Fiebre de Samba por la noche en UMMA

A pesar del temporal, la disco UMMA vivió una noche inolvidable con Grupo Revelação. Un rato antes, los locales de Sensação do Samba encendieron el fuego de una noche caliente en la que la alegría no fue sólo brasilera.

Mientras el tantan dibuja el ritmo inacabable del samba, es el zurdo el que pone la sustancia entrando en los momentos de climax y elevándolos aún más; y así como el cavaquinho decora el show con sus rasguidos, el banjo de cuatro cuerdas es el encargado de preparar los tragos, servirlos y armar la fiesta de verdad. Si a este cocktail le agregamos un pandeiro de la vieja escuela y un violão (guitarra acústica), tenemos una escuadra de samba de la buena. Ahora, si a estos músicos se les agrega un vocalista puro carisma y tenemos en cuenta que todos juntos llevan millones (muchos millones) de discos y DVDs vendidos, comprenderemos el verdadero alcance de Grupo Revelação, una agrupación a la que bien le cabe el mote de MITO. Ellos tocaron en Posadas, y la disco UMMA vivió una de sus noches más candentes.

A puro hits y algunos covers de alto caché de Djavan y Jorge Aragão, los cariocas pusieron al borde del éxtasis a las más de mil quinientas almas, y mientras afuera diluviaba, adentro las emociones estallaban por doquier en una noche que comenzó según lo prometido, a las 23.30, cuando los muchachos de Sensação do Samba encendieron el fuego marcando el ritmo brasileño y fusionándolo, sin tapujos, con elementos del reggae y del rock. Luego de una hora de show en los que no se privaron de invitar músicos amigos y bailarinas de carnaval, se despidieron con una sorprendente revisión del clásico Another Brick in the Wall, de Pink Floyd.

Con puntualidad carioca, poco después de la una el quinteto subió al escenario para delirio del público y arremetió con «Deixa Acontecer», su mayor hit, para volcar durante casi dos horas camionadas de carisma y buena onda, sacándose selfies con el público en el medio del show e incluso haciendo un pequeño set en un escenario montado en el mero centro de la pista, que obviamente hervía de adrenalina y devoción.

Así Grupo Revelação, uno de los principales exponentes de la música brasileña, pasó por el reducto Villa Urquiza convirtiéndolo por un rato en un boliche de Ipanema o Leblón.

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