Con un Pavón brillante, Boca mostró autoridad y le ganó a Newell’s

Los dirigidos por Guillermo Barros Schelotto derrotaron 3 a 1 a los rosarinos en La Bombonera con un doblete de Wanchope y otro del ex Colón.

Mientras el mal de ausencias no lo deje sin Cristian Pavón, Boca tiene a quién agarrarse para estar más cerca del título. Por algo el cordobés sería el único futbolista del medio local que Jorge Sampaoli llevará al Mundial. La victoria sobre Newell’s, que pone a Boca en situación de poder ser campeón el próximo fin de semana en La Plata ante Gimnasia si Godoy Cruz no gana, se explica en gran parte por el rendimiento de Pavón. Fue la figura, sin que el resto le echara sombra. Abrió el triunfo al fabricar el primer gol y lo selló con un golazo. Guillermo Barros Schelotto siempre creyó en Pavón, lo respaldó más que nadie, aun en los momentos de más confusión del atacante, que ahora luce afianzado y como una de las principales armas de este inminente bicampeonato.

La respuesta del equipo no estaba a la altura de un puntero en el primer tiempo, pero un par de apariciones del wing sacaron a Boca de la apatía. Con su cambio de ritmo y profundidad, Pavón fue una especie de despertador de un equipo al que le costaba reconocerse en una formación con varios cambios obligados.

Sin autoridad ni vocación de imponer condiciones, Boca empezó muy tibio el partido, le permitió animarse a este Newell’s de limitados recursos y escasa jerarquía. Sin Barrios, a su compatriota Sebastián Pérez no tardó en notársele la falta de ritmo y lo poco que jugó en el último año: a los dos minutos ya estaba amonestado por una fuerte entrada.

Volvía Tevez, pero pasaba inadvertido. Detrás de Ábila, no entraba en juego, no pedía la pelota, se lo veía extrañamente intrascendente. Boca se resignaba a compartir el dominio con Newell’s. Impreciso, no armaba una jugada con tres pases seguidos y sus zagueros caían en la tentación de salir con pelotazos que no tenían buen destino.

Pavón no se entrenó el martes por una molestia en el gemelo derecho. En algún momento estuvo en duda. Menos mal para Boca que pudo contar con él; si no todo pudo haber sido más traumático para el líder. Como en los últimos partidos, se recostó sobre la izquierda, sector en el que le dio mucho trabajo a San Román. Avisó con una de sus típicas aceleraciones, gambeteó a dos y el centro cayó en las manos de Ibáñez. La segunda incursión fue mucho más depurada. Arrancó en tres cuartos, se cayó, se levantó, eludió otra vez a dos marcadores y esta vez si la asistencia perfecta para que «Wanchope» Ábila definiera como un N° 9 clásico.

El gol fue más mérito de Pavón que del equipo, pero a Boca le sirvió para tomar un poco de confianza y darse cuenta que el negocio estaba por las bandas. Por la derecha, Jara ya había tenido un par de proyecciones interesantes. «Bebelo» Reynoso le servía de descarga para ganar metros. Con esa fórmula, el ex Estudiantes, con una pausa justa, desbordó y otra vez surgió Ábila para la puntada final. El centro-delantero, que varias veces había aportado entrando desde el banco, ahora justificaba la titularidad que le dio Barros Schelotto por delante de Bou.

Podía haberse tranquilizado definitivamente Boca, pero la defensa ya había dado síntomas de no estar firme. Apenas se veía exigida, aparecían las grietas; se equivocó Vergini en una salida, Fabra no estaba en su posición y Fértoli, tras un muy buen pase de Figueroa, encontró el hueco para filtrarse y definir con un tiro cruzado.

En el comienzo de la segunda etapa, Tevez dio por primera vez el presente al dejar dos rivales atrás y no poder superar el cierre de Varela. Boca había salido con más dinámica, una actitud más intensa. De Felippe arriesgó un poco con los ingresos de Rivero y Torres. El juvenil volante Cacciabue pasó de lateral derecho y fue una nueva víctima de Pavón, que tras una asistencia de Reynoso esta vez se encargó él de ponerle el moño al ataque con un tremendo derechazo alto.

Listo, pleito liquidado, Newell’s ya no tenía con qué reaccionar, más allá de alguna desinteligencia entre Rossi y sus defensores en un centro. Con la mente en el importante compromiso del miércoles frente a Palmeiras, el mellizo reemplazó a Tevez y Pavón, que por primera vez se llevó una ovación de una hinchada que coreó su nombre cuando lo sustituyó Benítez. A Boca le podrán faltar varias piezas y otras mostrar un nivel discreto, pero mientras esté Pavón tiene asegurada la avenida que lleva al título.

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