Según recordó la mujer, Liliana ingresó al Centro Médico San Lucas, que atendía por la Obra social del Correo y las Telecomunicaciones, porque tenía mucha molestia en la espalda. «En la guardia le dijeron que tenía un dolor de cadera, la mandaron a infiltrarse y que con eso iba a andar bien», rememoró. El problema fue que luego de aplicarle corticoide y un calmante en doble dosis, siguió todo igual. «Volvió a su casa pero a la noche, horas después, el dolor fue más intenso. La tuvieron que llevar a la clínica otra vez en ambulancia porque no podía caminar», comentó.
Las complicaciones de salud de Liliana se intensificaron con los días. Luego de haber estado en terapia intensiva la pasaron a piso, relató su hermana. «Cuando estaba en una habitación común tuvo diarrea sangrante y sangrado vaginal. El gastroenterólogo le dio un antibiótico y, en ese momento, empezó a tener un deterioro neurológico severo. Fue derivada a otro centro de salud donde confirman ese diagnóstico erróneo: colitis pseudomembranosa, algo que no tuvo», sostuvo Lorena.
Al ir profundizándose los diferentes cuadros que surgían, a la mujer le practicaron una colonoscopía en la que determinaron que tenía dilatado el colon, aunque no sabían por qué: «El 12 de septiembre la operaron y le sacaron el intestino grueso. Esa misma noche nos llamaron para avisarnos que estaba muy mal y que no se sabía si iba a sobrevivir. Al otro día le hicieron otra cirugía y le sacaron el bazo».
El estudio que le hicieron al colon determinó que tenía una colitis isquémica, que, según la hermana de Liliana, «pudo haber sido provocada por medicación o por un problema de irrigación de sangre al intestino». En la denuncia que sigue la Unidad Fiscal bajo el expediente 6171/2017 está el estudio preliminar de la autopsia. «El diagnóstico médico legal establece que la muerte de la mujer se produjo por una falla generalizada de órganos durante la internación», sentencia el texto médico.
Hay un detalle de ese informe. Confirma que no tenía ni intestino grueso ni bazo, pero que encontraron «apósito colocado en el lecho esplácnico». «Eso ocurrió el 13 de septiembre y mi hermana murió el 3 de octubre. Tuvieron tiempo de sacárselo. Ella murió con una infección generalizada. Esto pudo no ser nexo causal de muerte, pero el olvido quirúrgico está claramente informado», afirmó.
La investigación bajo el juzgado de Mario Andrés Figueroa y la fiscal Martina Cedres aún no llegó a ninguna clarificación porque no está el informe definitivo de la autopsia. Hace seis meses que la familia de Liliana espera los resultados finales. Con eso se podrán saber las causas reales de por qué la bibliotecaria murió en esas condiciones. «La fiscal me dice que hay que esperar porque esas cosas demoran. Yo entendía que iba a tardar tres meses, pero pasaron seis. Hace un mes los jefes del Departamento Médico Forense que prometieron en 15 días mandar el resultado, que aún no llega», manifestó Lorena.
El 21 de abril, Lorena y su familia van a marchar para exigir respuestas y por otros casos más. Quieren saber qué pasó. «Nosotros no queremos culpar a nadie. Todavía no nos constituimos como querella: solo queremos saber por qué murió Liliana», cerró.
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