Siniestra, fría, sangrienta y calculadora: la pericia balística que dejó a Nahir entre las cuerdas

La joven de 19 años le disparó en dos oportunidades a su novio. El peritaje que la deja al borde de la perpetua.

En pocos días se cumplirán dos meses de la madrugada del horror, en la que Nahir Galarza remató de dos disparos a quien había sido su novio por casi cinco años, Fernando Pastorizzo. Desde entonces, y luego de haber confesado la autoría del crimen 18 horas después, la joven de 19 años permanece detenida en la Comisaría de la Mujer a la espera de la elevación a juicio de la causa que la tiene como única imputada. Las pericias que la comprometen.

El reporte balístico fue contundente. Según consignó el diario El Día de Gualeguaychú, Nahirasesinó a Fernando a «quemarropa». El primer disparo fue por la espalda, casi apoyándole el arma; y el segundo, ya con el joven sin vida, lo hizo a menos de 50 centímetros de distancia y apuntó al centro del pecho del joven.

La primera bala ingresó por la espalda de Pastorizzo, con una leve inclinación ascendente: atravesó el pulmón y salió por el abdomen. Fue el disparo que le quitó la vida. Fernando se desplomó y cayó de la moto. Nahir se acercó y le disparó una vez más: esta vez, el proyectil ingresó en el medio del pecho, aunque sólo perforó el esófago.

Por estas horas, la confesa asesina pasa sus días en la Comisaría de la Mujer deGualeguaychú. Pasaron casi dos meses desde que se presentó ante el fiscal, Sergio Rondoni Caffa, confesó la crimen y entregó el arma homicida: la reglamentaria de Marcelo, su padre policía.

Con el resultado balístico, no sólo la versión de la indagatoria de la joven se cae (aseguró que los disparos no fueron intencionales y hasta se refirió a ellos como ‘estallidos’), sino que el fiscal podría pedir, además del agravante por el uso de arma de fuego y el vínculo, el de la alevosía; lo que elevaría la pena a 35 años.

Pero eso no es todo. Del peritaje psicológico, cuyos resultados todavía no están listos, también podría determinarse si Nahir muestra arrepentimiento y si podría repetir su accionar homicida en un futuro. En efecto, una pericia desfavorable fue la que le costó aCarlos Robledo Puch, el asesino serial más sangriento de la historia, no sólo la condena a perpetua, sino su imposibilidad de salir en libertad hasta el día de hoy. Lleva, por caso, 46 años tras las rejas.

Se espera que el juicio por el homicidio de Fernando tenga lugar a mediados de este año. La estrategia de los abogados de la joven es que aguarde la elevación con prisión domiciliaria, algo que ya le fue negado en cuatro oportunidades por distintas cámaras. El cuatro de marzo se cumplirá el primer plazo de prisión preventiva definido por el juez de la causa, GuillermoBiré: podría ratificarlo.

Sexo y muerte: los detalles de la madrugada en la que Nahir mató a Fernando

El peritaje en el teléfono de Fernando permitió desarticular gran parte de la segunda declaración indagatoria que realizó la confesa asesina del crimen, Nahir. Además, se las pericias realizadas en la moto en la que viajaban y los resultados forenses complican aún más la situación procesal de la joven de 19 años.

Hace casi dos meses, Nahir se entregó ante la Justicia. Habían pasado 18 horas desde las cinco de la mañana, hora en la que asesinó a Fernando. “Sí, fui yo; basta, mi familia no tiene nada que ver”, le aseguró al fiscal de turno y hasta le dio el arma que había utilizado para dispararle en dos oportunidades a Fernando. Se trataba, claro, del revolver reglamentario de su padre.

Desde entonces, la estudiante de abogacía permanece detenida en la Comisaría de la Mujer de Gualeguaychú. Está imputada por homicidio agravado (por el vínculo), pese a que desde un principio sus abogados intentaron desarticular la existencia del vínculo. Fotos y el testimonio incluso de familiares de Nahir lo negaron.

Lo cierto es que estuvieron cinco años juntos, con idas y vueltas. La última semana, la relación había alcanzado niveles de violencia preocupantes. Según le reveló Fernando a sus amigos, Nahir lo encerró en la madrugada de Navidad en el kiosco de su abuela (ubicado al lado de la casa de los Galarza) y, junto a una amiga (identificada como Sol Martínez), le propició una golpiza que casi lo deja inconsciente.

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