Casa, casita, rancho o palacio

Imaginemos que queremos construir una casa, pero no sabemos dónde, no sabemos cómo y mucho menos sabemos qué queremos exactamente construir. ¿Podemos empezarla?. Lo lógico sería que no, pero si tenemos los recursos para hacerlo y el terreno, es probable que arranquemos en piloto automático, sin pensar demasiado en las consecuencias.

De la misma manera actuamos en las empresas u organizaciones, hacemos con la inercia del momento y después nos encontramos con los problemas. Algo no funciona y en vez de parar seguimos avanzando, tapando agujeros, disimulando, hasta que no da para más y desistimos, cerramos.

Cuando nos preguntan qué pasó, no comentamos la falta de un diagnóstico previo, no decimos que no analizamos el mercado, que desconocíamos a la competencia. Nos da vergüenza contar que hicimos lo primero que se nos ocurrió, nos cuesta asumir nuestra improvisación. Internamente, sentimos que el Diagnóstico no es necesario, creemos que sabemos todo, y aunque no lo sepamos, seguimos avanzando. Porque en realidad, tampoco queremos sentarnos a armar el Plan, prever, tomar distancia y buscar diferentes puntos de vista antes de empezar.

Sin embargo, sin los cimientos necesarios no podríamos tener dos pisos, ni mucho menos tres; en las empresas tampoco podemos crecer con un personal que no entiende cómo trabajar en equipo. Es imposible crecer con líderes que sólo son jefes y no comprenden la importancia de empoderar a quienes los acompañan. Ellos tampoco pueden estar en todos lados en todos los pisos al mismo tiempo, necesitan que otros los cubran.

Si no previmos dónde estarán los baños y cómo debería ser la circulación ideal seguramente perderemos tiempo, dinero y espacio una vez que habitemos nuestra casa. Lo mismo sucede en las empresas, están inmersas en un contexto en el que impactan. Así, como necesitamos  pensar qué haremos con los desperdicios que generemos – sean estos grandes, o pequeños -, así también debemos aprender a desechar teorías, modelos mentales que ocupan espacio en nuestras mentes, y retrasan aprendizajes nuevos.

Prever por dónde entra y por dónde sale el sol, qué pasa con el viento, es otro punto importante. Si no lo hacemos, se estima que gastaremos alrededor de un 20% más de electricidad, es fundamental saber hacia dónde orientar la casa antes de construirla. Así también pasa en las empresas cuando tenemos más personal del que deberíamos, o peor aún, cuando contamos con personas que no hacen lo que corresponde, y tenemos a otras haciendo 4 veces más de lo que pueden.

El sistema se agota, colapsa, perdemos muchísima energía, y no tenemos como reponerla.

Entonces, así como en el caso de la casa es altamente probable que si no bajamos la genial idea de entrada a un papel nos encontremos con múltiples problemas en terreno, así también en las empresas no sólo necesitamos saber dónde estamos -nosotros y el contexto-, necesitamos saber hacia dónde vamos, a dónde queremos llegar, definir cómo vamos a hacerlo. 

No es negociable diseñar el Plan maestro, tener una representación clara, escrita, gráfica y poder comunicarla a quienes seguramente la construirán. Tampoco seamos ingenuos creyendo que con el plano de la casa es suficiente, porque falta el plan de electricidad, de cloacas, y mucho más. Lo mismo sucede con los empresarios que sólo tienen estrategias financieras, pero no previeron a quién y cómo vender, o no tienen un plan de comunicación hacia adentro y hacia afuera de su organización.

Los ingenieros son expertos en entender el terreno, los arquitectos arman el Plan, y los constructores ponen en marcha todo el proceso. Para que, finalmente, el dueño y su familia habiten en la casa de sus sueños. Pero si estas personas previamente no se reúnen, si no se toman el tiempo de analizar, sopesar, para después acordar y construir con los mínimos recursos disponibles la máxima posibilidad… ¿qué esperamos que suceda? ¿de qué nos quejamos cuando no ocurre lo que deseamos? ¿Es justo seguir diciendo que en este País es imposible avanzar? ¿O somos nosotros los que pretendemos hacer sin antes pensar, construir sin antes prever y encima esperamos ganar y crecer? 

Si queremos obtener resultados distintos, dejemos de hacer siempre lo mismo. Si queremos construcciones y empresas sustentables demos vuelta completamente la forma de encarar lo que queremos lograr. Empecemos por eso.

 

(*) Lic. en Comunicación, Trainer en PNL, Coach

www.uesevolucion.com.ar

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