Son al menos 17 los muertos en la masacre de la escuela secundaria de Florida

Es Nikolaus Cruz, de 18 años. Ex alumno del Marjorie High School, ingresó con un fusil y causó una masacre. La policía lo arrestó. Se ignoran las causas del ataque.

Estados Unidos se vio sacudido nuevamente por un atacante solitario que causó una masacre en una escuela secundaria de Florida, ubicada cerca de Miami, con 17 muertos y 14 heridos. Después de momentos de fuerte tensión y angustia de los familiares de los alumnos, la policía confirmó que había detenido al agresor, un ex estudiante que descargó su ira contra compañeros y docentes.

El episodio conmovió a la población que vio a través de los canales de televisión al personal médico trasladando a numerosas víctimas en camilla y el despliegue de un ejército de policías que ingresaba al lugar con armas en las manos, incluyendo francotiradores en los edificios cercanos y equipos especiales de SWAT con tanquetas.

El atacante fue identificado por fuentes policiales como Nikolaus Cruz, un ex alumno del establecimiento de 18 años. Jim Gard, profesor de matemáticas que lo tuvo entre sus estudiantes, contó que era un joven conflictivo. “Hubo problemas con él el año pasado, amenazó a otros estudiantes y creo que le pidieron que se marchara del recinto”.

Para cometer la matanza Cruz utilizó un fusil de asalto AR-15,calibre .223, de alto poder destructivo. Se trata de un arma que empleó durante un largo tiempo el Ejército de Estados Unidos en distintos frentes, entre ellos la Guerra de Vietnam. Luego la fuerza abandonó este fusil, pero la empresa Colt lo continuó fabricando para el mercado civil y policial.

El joven entró y disparó indiscriminadamente contra la comunidad educativa, para luego huir de la escuela. El cuerpo táctico de la policía lo pudo identificar y detener a un km y medio del lugar. Cuando los uniformados le gritaron que se tirara al suelo, el joven lo hizo sin ofrecer resistencia.

El presidente Donald Trump fue informado al instante. “Mis oraciones y condolencias están con las familias de las víctimas del terrible tiroteo en Florida. Ningún niño, maestro ni nadie más debería sentirse jamás inseguro en una escuela estadounidense”, dijo a través de su cuenta de Twitter, eludiendo el polémico tema del fácil acceso a las armas que tienen los estadounidenses, y que viene generando encendidos debates con cada matanza.

En lo que va del año ya hubo 18 incidentes de este tipo de Estados Unidos, con una cifra variable de heridos y víctimas fatales. El más reciente fue el 23 de enero pasado en Kentucky, donde un joven de 15 años mató a dos personas y dejó heridas a 18.

El ataque de ayer se produjo en el Marjory Stoneman Douglas High School, donde asisten alrededor de 3.100 alumnos. Parkland, donde se encuentra el establecimiento, es una ciudad de 30.000 habitantes en las afueras de Boca Ratón, a unos 60 km de Miami.

Los disparos, que comenzaron poco antes de las 15, aterrorizaron a los alumnos y docentes. Algunos se desesperaron y salieron corriendo del colegio, mientras otros se escondieron en donde pudieron: aulas, laboratorios, armarios y hasta debajo de los escritorios.

Uno de los estudiantes de primer año, aprovechando la conexión a Twitter, contó en directo lo que estaba viendo. “Mi escuela está siendo tiroteada y estoy encerrado adentro. En este momento estoy jodidamente asustado”, dijo Aidan en su primer tuit.

A los pocos minutos continuó: “Estoy cerrando mi MD (Mensaje Directo) pero aprecio que todos me contacten. Todavía estoy encerrado en la escuela, pero recuerda que solo soy un estudiante de primer año. Por favor, no solo me envíes tu amor, sino también reza por las familias de las víctimas. Los amo a todos”.

La madre de una de las alumnas, Lissette Rozenblat, contó a la CNN que su hija evacuó la escuela y se refugió en un Walmart cercano. “Ella estaba muy nerviosa, dijo que podía escuchar a uno de los heridos pidiendo ayuda a gritos, y que era un manojo de nervios”.

Len Murray, otro chico de 17 años, escribió a sus padres un mensaje de texto que los dejó aterrados. “Mamá y papá, hay disparos en la escuela. Afuera se escuchan las sirenas de la policía. Estoy en el auditorio y las puertas están cerradas”.

El padre se dirigió rápidamente al establecimiento, pero el cerco policial no lo dejó llegar. Tuvo que quedarse debajo de un puente de la autopista, donde esperaba un grupo de padres, tan aterrados como él. “Tengo miedo por los otros padres que están aquí. Se les pueden ver las caras de preocupación. Todo el mundo pregunta ‘¿No han escuchado nada de mi hijo?’”, señaló Murray.

Caesar Figueroa dijo que su hija estaba escondida en un armario, mandando mensajes de texto a su familia: “Está con 10 amigos. Contó que escuchó disparos y se ocultó. Una ventana estalló y todo el mundo gritaba y corría. Dijo que corrió al armario y que todavía está allí”.

La alcaldesa de Parkland, Christine Hunschofsky, explicó que siempre había un oficial de policía en las instalaciones y que la escuela tenía un “único punto de ingreso”. Por eso no se explica cómo el joven atacante entró armado.

El tiroteo vuelve a poner sobre el tapete la epidemia de violencia armada en Estados Unidos y el fácil acceso a las armas que tiene cualquier individuo, con 33.000 muertes anuales relacionadas con armas de fuego.

 

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