado en Educación Inicial, desde donde consideran importante y necesario capacitar a todo el personal docente y no docente, como también a todos los estudiantes del Nivel Superior en Educación Emocional.

Lucas Malaisi es el actual presidente de la Fundación Educación Emocional en la Argentina y principal referente del Proyecto de Ley de Educación Emocional presentado en la legislatura de varias provincias, como en la Cámara de Diputados y Senadores de la Nación Argentina.

«Son momentos de cambios y grandes desafíos para los docentes de hoy que tenemos que modificar nuestra mirada del niño y adolescente que se está formando, para dar respuestas a las exigencias de los alumnos de hoy que se preparan para ejercer en el mundo del trabajo futuro. Tradicionalmente el docente se preocupaba por los contenidos y las metodologías de enseñanza aprendidas, hoy vemos que si no se considera al sujeto del aprendizaje en forma integral (mente, emociones, vínculos, espiritualidad, etc.), el proceso de aprendizaje no se logra, siendo los contenidos aprendidos olvidados o no significados. Para ello el docente tiene que reconstruir nuevos conceptos del proceso de enseñanza y del aprendizaje desde la diversidad, la heterogeneidad y la particularidad de cada uno de sus alumnos», indicaron desde el instituto de educación superior.

Cabe destacar que el reconocimiento de las emociones positivas: el miedo, asombro, la sorpresa, alegría, el enojo y la tristeza, desde una temprana edad ayuda a los niños a lograr un equilibrio interno que posibilite tomar decisiones asertivas para que el proceso de aprendizaje sea más motivador y significativo.

Con esta nueva mirada, los docentes serán más sensibles en la atención a la diversidad: física, intelectual y emocional, conocedores de métodos de enseñanza cooperativos, capaces de incursionar en adaptaciones y diversificaciones del currículo en función de las características y necesidades del niño que siente y aprende.
Se considera que esta nueva mirada del niño que aprende necesita de docentes creativos, motivadores, colaboradores, empáticos, solidarios, atentos e inclusivos que logren un autoconocimiento y regulación de sus propias emociones para poder llegar al corazón de sus alumnos.

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