Reflexión del Pastor Guillermo Decena: La aflicción de Job II

Frente a las aflicciones de temor y rechazo debemos orar con fe y no temiendo; porque el temor apaga la fe, oprime a las personas y aflige los corazones. Tenemos que vivir en la gracia de Dios confiando en que Él es nuestro escudo protector que nunca nos soltará, nos sanará, y nos bendecirá. Veamos lo que nos dice la Palabra de Dios.

Las aflicciones del temor.

El libro de Job escrito alrededor de mil años antes de Cristo, aborda este tema. Job tenía temores, y Dios lo sabía, pero quería que Job confiara en Él por completo, y así podría liberarlo de su temor.

Por esta razón, permitió que pasara por diversas pruebas, todas ellas de gran dimensión. Es impresionante que Dios utilizara al mismo Satanás para poder liberar a Job de sus angustias, porque después de todas sus pérdidas, Dios guardó la vida de su siervo y le devolvió la salud. Además, le dio una nueva familia y multiplicó sus posesiones.

Este relato bíblico nos refleja una realidad en tantas personas. Muchos de nosotros cuidamos y sobreprotegemos a nuestros hijos, sin siquiera medir si estamos haciendo algo sabio o no, pero hay una intranquilidad en el corazón de los padres que apaga la fe que debemos tener.

Los hijos de Job, por lo que se aprecia, eran unos jóvenes que solían hacer grandes fiestas, esto producía en Job “temor” por si era pecaminosa o no la conducta de sus hijos. Notemos en el verso 5 que es Job el que toma la iniciativa de santificar a sus hijos, él ofrecía los holocaustos por el pecado de ellos. Esto, evidentemente, no lo dejaba tranquilo. Él era un hombre justo y temeroso de Dios, pero había en su interior “temor” por la conducta de sus hijos.

Por tal motivo, él los santificaba, aquí está la palabra hebrea qâdash; la utilización de este verbo aquí nos indica una acción «intensiva o intencional» (Piel); con lo cual su traducción seria: “Purificar de culpa o de las ofensas hechas a Dios”.

Pero aconteció luego lo peor. Nos relata la Biblia que sus hijos se encontraban de festejos, como de costumbre (Job 1:13); cuando el diablo destruye a sus hijos como así también a todas las posesiones de Job.

El reconoce su temor frente a este acontecimiento y tal vez había sido negligente en la educación de sus hijos, no les había advertido sobre las consecuencias de los actos de cada uno de ellos. Esto nos hace reflexionar de la responsabilidad de la educación bíblica para que luego no vengan aflicciones innecesarias.

La Palabra de Dios nos enseña que debemos instruir a nuestros hijos a la obediencia a Dios. La enseñanza firme a nuestros hijos traerá a nuestro corazón libertad del temor. (Deuteronomio 6:6-7)(Proverbios 13:24) (Proverbios 19:18).  Así también, en el NT encontramos al Apóstol Pablo exhortando a los ministros con relación a sus hijos: (Tito 1:6); (1 Timoteo 3:4) (1 Timoteo 3:12).

No podemos pasar la vida haciendo las cosas por temor, ya que Dios conoce nuestros pensamientos e intenciones. Job comprendió este tema, y lo podemos notar al ver la mención de sus palabras cuando Dios termina de hablar con él (Job 42:2).

Job no solamente reconoció la soberanía, el poder y la magnificencia de Dios, sino que comprendió que miraba también nuestros pensamientos, visualizaba cual era la intención de ellos.

Hubiera sido mucho más fácil para Job sentar a sus hijos y explicarles que si pecaban debían pedir perdón a Dios, en vez de estar siempre con temor de que ellos lo ofendiesen.

¡La salvación es personal! Fíjense que nada se pudo hacer por los hijos, contra el diablo no bastó las buenas intenciones, pero Job si fue salvado y su corazón puro hizo que el diablo no lo pudiera tocar.

Cada uno de nosotros es responsable de sus actos; eduquemos y exhortemos a nuestros hijos a la obediencia.

No solamente esto ocurre en la educación a nuestros hijos sino también en todas las áreas de nuestras vidas. Nuestra actitud debe estar en lo positivo, es decir, no hagamos las cosas por “TEMOR A” sino que hagámoslas por amor.

Debemos entender que todo lo que hacemos por temor está contaminado, pero lo que hacemos con fe y alegres de los resultados que vamos a obtener, agrada a Dios (Romanos 14:23).

Todo lo que hagamos tiene que tener una actitud positiva, nunca debemos de obrar a la defensiva. Dios mira nuestros pensamientos, estos tienen vida en lo espiritual. Por lo tanto, cuando hagamos cualquier obra, hagámosla en amor, sabiendo que de nuestra parte no dejamos puestas abiertas para que Satanás nos robe lo que poseamos. Esto también nos ayudara a dar siempre lo mejor de nosotros en todas las cosas, ya que hacemos las cosas por amor a Dios o al prójimo.

Hay que pedir a Dios con fe y alegría de lo que obtendremos y vendrá. (Job 42:16- 17)

Si queremos vivir larga vida sostengámonos con nuestra familia. Analicemos nuestro corazón. Porque sin fe nunca derrotaremos las tinieblas interiores ¿Qué temores rondan nuestra mente? ¿Creemos que puede suceder algo más grande que el amor de Dios por nosotros?

La fe es un factor fundamental que libra del temor y salva familias en aflicciones y conflictos. Dios quiere que toda nuestra confianza esté puesta en Él. Desechemos, pues, todo temor, y cultivemos pensamientos positivos, llenos de fe en nuestro Señor. (Hebreos 11:1)

 

 

La aflicción del rechazo.

Esta aflicción es aún más difícil que las precedentes en su naturaleza, porque la honra delante de los hombres es algo importante, algo que fortalece (Job 29:11).

Pero después que todo se había derrumbado encima de Job, la opinión general de la gente se volvió en su contra. Comenzó la conocida campaña de murmuración, y la gente se decía: Algo no anda bien en la vida de este hombre. ¡Algo habrá hecho!

(Job 19:13-19) Job experimentó, con todas las consecuencias, lo despiadada que es la lengua de los hombres. Pero también en esto, su reacción fue de calidad maravillosa (Job 19:25).

Con esto aconteció algo maravilloso en esta cuarta prueba: La figura del Redentor, del Cordero, se destacó cada vez con más claridad.

Cuanto más Dios guía a un hombre al punto cero, tanto más éste se acerca a Jesús. ¡El punto cero se llama Gólgota, la cruz! En este punto cero estuvo el Hijo de Dios.

Atravesó los escalones de las pruebas de Job en una dimensión mucho más grande. Cuando estuvo clavado en la cruz su desprendimiento fue completo (Salmos 22:7). Dije al principio que las pruebas están aquí para honrar al Señor. Cuando las seguridades terrenales desaparecen, irrumpe la poderosa seguridad de la fe: «Yo sé que mi Redentor vive».

Aquí tampoco debemos pasar por alto que en el momento en que la muerte amenazaba interior y exteriormente desde todos los ángulos a Job, la vida del Redentor se manifestó cada vez más poderosamente a través de él.

Aquí se cristaliza finalmente algo maravilloso. Job ya no poseía nada. No tenía nada en la tierra de lo cual pudiera decir: «es mío». Y cuando ya no quedó nada en la vida de Job, permanecieron aún el Señor y él mismo. ¡Qué intima llegó a ser su comunión con su Señor a través de esta prueba! (Job 19:25-27)

Que Dios te bendiga y tengas una semana de completa victoria!

 

Pastor Guillermo Decena Centro Familiar Cristiano Eldorado.

Prédicas en vivo los miércoles 20 horas y domingos 18 horas, a través de http://cfceldorado.org/

 

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