Qué decían las cartas con contenido sexual que tenía un cura acusado de abusos en el Próvolo

Son 20 textos y dibujos que guardaba en un baúl Horacio Corbacho, detenido por 16 casos de corrupción de menores.

La última prueba revelada sobre la causa de abusos sexuales a los chicos en el instituto religioso Antonio Próvolo de Mendoza ha puesto de manifiesto el grado de perversión e impunidad con la que actuaba el cura Horacio Corbacho (57), detenido desde hace 18 meses, acusado de violaciones y corrupción de menores sordos, de entre 4 y 17 años.

Son unas 20 cartas que el sacerdote tenía guardadas en un baúl y que fueron encontradas en diciembre de 2016 cuando se hicieron los primeros allanamientos al colegio religioso de calle Boedo, en Luján de Cuyo, a 30 kilómetros de la capital mendocina.

Han sido sumadas al expediente por su alto contenido sexual, dibujos eróticos y mención de situaciones promiscuas y denigrantes de los que convivían en el albergue mendocino de la orden católica con sede local en La Plata y en Verona, Italia.

“Era parte de la correspondencia que Corbacho intercambiaba con un diácono (que cumple el rol de asistente de un sacerdote y participa de los sacramentos, como celebrar matrimonio, bautismos o dar la comunión). Este hombre, que aparece identificado en la causa con sus iniciales RJJG, enviaba las cartas desde Buenos Aires. Las misivas están fechadas entre 2006 y 2016. De puño y letra del diácono, algunos tramos aparecen escritos en rima y con dibujos», explicaron a Clarín fuentes con acceso a la causa.

Las palabras de alto contenido sexual y los signos fálicos están presentes en la correspondencia entre el diácono y el sacerdote. “Cuando firma el destinatario hace un dibujo de un hombre con un pene erecto y, en otros finales de carta, aparece la inscripción te bendigo y la figura de un hombre con sombrero y un traje parecido a una sotana que emula una eyaculación”, detalla la fuente.

En las cartas aparecen mencionadas las monjas del Próvolo y, en particular, la religiosa japonesa Kumiko Kosaca que es una de las imputadas como cómplice y partícipe de algunos de los abusos sexuales.

Carta 1

“Y aquí me pongo a contar al compás de un sordomudo.

Tené cuidado ahí adentro a ver si te rompen el culo.

Me parece que la japonesa está bailando la conga en vez de que habla su acento que te acaricie la poronga.

Y ya me voy despidiendo de un amigo sin igual que Dios nos bendiga a todos Y por las dudas, tomá…” (Cierra con el dibujo de un hombre con el peno erecto)

Carta 2

“La hermana japonesa le pidió un consejo al contemplativo Rubimacho (en aparente referencia a Corbacho, que es rubio) y estando solos en el aula Rubimacho le dijo a la hermana japonesa: la apertura, la apertura es siempre le principio de toda obra. La hermana entendió mal y su apertura fue de piernas.»

«El latido del corazón del contemplativo era intenso y su pierna del medio se elevó como un avión. Mientras el contemplativo le metía sus pensamientos carnales a la hermana, la hermana japonesa estaba como en éxtasis”.

Carta 3

“Che a ver si te prendes con la computadora y sacas algo interesante o un culo o un sorete flotante, la cosa esta como la concha de la lora, hay algunos muditos que se hacen la paja con la computadora (…) alégrate un poquito en internet, hácete una puñeta y déjate de joder.»

«Y ahora como dijo Feliciano agarrámela con la mano y sentime la fragancia, te saludo a la distancia”.

La causa​

Corbacho acumula 16 imputaciones en la causa que investiga el fiscal Gustavo Stroppiana. Está detenido en la cárcel de Boulogne Sur Mer, en al pabellón 5, junto a otros presos acusados de abusos y violencia de género.

La causa por abusos a chicos sordos e hipoacúsicos en el Próvolo tiene 14 imputados, a tres de los cuales se les concedió la prisión domiciliaria: el cura italiano Nicolás Corradi (82); la monja japonesa Kumiko (42), y la ex representante legal Graciela Pascual.

Por la misma acusación continúan en prisión el cura Corbacho, el monaguillo Jorge Bordón (50) y el jardinero Armando Gómez (46). El celador José Luis Ojeda (41), ex empleado del Próvolo, fue sobreseído por determinar su inimputabilidad debido a un problema de deficiencia mental. Ojeda fue víctima y victimario, era sordomudo y convivió junto al cura Corradi durante la mayor parte de su vida, desde que su familia lo abandonó y lo dejó al cuidado de la orden religiosa para chicos hipoacúsicos.

La instrucción de la causa finaliza el 27 de mayo. Esa es la fecha tope para sumar pruebas a las acusaciones. Luego podrá ser elevada a juicio. Clarín

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