Inflación, déficit y deuda: un laberinto con una sola salida

La inflación volvió a ser un dato negativo para el Gobierno nacional, apenas pasado un trimestre todos los analistas coinciden en que la meta establecida por el Banco Central para 2018 no se cumplirá y lo que se discute -en todo caso- es si se logrará este año reducir aunque sea en algo la inflación de 2017. En el fondo, lo que está en duda es la eficacia de las medidas dispuestas por el Central y por el equipo económico de Macri para contener la suba de precios.

Según los números del INDEC, la inflación de marzo fue de 2,3 por ciento, lo que llevó a acumular una suba de 6,7 por ciento en el primer trimestre, lo que representa 40 por ciento de la meta extendida de 15 por ciento establecida por el Central para todo el año.

Un dato particularmente preocupante fue la Inflación Núcleo de 2,6 por ciento, la mayor desde que se publica el IPC Nacional. La Inflación Núcleo mide solamente los precios que no están influidos por cuestiones estacionales ni por tarifas reguladas y suele ser el componente que demora más tiempo en bajar.

El comportamiento de la Inflación Núcleo volvió a poner sobre el tapete la efectividad de los esfuerzos que hace el Central para contener los precios “aspirando” pesos del mercado a cambio de Lebac que ofrecen tasas de interés que superan por 10 puntos a las metas de inflación.

Teniendo en cuenta la aceleración en los precios de los bienes que se transan libremente, los analistas dan por descontado que llevar la inflación mensual a un nivel de 1,5 por ciento demorará al menos dos meses más.

La consultora Ecolatina, por ejemplo, proyecta una leve reducción de la inflación durante el segundo trimestre. “Esperamos que la inflación mensual se modere algo respecto del comienzo del año, ya que las tensiones en el frente cambiario se relajarían. De todas formas, las correcciones tarifarias y la puesta en marcha de los aumentos salariales acordados en paritarias, impulsarán el Nivel General a niveles similares a los del segundo trimestre del año pasado (5,4%). Como resultado, la suba de precios rozaría el 12% en la primera mitad del año (como sucedió en el primer semestre de 2017), consumiendo casi el 80% de la meta de inflación ampliada (15%)”, consignaron en un reciente informe.

A la hora de buscar culpables, los economistas apuntan dos aspectos más bien coyunturales como la escalada que tuvo el dólar de mediados de diciembre a inicios de marzo y los pronunciados aumentos en las tarifas, pero todos coinciden en que el principal villano en esta película es el déficit.

Respecto al dólar, el Central viene interviniendo con ímpetu para contener a la divisa y evitar que llegue a los 21 pesos. El combo diseñado por el Gobierno para contener los precios incluye, además del ancla del dólar, tasas de interés varios puntos por encima de la inflación proyectada y paritarias varios puntos por debajo de esa inflación.

La continuidad de esa política sugiere que el tipo de cambio se irá atrasando un poco más en los próximos meses, lo que representa una mala noticia para los exportadores y para las ciudades de frontera como Posadas, que verán crecer las asimetrías respecto a sus vecinas.

Menos gasto pero más deuda

En cuanto al déficit, el Gobierno nacional pudo exhibir esta semana un dato positivo, pero también debió afrontar uno negativo.

Lo positivo pasó por una reducción del déficit fiscal primario, que fue de 14.072 millones de pesos en marzo último, 4.100 millones menos que en igual mes del año pasado. De ese modo cayó 19 por ciento interanual y si se descuentan los ingresos extraordinarios percibidos en marzo 2017 por el blanqueo y transferencias del Banco Nación, la reducción del rojo asciende a 22 por ciento interanual.

La reducción del déficit primario obedece al mayor ritmo de incremento de los ingresos genuinos motivado por la expansión de la actividad (+28% interanual) frente a un incremento de los gastos (+18,5%) inferior a la inflación, según consigna Ecolatina.

Pero la contracción real del gasto primario tiene un costado social negativo, dado que se explica en mayor medida por la reducción de los subsidios, lo que se tradujo en suba de tarifas y precios regulados. Las erogaciones correspondientes a subsidios pasaron de representar un 7,1 por ciento del gasto primario en el primer trimestre de 2017 a 4,7 por ciento en los primeros tres meses del año.

El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, exhibió esos datos como una muestra de los esfuerzos del Gobierno por mejorar el desequilibrio de las cuentas públicas. Pero la reducción del déficit primario queda opacada (este es el dato negativo) cuando se agrega a la cuenta el pago de intereses por la deuda externa que lleva al resultado fiscal global, a un déficit de 37.896 millones de pesos, contra los 35.082 millones registrados en marzo del año pasado. Consultoras del mercado difundieron informes alertando por la suba exponencial en el pago de intereses a los acreedores internacionales. Estos gastos crecieron 106,6 por ciento en el primer trimestre y ya se llevan el 12 por ciento de los ingresos que embolsa el sector público.

Para entender el problema de déficit que tiene Argentina, se puede equiparar su situación a la de una familia que gasta más plata de la que gana y cubre la diferencia con dinero prestado. Con mucho sacrificio por parte de sus integrantes, esta familia está logrando reducir sus consumos, pero aun así no consigue equilibrar sus números porque todos los meses se ve obligada a afrontar pagos cada vez más abultados por la deuda que ya tomó, lo que la obliga a seguir pidiendo dinero prestado.

El contador Delio Varela lo explicó con envidiable capacidad de síntesis en una entrevista con este medio. “El gasto que bajamos en funcionamiento del Estado, se está yendo como intereses del pago de la deuda que estamos tomando para tratar de bajar el déficit fiscal”, dijo.

Para Varela, la única manera de romper este crecimiento retroalimentado del déficit y la deuda sin caer en una crisis de alto impacto social, pasa por mantener el crecimiento de la economía durante varios años.

Un proceso de crecimiento sostenido permitiría incrementar los ingresos genuinos del país y por esa vía reducir el déficit sin necesidad de ajustes violentos. Un resultado fiscal global más favorable reduciría la necesidad de tomar deuda y así pasar de un círculo vicioso a uno virtuoso en el cual tanto la deuda cuanto el déficit, se irían reduciendo de la mano.

Volviendo al caso de la familia, el crecimiento de la economía podría equiparse a un incremento en los sueldos que permita pagar las deudas sin necesidad de volver a contraer deudas cada vez más pesadas.

El problema es que ante la actual coyuntura no hay segundas opciones positivas. Para Argentina la disyuntiva de la hora es crecimiento o crisis de dimensiones catastróficas.

Despenalización y polémica

En el plano político, una de las novedades más relevantes de la semana fue el inicio de las audiencias en la Cámara de Diputados de la Nación para avanzar en el tratamiento de los proyectos que pretenden despenalizar el aborto en Argentina.

De los legisladores misioneros, hasta ahora solamente habían expresado sus posiciones el senador Humberto Schiavoni y los diputados Cristina Brítez y Luis Pastori. El presidente del PRO nacional y la ultrakirchnerista coinciden (tal vez por única vez en sus vidas) en una postura favorable a la despenalización, mientras que el veterano dirigente radical está en contra.

Las dudas respecto a cómo votarán los demás legisladores nacionales, todos ellos del Frente Renovador, podría disiparse en los próximos días teniendo en cuenta que el presidente y conductor del partido ya sentó postura.

Carlos Rovira presentó un proyecto en la Legislatura que propone declarar de interés provincial las marchas de los grupos “pro-vida”, eufemismo con el que se autoidentifican varios colectivos que se oponen a la despenalización del aborto.

Aunque todavía nadie habló de mandato partidario dentro de la renovación, una expresión tan elocuente del conductor de ese partido se parece bastante a eso.

Internas y amistades, rumores y desmentidas

A una semana de la visita de Macri a Misiones, desde la administración provincial no se cansan de destacar cuánto se consolidó la relación entre los gobiernos de Passalacqua y el nacional y cómo creció la figura del misionero en el concierto de los gobernadores.

Aseguran que para Macri, el gobernador de Misiones se convirtió en uno de los dirigentes no pertenecientes a Cambiemos que mayor confianza genera, lo que garantiza la continuidad del acuerdo de mutua gobernabilidad que demostró ser una buena herramienta para afianzar ambas gestiones.

Por el lado de Cambiemos, durante la semana se produjeron varios chispazos entre los componentes principales de la alianza a escala nacional. Los radicales volvieron a reclamar un lugar de mayor protagonismo en la toma de decisiones y cuestionaron por la suba de tarifas. Uno de los más firmes fue el gobernador de Mendoza Alfredo Cornejo, quien le pidió al presidente Macri “trato igualitario” para los radicales y se quejó por el impacto político que generarían decisiones como el aumento de la tarifa del gas.

En Misiones también suenan rumores de internas por diferencias de criterios en relación a cómo defender algunos aspectos de las políticas que impulsa el Gobierno nacional que impactan negativamente en la provincia, como la ausencia de respuestas más concretas a los reclamos por asimetrías o la propuesta de desregular el mercado yerbatero.

Dirigentes provinciales de Cambiemos desestimaron esas versiones y aseguraron que dirigentes radicales y del PRO trabajan en la misma sintonía con el objetivo de ganar la gobernación en 2019.

Destacaron además que en reuniones que estuvieron encabezadas por Marcos Peña y en las cuales Humberto Schiavoni tuvo una participación importante, se acordó avanzar en todas las provincias con el armado de listas de unidad y consensuar candidaturas.

“La sintonía con los radicales se va a reflejar esta semana en el Senado, cuando se aprueben leyes clave como la de Defensa de la Competencia, el Compre Nacional y la conformación del parque nacional Iberá”, aseguraron.

Apuesta a la maravilla

La reciente visita de Macri a Misiones volvió a dejar en claro que el turismo es uno de los sectores de la economía misionera con mayor potencial de crecimiento. La elección de Cataratas como una de las siete maravillas de la naturaleza del mundo elevó a ese destino a un status privilegiado en la consideración de operadores internacionales, mientras que la “revolución de los cielos” que impulsa el Gobierno nacional y que en Misiones se traducirá en la llegada de vuelos directos desde Europa y un notorio incremento en la conectividad de cabotaje, permitirá destrabar uno de los cuellos de botella que encontraba el turismo para su desarrollo en la provincia.

Prueba de ese creciente interés por Misiones como destino internacional, llegó a la provincia el secretario general de la Organización Mundial de Turismo (OMT), Zurab Pololikashvili, acompañado por el gobernador Passalacqua y los ministros de Turismo de Nación, Gustavo Santos y de la Provincia, José María Arrúa.

En la oportunidad se abordaron distintos aspectos de lo que será la reunión del World Travel and Tourism Council (WTTC), evento mundial de turismo que por primera vez se realizará en Argentina el 18 y 19 de abril en el que se reunirán los propietarios de las empresas más importantes del sector y también los ministros de Turismo del G20 para debatir e intercambiar políticas basadas en la generación de empleo.

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