Capacitación y eficiencia, dos grandes desafíos que enfrenta la producción de peces

En Misiones la acuicultura genera un volumen que ronda las 320 toneladas anuales de pescado, que se desarrollan en unas 1.000 hectáreas de estanques. “Tendríamos que estar hablando hasta de 2.000 toneladas”, sostuvo Guillermo Faifer, director de Acuicultura del Ministerio del Agro y la Producción.

La llegada de la Semana Santa vuelve a poner en escena la oferta disponible de pescado para satisfacer la demanda del consumidor local que, por lo general prefiere las especies de agua dulce. En Misiones el cultivo de peces está concentrado en alrededor de 1.000 hectáreas de estanques artificiales, en los cuales se producen alrededor de 320 toneladas de pescado. Los especialistas entienden que esos números están muy lejos del potencial que tiene esta actividad. “Desde la puesta en marcha del programa ProAlimentos se incentivó considerablemente la construcción de estanques. Tenemos más de 1.000 hectáreas para el cultivo de peces y tendríamos que estar hablando de 1.200, 1.500 y hasta 2.000 toneladas”, afirmó el profesional este sábado, en diálogo con Radio República. Al momento de analizar el futuro de la cadena piscícola local (especialmente la conformada por pequeños productores) consideró que existen dos factores que van de la mano: la capacitación y la necesidad de aumentar los rindes en la producción. “Tenemos que ser más eficientes y para eso es necesario capacitarse”, explicó.

En la provincia se cría pacú, dorado, surubí, sábalo, tilapia, salmón siberiano y carpa “cabezona” y “húngara”. Todas las especies se destinan al consumo humano y se comercializan enteras o fileteadas sin espinas. La cuenca piscícola se concentra en dos regiones bien diferentes. En la zona sur dos empresas generan un volumen importante, mientras que los municipios de Campo Viera, Puerto Rico y Capioví (entre los más importantes) concentran a pequeños productores.

Si bien en los centros urbanos en posible encontrar pescado local, buena parte de la comercialización se efectúa a pie de estanque; fundamentalmente por una cuestión de costos y también porque forma parte del “folklore”. Es habitual que en esta época de Semana Santa los vecinos concurran a la cosecha o “despesque” donde pueden elegir los ejemplares que quedan atrapados en las redes de los piscicultores. El desafío del sector es lograr una oferta sostenida durante el resto del año. Y es en este punto donde aparece, nuevamente, el tema de la capacitación para satisfacer la preferencia del consumidor. “En el interior prefieren el producto entero y fresco. No es lo mismo que pide el consumidor de la ciudad, que prefiere el filete o el pescado despinado”, apuntó Faifer.

Escalas y rentabilidad

El tema de los costos también es clave en este negocio; entre ellos el valor de los alimentos y la cuestión de la logística para llegar al consumidor. A estos factores se tiene que acomodar el productor que pretende obtener rentabilidad, como el caso del propietario del establecimiento “La Claridad”, ubicado en Arroyo del Medio, quien está en pleno proceso de reformulación de su proyecto acuícola. “En dos años y poco más hice una muy buena experiencia en abrir el mercado con varios productos, y también obtuve conocimiento acerca de cómo se comporta ese mercado. Pero no fue lo mismo con la rentabilidad, sobre todo porque la estructura de costos es muy complicada”, comentó el ingeniero agrónomo Fernando Menéndez.

Este emprendedor es productor de pacú y ya comenzó a rediseñar su estrategia para permanecer en el negocio del pescado. “Mi idea es volver a la comercialización con el pesque y pague, de ahí ver como ajustar la logística y llevar directamente al consumidor final para incrementar la rentabilidad”, comentó. El año pasado obtuvo unos 18 mil kilos de pescado y este año ya bajó la comercialización para dejar ejemplares en los estanques. Su idea es combinar el “pesque y pague” con una estrategia de “delivery” de pescado fresco directamente al consumidor, en un “combo” con otros productos de la chacra. “El puerta a puerta es rentable, pero hay que combinar con otros productos como carne de cerdo, pollos, verduras”, dijo entusiasmado.

Para Menéndez, el tema de la escala es relativo y dependerá de cada productor, ya que la meta –como en toda actividad productiva- es que el beneficio se sienta en los bolsillos. “El pesque y pague o el delivery son para una escala pequeña y esto –remarcó- tiene sentido porque no sirve de nada tener una gran escala si no hay rentabilidad”.

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