Papás en rol activo, una apuesta superadora y amorosa

Cambiar pañales, peinar a los chicos, asistir al pediatra, lavar y ordenar la ropa de los hijos, asistirlos o simplemente ponerles límites son parte de las tareas que antes sólo eran pensadas para la mujer (un estereotipo que va caducando de a poco) pero que hoy hacen ellos también.

Se trata de los papás presentes y activos en la crianza de sus hijos que se involucran sin prejuicios ni falsas masculinidades. Un modelo no sólo de la generación de sub 30, sino de otras más grandes.

¿Pero en qué consiste este rol activo? Como explica la psicopedagoga Mónica Coronado: “este rol activo del papá implica la caída del patriarcado, en donde el rol de cuidadora y limpiadora que era pensado en la figura de la mujer (madre, hermanas, esposas, etc.) es una responsabilidad y un ‘hacer’ compartido por ambos géneros, o llevado a cabo sólo por el hombre en muchos casos (por responsabilidades de la mujer)”.

Las generaciones más jóvenes de varones son lo que han internalizado en la crianza de sus hijos esta naturalización de las tareas de cuidado y limpieza, también a su cargo.

Las generaciones más jóvenes de varones son lo que han internalizado en la crianza de sus hijos esta naturalización de las tareas de cuidado y limpieza, también a su cargo.

“Tienen menos estereotipos de género respecto a los roles dentro de la familia y además crían a sus pequeños con esta mirada”, apunta la profesional.

– ¿Cómo lograron asumirlo?

– Porque aquellos hombres que lo logran es justamente por eso, porque asumen en igualdad de condiciones la crianza de los hijos, salvo en aquellas cuestiones específicas de la maternidad como darle la teta al bebé por ejemplo, algo indelegable.
Sin embargo que los hombres lleven a sus hijos a la escuela, los higienicen, les preparen la comida o participen de reuniones o hasta de actos escolares sólo habla a las claras de un rol activo y enriquecedor, en contraposición con otro caduco y dispar.

– ¿Qué pasa en generaciones más grandes?

– Vienen cambiando su mirada, y se van volviendo más equitativos respecto a las responsabilidades y actividades de la mujer.
La transformación y avances de las mujeres han impactado en las masculinidades, y dentro de ese impacto le ofrece a los varones la posibilidad de compartir tareas que hacen con mucho gusto.

Si bien hay resistencias, este cambio implica instalar la igualdad en el seno de la familia, y de dejar de pensar en los roles de los padres como algo estereotipados y centrados en un modelo patriarcal.
Los varones además disfrutan cada vez más de la compañía de sus hijos.

– ¿Eso les permite correrse del lugar de papá adusto que pone el castigo o la norma?

– Absolutamente. La autoridad y límites para con los hijos se da en la pareja de par a par a la hora de poner normas y acuerdos.
La pareja como par se distribuye la responsabilidad con una paternidad activa que implica compromiso, firmeza y amor.

– ¿Cuál es el mayor miedo de aquellos hombres que no logran internalizar esa equidad?

– Muchos se sienten impotentes frente a cuestiones que los atemorizan, pero que también les da miedo a las mamás, supongamos un hijo con fiebre alta. Esa situación de impotencia requiere de un hombre que aunque con miedo como la mujer pueda asumir la situación y llamar al médico, ocuparse del chico y asistirlo. Muchas veces se vincula el afecto, las emociones y las expresión de las mismas con lo femenino. Un estereotipo que no sirve porque la nueva masculinidad tiene que asumir su adultez para ser tal, sino la mujer termina siendo la mamá de todos.

Los nuevos papás aman y cuidan a sus hijos en una crianza activa y comprometida. Crean con ese cambio mujeres más satisfechas y felices (además de aliviadas), y a su vez son más felices ellos mismos, porque disfrutan a sus chicos como nunca pensaron. Así los niños crecen en seguridad, confianza, y se los aleja de los estereotipos de cómo tienen que ser como hombres o mujeres, entendiendo a papá y mamá como pares…: como un equipo.