La bala que hallaron en el cuerpo de Sotelo es calibre 22 y no llevaba mucho tiempo alojada en su espalda

El proyectil que encontraron en el cuerpo de Franco Emanuel Sotelo (24), muerto el martes en la ruta nacional 12 tras ser atropellado por un camión en Garupá cuando huía de los uniformados que lo perseguían, no es de un arma reglamentaria de la Policía. Es un calibre chico, 22, confiaron fuentes judiciales.
Este viernes por la tarde se supo que no llevaba mucho tiempo alojada en el cuerpo del muchacho. Es decir, está allí desde hace poco. Ahora la interrogante es ¿cuándo y quién lo baleó?
En cuanto a los orificios que tenía en el brazo izquierdo, hay investigadores que creen que son producto de un balazo que recibió con un arma de calibre diferente al del proyectil. Otros no descartan que hayan sido originadas por un elemento que le ingresó al momento de ser impactado por el camión. Por eso, se aguarda en informe final de los forenses, que será enviado al juez de Instrucción Uno, Marcelo Cardozo.
Sotelo está acusado de haber raptado, violado y golpeado con una pata de cabra a una nena de seis años que el sábado pasado estaba haciendo un mandado con su hermanita en Pozo Azul. La pequeña, tras el ultraje, fue abandonada en Santiago de Liniers. Actualmente está internada en el hospital Pediátrico de Posadas, en grave estado.
Tras el hecho, el joven vino a Posadas, donde reside su familia. El domingo escapó segundos antes de que allanaran la residencia de su ex mujer en el barrio Los Kiris. Salió corriendo por los techos de las casas vecinas. El lunes, se estableció que andaba por la zona costera de Garupá, con intenciones de cruzar al Paraguay. Un día después, murió atropellado por un camión, cuando escapaba de los policías.
La primera autopsia concluyó que el deceso se había producido por estallido de masa encefálica. Pero el forense no detectó ni los orificios en el brazo izquierdo ni la bala que tenía en la espalda. Fuentes consultadas estimaron que el médico no «leyó bien» la radiografía del cadáver, porque de lo contrario hubiera visto el metal.
Fue la familia del muchacho quien alertó a las autoridades acerca de las heridas, que consideró eran de armas de fuego. Los parientes hicieron una denuncia en la Fiscalía de Instrucción en turno y el juez Cardozo ordenó la segunda necropsia. También convocó a la Gendarmería Nacional a que custodiara el traslado del cuerpo, junto con funcionarios de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial.
Ese nuevo estudio dio con el plomo de bajo calibre, pero confirmó el motivo del deceso: estallido de masa encefálica.

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