Reconocer a quienes se destacan

«Si nos interesa que nuestro equipo de trabajo crezca, necesitamos aprender a reconocer de manera continua a aquellas personas que se destacan. No es verdad que todos hacen lo mismo, que todos son iguales, que todos atienden de la misma manera. No es cierto porque no son máquinas, son personas que como Usted y yo que tienen sus días, su humor, y sus emociones que cambian», reflexiona en su columna mensual la Lic. Sol Jouliá (*).
En las empresas y equipos estamos acostumbrados a marcar el error, y muy poco entrenados en reconocer a quienes se destacan. Señalamos una y otra vez lo que está mal a nuestros empleados, quizás porque creemos que de tanto machacar lo mismo la respuesta será diferente. ¿Pero que sucede? lo de siempre, la persona vuelve a cometer el mismo error y quienes hacen bien su tarea sienten que no son reconocidas.
Por un lado es importante que aprendamos a decir lo que no funciona a quienes corresponde, en el momento exacto. Es cierto, pero también tenemos que revisar cómo lo hacemos, cómo y qué estamos diciendo.
Como ejemplo, podríamos usar la metáfora de un profesor de tenis y su alumno. Están en la cancha, jugando un partido y mientras que lo están haciendo cada vez que el alumno devuelve mal un golpe el profesor responde, “no, así no, agacha las piernas”, una y otra vez, ciento de veces igual. Podría pasar que el alumno – si es prodigio – con esa única instrucción haga el cambio y llegue a las pelotas bajas, pero generalmente, eso no sucede.
Lo que no notamos nosotros y tampoco el profesor, es que al corregir debemos indicar lo que se está haciendo correctamente, para que lo sigamos haciendo, y agregar al final lo que no está bien y necesita ser ajustado.
Así como marcamos el error, debemos marcar el acierto; así como señalamos lo que no sirve tenemos que hablar de todo lo que sí sirve y es correcto.Si no lo hacemos, con el tiempo, el equipo pierde el foco de todo lo que funciona – y al igual que el jugador de tenis- comienza a perder noción de los movimientos que sí ejecutaban con destreza, se los olvidan, ahora sólo tienen en mente el error.
Por otra parte, si nos interesa que nuestro equipo crezca, necesitamos aprender a reconocer de manera continua a aquellas personas que se destacan. No es verdad que todos hacen lo mismo, que todos son iguales, que todos atienden de la misma manera. No es cierto porque no son máquinas, son personas que como Usted y yo tienen sus días, su humor, y sus emociones que cambian.
Pero también es cierto que en los grupos muchas veces tenemos personas que hacen la diferencia de manera extraordinaria. Hacen lo que les pedimos como los otros, sí, pero también hacen muchísimo más que el resto y además tienen una capacidad enorme para conectar y empatizar con los demás, con los clientes, con cada persona que llega al lugar.
Cuando somos capaces de reconocer genuinamente a otros, no sólo fortalecemos a esa persona que hace las cosas bien, damos un ejemplo claro al resto del equipo sobre lo que para nosotros es la excelencia. Cada empresa, cada equipo, cada familia debe encontrar la mejor manera de hacerlo, y para lograrlo el primer paso es entender qué es valioso para ese empleado, qué es importante. Algunos valoran el reconocimiento de sus compañeros y sus jefes públicamente, otros prefieren algún gesto de bajo perfil. Pero lo que es cierto, es que la gran mayoría agradece cuando la gratificación viene acompañada de escucha, de un espacio para compartir experiencias, para retomar fuerzas.
Esta semana, en el día del trabajador, volví a encontrarme con Enrique, un empleado fuera de serie de un comercio de Posadas. Había pensado muchas veces en sacarme una foto y escribir sobre él en mi página de Facebook, esta semana finalmente lo hice, y le agradecí por todas las veces que me saludó con mi nombre al llegar, y me regaló una sonrisa. Para mi sorpresa más 13 mil personas vieron la publicación, de las cuales 772 dieron un me gusta, 60 compartieron la publicación, y por primera vez 245 personas se tomaron el tiempo de escribir,uno por uno, agradeciéndole su atención, su calidez, su alegría.
La emoción de Enrique cuando le anticipé lo que iba a hacer, más las respuestas masivas, me hicieron reflexionar un montón. Me di cuenta que a muchos nos faltan espacios de reconocimiento, y que estamos demasiado acostumbrados a marcar lo que no funciona. Muy pocas veces levantamos la mano, o alzamos la voz para decir “gracias!!!! porque lo hacés de manera excelente”.
¿Y a vos, qué te parece?
(*) Lic. en Comunicación, Trainer en PNL, Coach
www.uesevolucion.com.ar

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas