Murió el copiloto de la avioneta que se estrelló en Chubut: cómo sigue el piloto

«Estaba en coma farmacológico y no pudo ser estabilizado para operar su traslado a un centro especializado», dijeron.

Ricardo Artiles, el copiloto de la avioneta que se precipitó el último domingo cerca de Puerto Pirámides, murió como consecuencia de las graves heridas que sufrió al caer el aparato, lo que elevó a tres el número de victimas fatales, informaron autoridades del hospital Andrés Ísola de Puerto Madryn.

«Lamentamos informar que a pesar de todos los esfuerzos que se hicieron el paciente Ricardo Artiles, de 55 años, falleció anoche producto de las graves quemaduras que tenía en el 70% de su cuerpo, con severa afectación de las vías respiratorias», dijo Ariel Urbano, director asociado de ese centro médico.

Artiles «estaba en coma farmacológico y no pudo ser estabilizado para operar su traslado a un centro especializado en este tipo de cuadros, como el Instituto del Quemado (de la ciudad de Buenos Aires), donde sí pudimos enviar a otro paciente», agregó Urbano, en referencia al piloto del avión y único sobreviviente de la tragedia, Lenard Ibáñez (26).

El accidente se produjo el domingo cerca de las 18 a 11 kilómetros de Puerto Pirámides, en la cara norte del Golfo Nuevo, sobre la Península Valdés, en proximidades de la estancia La Adela.

La abrupta caída del avión, cuyas causas se investigan, produjo un incendio generalizado en el que murieron Mónica Gabriela López y Silvia Edith Costa, quienes no pudieron salir del fuselaje y fallecieron calcinadas en el habitáculo del PA-28 Warrior matrícula LV-FKO.

Ambas habían contratado el vuelo con fines recreativos para observar desde el aire el contorno de Península Valdés, en el noreste de Chubut.

Ibáñez fue trasladado en un avión sanitario el miércoles al Instituto del Quemado y su estado sigue siendo reservado, según sus familiares.

El joven que piloteaba el avión tiene «un 40 por ciento de la superficie corporal quemada con una grave afectación de las vías respiratorias», apuntó Urbano.

El piloto Ibáñez logró salir con algunas quemaduras del avión. No tenía señal de celular ni funcionaba la radio de la aeronave, inutilizada por el fuego. Sólo mar y acantilados lo rodeaban, pero en ese estado decidió no rendirse y caminar en busca de ayuda. Lenard caminó 7 kilómetros orientado por uno de los cascos de la estancia La Adela, ubicada en Península Valdés y, milagrosamente encontró a dos pescadores que pudieron auxiliarlo.

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