Condenaron a prisión perpetua a la mujer que planificó el asesinato de su esposo en El Soberbio

Por decisión unánime de sus integrantes, el Tribunal Penal de Oberá condenó a prisión perpetua a Carmen Rossa Pereyra Da Costa (44) y a Lovis Ferreira (35) por el asesinato del marido de la mujer, Ángel Altísimo (44), a quien atacaron a balazos en su casa del paraje el Campín Largo de El Soberbio, en 2013.
Los camaristas José Pablo Rivero, Francisco Aguirre y Mónica García concluyeron que la acusada había tramado el asesinato de su pareja y que contrató a su amante Ferreira para tal fin. Encontraron culpables a los imputados del delito de «homicidio calificado».
El fallo se conoció pasadas las 14.30, luego de una jornada de alegatos que tuvo como dato destacado el pedido que la fiscal Estela Salguero de Alarcón había hecho para que a los sospechoso se los castigara con la pena más dura prevista con el Código Penal Argentino.
El hecho en cuestión sucedió la noche del 21 de junio de 2013. Altísimo recibió tres balazos en el tórax. Ese sábado, estaba en su chacra cuando lo atacaron. Murió días después en el Samic de Oberá.
“Primero me autoincriminé porque estaba muy presionada, pero no tengo nada que ver con lo que me acusan. Jamás iba a mandar hacer algo así. Estaba presionada por toda la familia. Parecía que no era yo, no quería vivir más. En ese momento mi defensor tampoco me ayudó, no me dijo nada. Después me enteré de que mi cuñado, el hermano de mi marido, se quería quedar con la chacra y con mis hijos. En ese entonces él les llenaba la cabeza a mis hijos”, le dijo Pereyra Da Costa a los jueces.
A la mujer la dejaron seriamente comprometida sus propias hijas, Diana y Camila, quienes reiteraron ante el Tribunal que la noche del crimen su madre ordenó que se ocultara el revólver calibre 38 con el que habían acribillado a Altísimo y también el dato de que Pereya Da Costa había amenazado de muerte a su esposo en una ocasión.
La fiscal Salguero dio por probado que la mujer se había contactado con personajes del mundillo delictivo, entre ellos Ferreyra, quien al momento del asesinato gozaba de salidas transitorias tras purgar una condena por robo a mano armada, para eliminar a su marido, con el que la relación estaba cada vez más tirante. Altísimo era celoso y le reprochaba a la mujer las personas con las que se mensajeaba y también sus constantes salidas.
Pereya Da Costa estuvo presa desde 2013 hasta 2014, cuando una controvertida decisión del entonces juez subrogante de San Vicente, Demetrio Cuenca, la dejó en libertad. Apenas salió a la calle y pese a haber fijado domicilio en El Soberbio, abandonó la provincia. Para cuando su excarcelación fue revocada, ya nadie tenía noticias de su paradero.
Recién en octubre de 2015, más de un año después, la recapturaron. La mujer mostró una astucia fuera de lo común para evadir a quienes la buscaban. Estaba en Luján, provincia de Buenos Aires.
La ideóloga del crimen de Altísimo hizo creer a sus vecinos y amigos que estaba residiendo en Brasil. Y que solo volvía a la provincia para cobrar su pensión. Entonces, los pesquisas siguieron los movimientos que hacía en los cajeros. Así, detectaron extracciones en El Soberbio, Colonia Aurora y Aristóbulo del Valle. Esto, en principio, hizo presumir que ella estaba en la zona. Sin embargo, la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial fue más allá. Se percató de que durante meses de seguido habían estado haciendo extracciones en Oberá. Entonces montaron vigilancia y analizaron las filmaciones de las cámaras de seguridad del banco. Así ubicó a un hombre que sacaba la plata para Pereyra Da Costa. Al ser abordado, ese hombre admitió ser un «amigovio» de la mujer y que él le había mandado los últimos depósitos vía encomienda a Buenos Aires.
Con ese dato, la SAIC detuvo a la mujer en Luján. En esa localidad, ella cayó luego de que otro «amigo» fuera a la terminal a buscar la «encomienda» correspondiente a ese mes.
Ahora ella y Ferreira fueron hallados culpables. Un investigador que trabajó mucho en ese caso aseguró cuando conoció el fallo: «Es una mujer fría y ambiciosa. Fue ella quien planificó el asesinato, la condena es justa».

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