Fútbol femenino: la misionera que volvió del «retiro» y, tras diez años sin jugar, se convirtió en una de las goleadoras de Independiente

Noelia Pianovi tiene 31 años y hace tan sólo un año que se desempeña en el Rojo, equipo que se encuentra puntero en la B y sueña con el rápido retorno a la máxima categoría. Ingresá y conocé su historia.

Que nunca es tarde para cumplir los sueños es una frase por demás trillada, aunque no por ello deja de ser certera. Podría ser el lema de vida de Noelia Pianovi, una posadeña a la que de chiquita la desvelaba un solo sueño: jugar al fútbol en uno de los grandes de nuestro país. Tras varias idas y vueltas, finalmente, ese anhelo se hizo realidad y hoy es una de las figuras de Independiente de Avellaneda, equipo que marcha primero en la B del balompié femenino.

Pero el premio llegó recién luego de un largo recorrido y mucho sacrificio: «Yo tengo primos y hermanos varones, entonces juego al fútbol desde que tengo noción», recordó la futbolista, quien a los siete años tuvo la suerte de cruzarse por las puertas de Huracán, semillero por antonomasia en términos de fútbol femenino en la tierra colorada. Allí, bajo la tutela del Héctor Torres, dio sus primeros pasos: «Me escapaba de mi mamá para ir a entrenar porque ella nunca quiso que yo juegue. Entonces me tomaba el colectivo y me iba hasta el club sola. A la vuelta, ‘Chino’ me ponía en un bondi o me acompañaba él».

Los primeros años en Huracán

De a poco Noelia fue derribando barreras en el seno familiar, por lo que siguió jugando en diferentes equipos de la tierra colorada, aunque en 2008 se mudó a Buenos Aires. Ahí parecía que la oportunidad estaba al caer, pero la suerte no la acompañó: «Me probé en San Lorenzo, pero era difícil, yo trabajaba todo el día, entonces dejé de jugar».

Y pasó el tiempo: en el medio, formó su familia y llegaron sus tres hijos, aunque en el fondo el sueño persistía como desde el primer día. Fue por ello que, con 31 años y tras diez de «retiro», se animó a participar de una prueba en Independiente.

Independiente empató 1 a 1 en la última fecha en el clásico de Avellaneda

«Estoy hace un año, entré justo cuando se fueron al descenso», comentó la futbolista que se desempeña como volante por izquierda, lo que no le impide ser una de las goleadoras del plantel con trece tantos: «El trabajo que tengo que hacer es llegar de 9 y bajar de 3. Es ida y vuelta constantemente».

A pesar del mal momento deportivo que vivía el Rojo cuando llegó, sus compañeras la incorporaron rápidamente como una más: «Es un grupo bárbaro, la mayoría de las chicas son chiquitas», «sobrevivientes» al éxodo posterior a la pérdida de categoría. «Somos cuatro las mayores. Es como un segundo hogar. Compartimos un montón de cosas, nos juntamos para los cumpleaños», comentó.

En ese sentido, reflexionó que ser una de las más grandes del plantel conlleva la responsabilidad de hablarles «desde la experiencia» a sus compañeras: «Cuando era chica soñaba con estar en un equipo grande, nunca pensé que iba a llegar. Mi carrera de futbolista se había terminado. De golpe estoy acá, en un equipo tan grande, y les cuento que cuando tenía su edad jugaba en una cancha de tierra para el barrio. Ellas tienen que pensar que el fútbol va a progresar un montón y tienen que ver dónde están paradas».

Independiente está bien encaminado para el retorno a la máxima categoría: marcha puntero en la B, a cuatro puntos de Real Pilar, y en la última fecha igualó 1 a 1 en el clásico contra Racing. Soñar es gratis, y siempre es el primer paso para lograr los objetivos. Así lo demostró Noelia, quien no se prohíbe ilusionarse con más: «Yo creo que todas las jugadoras esperamos por un llamado de la Selección, pero hay un montón de pibas que juegan bien. Una tiene esa ilusión adentro, pero sabe la realidad de que ya está grande. Mi sueño lo cumplí estando en Independiente, lo demás son recompensas que da la vida».

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