Abusos en la Iglesia chilena: Francisco admitió errores y lanzó un fuerte pedido de perdón

En una dramática carta que le envió a obispos chilenos después de haber leído el informe de 2300 folios realizado por un enviado especial que investigó el caso del controvertido obispo de Osorno, Juan Barros, el Papa admitió hoy haber «incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada».

Francisco, que había defendido contra viento y marea a Barros -discípulo del sacerdote pedófilo Karadima y acusado de encubrir sus delitos-, pidió «perdón» por ello. Y, en una acción drástica, convocó a Roma a todos los obispos chilenos para discernir las «medidas» a tomar para «reparar en lo posible el escándalo y restablecer la justicia». Los obispos viajarán la tercera semana de mayo.

«En lo que me toca, reconozco y así quiero que lo transmitan fielmente, que he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada», escribió el Papa, en una carta divulgada por la Conferencia Espicopal en Chile y, al mismo tiempo, por la Sala de Prensa del Vaticano.

«Ya desde ahora pido perdón a todos aquellos a los que ofendí y espero poder hacerlo personalmente, en las próximas semanas, en las reuniones que tendré con representantes de las personas entrevistadas», agregó. Trascendió, de hecho, que el Papa invitó para fines de abril al Vaticano a varias víctimas de abusos, entre las cuales Juan Carlos Cruz, José Andrés Murillo y James Hamilton, tres víctimas de abusos de Karadima muy conocidas en los medios, que se entrevistaron con su enviado especial.

 

Francisco, consternado

En la carta Francisco se mostró consternado por el informe realizado por el arzobispo maltés, Charles Scicluna -experto en pedofilia y famoso por investigar a los Legionarios de Cristo- y el reverendo Jordi Bertomeu Farnos, funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe-, que en febrero escucharon a 64 testimonios en Santiago de Chile y Nueva York. «Tras una lectura pausada de las actas de dicha «misión especial», creo poder afirmar que todos los testimonios recogidos en ellas hablan en modo descarnado, sin aditivos ni edulcorantes, de muchas vidas crucificadas y les confieso que ello me causa dolor y vergüenza», indicó.

«Teniendo en cuenta todo esto les escribo a Ustedes, reunidos en la 115ª asamblea plenaria, para solicitar humildemente Vuestra colaboración y asistencia en el discernimiento de las medidas que a corto, medio y largo plazo deberán ser adoptadas para restablecer la comunión eclesial en Chile, con el objetivo de reparar en lo posible el escándalo y restablecer la justicia», siguió. «Pienso convocarlos a Roma para dialogar sobre las conclusiones de la mencionada visita y mis conclusiones. He pensado en dicho encuentro como en un momento fraternal, sin prejuicios ni ideas preconcebidas, con el solo objetivo de hacer resplandecer la verdad en nuestras vidas».

En la misiva Francisco también reveló que sus enviados especiales, cuando le entregaron el informe y, en particular, su valoración jurídica y pastoral de la información recogida, «reconocieron ante mí haberse sentido abrumados por el dolor de tantas víctimas de graves abusos de conciencia y de poder y, en particular, de los abusos sexuales cometidos por diversos consagrados de vuestro país contra menores de edad, aquellos a los que se les negó a destiempo e incluso les robaron la inocencia».

El caso de abusos que conmocionó a Chile

El escándalo en torno de Fernando Karadima, el sacerdote chileno de 83 años que fue condenado por abuso de menores por el Vaticano en 2011, estalló cuando se reveló una serie de denuncias en su contra, que generaron conmoción en el país

Karadima, que pertenecía a la parroquia El Bosque de Santiago, frecuentada por la clase alta chilena, fue denunciado por abusos sexuales en 2004; según las acusaciones, se habrían cometido a partir de la década del 80, cuando las víctimas tenían 17 años

El escándalo cobró notoriedad en 2010, cuando cinco hombres relataron en un programa de televisión cómo fueron abusados por Karadima; el testimonio más impactante fue el de James Hamilton, que contó cómo el sacerdote se aprovechó de su vulnerabilidad luego de la muerte de su padre

El obispo de Osorno, Juan Barros, que fue discípulo de Karadima, es apuntado como uno de los encubridores del sacerdote; cuando asumió el cargo, en 2015, hubo protestas en la ciudad del sur de Chile

La presencia de Barros en la masiva misa que el Papa dio en Santiago causó indignación, ya que poco antes el Papa había expresado su «dolor y vergüenza» por el daño causado a los abusados

En Iquique, ante la pregunta de una periodista, Francisco defendió a Barros. «El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar. No hay una sola prueba en contra. Todo es calumnia. ¿Está claro?», dijo

«Debo pedir disculpas porque la palabra ‘prueba’ hirió a muchos abusados, fue sin querer», dijo luego el Papa

A fin de enero, Francisco designó al arzobispo maltés Charles Scicluna, máximo experto en investigar casos de abusos, para escuchar a las víctimas

El 17 de febrero, Scicluna se reunió en Nueva York con Juan Carlos Cruz, una de las víctimas chilenas de abusos; trataron la presunta responsabilidad del obispo Barros como encubridor de Karadima. «Siento que por primera vez nos están oyendo», contó Cruz sobre el encuentro

Días más tarde, en Chile, el enviado papal escuchó a víctimas sobre más casos de abusos que no involucraban a Barros

 

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