Desde la popular local arrojaron bombas de estruendo que cayeron cerca del arquero Rigamonti y el árbitro del partido decidió interrumpir el encuentro a los 22 minutos del primer tiempo por faltas de garantías de seguridad.
Colón y Vélez empataban sin goles en Santa Fe, cuando a los 22 minutos del primer tiempo cayó una bomba de estruendo desde la popular local que explotó cerca de César Rigamonti y el árbitro Andrés Merlos decidió suspender el partido por «falta de garantías».
Apenas 10 minutos antes, otro estruendo había tenido lugar cerca del arquero del Fortín y el juez le había advertido a la policía que si se volvía a repetir la situación daría por suspendido el partido. Fue lo que finalmente terminó sucediendo.
Un nuevo episodio de violencia volvió a opacar la fiesta del fútbol. Un episodio que en Argentina, lamentablemente, se repite con frecuencia.