El escalofriante crimen múltiple que cometió Montiel antes de asesinar a Nadia

Néstor Maxilimiliano Montiel, detenido por matar a la comerciante de Hurligham, había sido condenado a 18 años por aterrorizar a toda una familia.

“Una lluvia de cuchillazos”, fue la frase que eligió una de las víctimas de Néstor Maximiliano Montiel (38) para describir el ataque a su familia. Igual que cuando asesinó a Nadia Arrieta (31), a su casa llegó con un bolso. Adentro tenía cinta adhesiva y un cuchillo. Para Nadia la agresión fue fatal, pero el 4 de octubre de 2001 podría haber sido una masacre: apuñaló a un matrimonio y a sus dos hijos, abusó de la mayor (de 16 años) y les robó 1800 dólares. A pesar del peligroso antecedente, por el que terminó condenado a 18 años de cárcel, no cumplió con el total de la pena. Le dieron la libertad condicional en 2014.

Esa noche de octubre Montiel tenía 22 años. Fue a la casa de una familia a cenar y, de un momento a otro, amenazó a un matrimonio y a sus dos hijos de 14 y 16 años. Los apuñaló a todos.

Montiel es adoptado y por aquellos años encontró a su padre biológico. Empezó a vincularse con él y su familia. Así fue como conoció a su nueva tía, entró a la casa de Wiliams Morris y cenó con la familia. Esa noche no fue la primera. Hubo otros encuentros y hasta un asado en la casa de Montiel. Todo parecía normal, nada los hizo sospechar del brutal desenlace,

El 4 de octubre comieron «una tarta» y miraron “VideoMatch”. Alrededor de las 22 Montiel pidió ir al baño. Tenía una riñonera y no tardó más de tres o cuatro minutos, según declararon los testigos devenidos en víctimas. Cuando salió fue otro: tenía un cuchillo, estaba nervioso, amenazó a la hija mayor de la pareja y empezó a pedir dinero.

Primero pensaron que era una broma, pero tardaron segundos en darse cuenta lo que estaba pasando.

El padre entregó el dinero que tenía, pero como eran dólares a Montiel no le «servían». Dijo que se «había metido con gente pesada» que por eso necesitaba «plata argentina». Igual se llevó los dólares y $ 25.

Al nene de 14 años lo obligó a tomar la cinta de embalar de su bolso para atar a sus padres. Siempre amenazando a la chica, sujetándola del cuello y apoyándole su cuchillo en la garganta.

La adolescente tuvo que atar a su hermanito y Montiel los fue llevando a cada uno a sus cuartos. Dos horas estuvieron como rehenes de este supuesto sobrino.

Cuando llevó a la joven a su cuarto prendió el ventilador y puso música fuerte para tapar los gritos. Su padre intentó que lo dejara con ella, para cuidarla, pero él se negó. Los separó a todos.

Montiel abusó de la menor en reiteradas oportunidades durante esas dos horas. Siempre amenazándola. Después la quiso matar: le puso una almohada en la cabeza y la apuñaló en la «región cervical». Ella simuló estar muerta para que se fuera. Funcionó. Montiel la dejó y se fue.

Cuando llegó al living atacó al chico de 14 años y lo apuñaló en el pecho. Su madre, desesperada, quiso ayudarlo y se interpuso. También sufrió heridas en el cuero cabelludo, la cara y las manos.

El padre se desesperó ante los gritos y quiso defender a su familia: furioso Montiel también lo acuchilló. Tanta fue la fuerza y la lucha que rompió el arma. La hoja le quedó clavada en la cabeza del hombre, que ahora tiene 56 años.

Después de apuñalar a todos, Néstor Maximiliano Montiel se fue. La madre de los chicos corrió herida a buscar ayuda. El padre pensó que la habían secuestrado. «Papá, me muero», llegó a decir el más chico. «Te quiero mucho pero me quiero morir», dijo la adolescente.

Según surgió en el expediente, al que tuvo acceso Clarín, el hijo menor del matrimonio (que ahora tiene 31 años) nunca recuperó la movilidad del brazo. Y estuvo en silla de ruedas durante meses, igual que su hermana, por la gravedad de las heridas.

Con ese historial el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 2 de Morón condenó a Montiel a 18 años de cárcel al considerarlo culpable de «robo agravado por el uso de arma, privación ilegal de la libertad agravada por violencia, abuso sexual agravado por el uso de arma, homicidio calificado por alevosía reiterado -cuatro hechos-, en grado de tentativa».

La defensa intentó hacer pasar al acusado como inimputable y adjudicó el ataque a su adicción a las drogas. Durante el juicio, Montiel dijo «no recordar nada desde que salió del baño».

En 2012, con los dos tercios de la pena cumplida, sus abogados pidieron salidas transitorias. En 2014 la libertad condicional. El TOC 2 se la negó, la fiscalía se opuso y apelaron ante la Cámara de Apelaciones de Morón. «Fue en esa segunda instancia que la Sala I le otorgó el beneficio, pese a que la pena vencía el 21 de octubre de 2019 y que la jueza de Ejecución Penal se oponía», informó Télam.

El jueves pasado -se supo- Montiel volvió a atacar: mató a Nadia en su local de Villa Tesei. La ató, como a sus primeras víctimas, con cinta adhesiva, después la degolló. Lo identificaron por las huellas encontradas en la escena del crimen y registradas por sus antecedentes. Escapó durante cuatro días hasta que lo atraparon el lunes. Lo acusan de homicidio agravado por femicidio, por tratarse de un crimen de género, y -creen- que el móvil fue una agresión sexual.

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