La fabricación de cerveza artesanal suma adeptos en Misiones

Marcos Barraza comenzó a elaborar cerveza como un hobby. Después de cursos y capacitaciones salió al canal comercial. Produce cuatro variedades con las que provee al circuito de bares y cervetecas de la capital provincial.

De un tiempo a esta parte la moda de los bares exclusivos donde beber cervezas se fue instalando por todo el país. Con esta tendencia también llegaron las marcas artesanales que, en el caso de Misiones, inicialmente se traían desde otras provincias. Lentamente fueron apareciendo también los emprendedores locales que vieron una alternativa comercial y comenzaron a elaborar sus propias cervezas.

Este es el caso de Marcos Barraza, un técnico agrónomo que combina su profesión con la fabricación de cervezas artesanales.  Todo comenzó como un hobby en Bonpland, su ciudad natal ubicada  a unos 60 kilómetros de Posadas. “En el 2003 compré un libro para aprender cómo hacer cerveza, pero no es lo mismo leer un libro o ver un video tutorial en youtubeque hacer un curso. Recién hace tres años un amigo me invitó a un curso y al mes empecé a elaborar cerveza con implementos, ollas y quemadores que me prestaron. A los seis o siete meses me decían ‘por qué no vendes’  y, entonces, desde hace dos años que estoy vendiendo”, relató.

Entusiasmado por el éxito inicial y ya instalado en el barrio “Latinoamérica” de Posadas con su familia asumió el desafío de incrementar su producción con una pequeña fábrica. Con esfuerzo realizó una inversión para darle a su hobby una escala comercial. “Si uno quiere empezar para tener su propia cerveza, con unos tres mil o cuatro mil pesos ya arma algo, pero para alcanzar escala comercial es otra cifra. No tengo el número exacto, pero calculo que acá invertí entre 200 mil y 300 mil pesos”, apuntó.

Desde el Ministerio de Industria de Misiones estiman que existe un centenar de fabricantes de cervezas artesanales, agrupados en dos clusters.  Barraza explicó que cada emprendedor le da su impronta a la formulación de la bebida. En su caso, produce cuatro variantes: una Stout (negra) con un toque particular de azúcar rubia;  una Red Ale (roja) con aroma frutado y suave; una cerveza rubia estándar  y una Ipa que es una cerveza fuerte, con una graduación mayor de alcohol. “Por ahora cocinamos 180 litros por vez, pero en unos meses vamos a poder cocinar 350 litros dos veces al día; o sea unos 700 litros diarios”, detalló, para luego apuntar que el grueso de su producción la destina al circuito de cervetecas y bares posadeños, aunque también una mínima parte la comercializa en otras localidades.  Su cerveza sale en porrones y también en garrafas que luego se vende como cerveza “tirada”.

Según Barraza, las cervezas artesanales llegaron para cubrir un nicho de mercado en crecimiento, impulsado por consumidores que buscan productos naturales. “Cada cervecero hace a su estilo por eso hay mucha variedad. Nosotros llevamos el registro de todas las recetas y las variaciones que fuimos haciendo”, comentó.  Precisamente ese respeto por la calidad del producto  y la fidelidad con el blend obtenido hace que sus porrones tengan demanda. Y en un negocio donde las marcas de consumo masivo son muy agresivas (en precio y publicidad) esos factores pueden hacer la diferencia. “Los insumos como el lúpulo, la cebada y la malta las traemos de Buenos Aires; entonces tenemos que ser muy eficientes y preservar la calidad. Deja margen, pero hay que ser eficiente”, recalcó.

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