Franco Emanuel Sotelo tenía 24 años. Al momento de perecer bajo las ruedas de un camión sobre la ruta nacional 12, muy cerca del acceso a Garupá, tenía en su prontuario 13 causas penales, en su mayoría por delitos en contra de la propiedad. Lo consideraban audaz y peligroso. Gracias a seis excarcelaciones, pudo volver a la calle en distintos momentos. Actualmente tenía sobre sí una prohibición del Juzgado de Instrucción de Iguazú para salir de Misiones y un pedido de captura de la Justicia de Paraná, Entre Ríos.
Estos son los elementos que vinculan a Sotelo con el último hecho que se le adjudica y por el que lo buscaban cuando murió, el rapto y la violación de una nena de seis años en Pozo Azul:
– Antes del abuso, una madre y su hija, en San Pedro, fueron víctimas del mismo malviviente. A la mujer la castigaron duramente en la cabeza con un objeto contundente y la niña alcanzó a correr. “Esa señora hizo una descripción que coincide plenamente con el sospechoso”, apuntó ante la prensa el juez de Instrucción de San Vicente, Gerardo Casco.
– Hay otro testigo, de un comercio (sería una estación de servicios) que describió a la misma persona, porque le había vendido una bebida alcohólica (una cerveza). La descripción coincide con Sotelo.
– También la nena de seis años y su hermana habrían dado las características de Sotelo cuando detallaron al agresor. Hablaron de un tatuaje similar al que tiene el joven fallecido en Garupá.
– En el auto VW Gol secuestrado en Posadas, que pertenece a Sotelo, hallaron una pata de cabra. Sería el elemento con el que atacó tanto a la mujer en San Pedro como a la nena violada en Pozo Azul.
– El hallazgo de sangre en el coche, gracias a la pericia con el químico luminol.
– El empleado del un lavadero posadeño contó que Sotelo le llevó el auto para que lo limpie y estaba lleno de sangre.