Llega a juicio la mujer de El Soberbio acusada de haber planeado el crimen de su marido con su presunto amante

Está lista para juicio la causa de la mujer de El Soberbio acusada de haber planeado asesinar a su marido con su supuesto amante.
El crimen de Ángel Altísimo (44) sucedió en 2013, al hombre lo ejecutaron a balazos. Los sospechosos por el crimen son la viuda, Claudia Rosa Pereyra Da Costa (40), y el presunto amante de esta, “Lobi” Ferreira. Ambos se hallan imputados del delito de “homicidio calificado”.
Ambos serán juzgados por el Tribunal Penal de Oberá, en el segundo trimestre del año. Los camaristas Francisco Aguirre, Lilia Avendaño y José Pablo Rivero serán quienes analizarán la conducta de los acusados.
Pereyra Da Rosa estuvo prófuga durante meses. La detuvieron en octubre de 2015 en Luján, provincia de Buenos Aires, después de un seguimiento intenso desarrollado por la Policía y funcionarios judiciales.
El hecho en cuestión sucedió la noche del 21 de junio de 2013. Altísimo recibió tres balazos en el tórax. Ese sábado, estaba en su chacra del paraje Campín Largo, cuando lo atacaron. Murió días después en el Samic de Oberá.
El expediente consta de un relato autoincriminatorio de Pereyra Da Costa, en la que admite haber contratado a sicarios para que eliminaran a su marido. Y luego un testimonio de la misma mujer en el que se desdice.
Se cree que Ferreira era amante de la mujer y que ambos tramaron el homicidio.
El día siguiente del ataque a balazos, la Policía inspeccionaba la escena del hecho, cuando una de las hijas de Altísimo, de 20 años, se acercó y confesó que horas después de los disparos, su madre la había convocado para que limpiara el sitio exacto donde su padre había sido acribillado. Para los detectives quedó en claro que la pareja del agricultor quería borrar evidencia. Y consolidaron todavía más esta idea cuando la chica les entregó un revólver calibre 38 “Amadeo Rossi”, apuntada como el arma homicida y supuestamente escondida por su madre.
Los uniformados también hallaron en un cenicero vainas servidas del mismo calibre. Todo dejaba entrever que Pereyra Da Costa había participado activamente en el atentado.
El arma homicida había desaparecido de la casa de los Altísimo en Semana Santa de 2013, junto con 14 mil reales. Sólo el dueño de casa y su mujer sabían que ese dinero estaba en la vivienda.
Testigos que declararon en la causa indicaron que en una ocasión Pereyra Da Costa amenazó de muerte a su marido durante una discusión. Y una pericia de la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial detectó llamadas entre ella y uno de los supuestos sicarios.
Si los encuentran culpables, los acusados podrían ser condenados a prisión perpetua.

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